El 90 por ciento de los casos de osteoporosis se podrían evitar con "estrategias adecuadas de prevención", como "una alimentación rica en calcio y la práctica de ejercicio regulado", opina el doctor José Luis Dueñas, profesor titular y jefe del Servicio de Obstetricia y Ginecología del Hospital Universitario Virgen de la Macarena de Sevilla.
A pesar de que «hoy los jóvenes hacen mucho más ejercicio físico que antes», al mismo tiempo «los modelos estéticos que imperan en estos momentos entre las jóvenes están llevado a una alimentación inadecuada». Por ello el doctor Dueñas pronostica un nuevo incremento de los casos de osteoporosis cuando las mujeres que hoy tienen menos de 20 años cumplan 60, similar al que se produce actualmente en España debido a la malnutrición que sufrieron las mujeres que vivieron su infancia durante la posguerra. Para evitarlo recomienda una «dieta equilibrada, que tenga los suficientes lácteos». Sin embargo, aclara que «no se trata de que la gente tome leche enriquecida en calcio sino que ingresen la cantidad de calcio necesaria», que en el caso de una mujer joven es un gramo al día y si está en la menopausia de un gramo y medio (que equivale a un litro de leche no enriquecida).
El doctor Dueñas recuerda que para que el calcio viaje desde el intestino hasta los huesos es necesario que nuestro organismo disponga también de una cantidad adecuada de vitamina D, la cual se puede obtener mediante una «exposición razonable al sol». Por su parte, el doctor Jordi Farreróns, jefe de la Unidad de Metabolismo del Hospital la Santa Creu y Sant Pau de Barcelona, advierte que no es conveniente que una persona reciba más calcio de lo normal mediante medicamentos, porque eso no significará que sus huesos tengan una mayor resistencia sino todo lo contrario, ya que los hará más quebradizos (como se ha comprobado con experimentos en animales).
Remodelado del hueso
«El hueso es un tejido que está vivo, que constantemente está renovándose», explica el doctor Xavier Nogués, médico adjunto del Servicio de Medicina Interna del Hospital del Mar y profesor Asociado de la Unidad Docente del Hospital del Mar de la Universidad Autónoma de Barcelona. El hueso necesita esa remodelación porque si no «va perdiendo fuerza y resistencia y sería más fácil que ante un mínimo traumatismo se quiebre». Para llevar a cabo este proceso se requiere la intervención de dos tipos de células: los osteoblastos, encargados de formar el hueso, y los osteoclastos, que se ocupan de destruirlo.
En condiciones normales una persona mantiene «siempre la misma cantidad de masa ósea» durante el remodelado óseo, porque el llamado «balance óseo» (la diferencia entre el volumen de hueso que destruye el osteoclasto y el que forma el osteoblasto) es cero. Sin embargo, un balance negativo, es decir, que «no se llegue a formar bastante hueso» (como ocurre en la menopausia), puede dar lugar a la osteoporosis. Asimismo, «ciertas enfermedades lo que hacen es situar muchas unidades de remodelado y si el balance no es cero se va a producir una mayor pérdida de masa ósea».
Desarrollo de la osteoporosis
Cuando una persona cumple 35 años ha alcanzado su «pico» o nivel máximo de masa ósea, el cual depende, aparte del ejercicio y la nutrición, de los genes (es mayor en los hombres) y de factores hormonales. A partir de esa edad normalmente se pierde un uno por ciento anual de masa ósea, pero en la población femenina se produce un descenso mucho mayor durante los cinco o diez primeros años de la menopausia, porque desaparece casi completamente la producción de estrógenos, los compuestos que «actúan en el hueso modulando todo ese proceso de remodelado óseo», en palabras del doctor Dueñas. No obstante, «pasados esos cinco o diez años se normaliza la pérdida de capital óseo».
Estas diferencias entre sexos implican que la mujer tenga una mayor predisposición a padecer osteoporosis, en un proporción de seis a uno. Pero para el doctor Dueñas «lo realmente importante no es la osteoporosis sino sus consecuencias directas, las fracturas», ya que reducen la calidad de vida de los pacientes y son «una causa muy importante de mortalidad». Una mujer de más de 50 años tiene un 20 por ciento de posibilidades de sufrir una fractura vertebral y entre un 12 y un 16 por ciento de padecer una de cadera.
Las posibilidades de que una mujer acabe desarrollando osteoporosis dependen, aparte del «pico de masa ósea», de la edad a la que se inicie la pérdida ósea (el riesgo es mayor en mujeres que han tenido una menopausia precoz, porque «empiezan a perder hueso de forma masiva antes y en consecuencia con la misma expectativa de vida tienen más posibilidades de ser osteoporóticas») y de la velocidad a la que se produzca la disminución de la masa ósea. Otros factores que también favorecen el desarrollo de la enfermedad y las fracturas son el consumo de tabaco, alcohol y cafeína, el tratamiento prolongado con corticoides y determinadas enfermedades (como el hiperparatiroidismo, que provoca una eliminación excesiva de calcio).
Además de unos hábitos de vida saludable (dieta equilibrada y ejercicio), las mujeres con mayor riesgo de padecer osteoporosis deben seguir un tratamiento farmacológico (compuesto por estrógenos, etidronato, alendronato, raloxifeno, etc.), para evitar la pérdida de masa ósea y las fracturas.
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