Durante el reciente Primer Simposio Internacional sobre Trastornos de Movimiento en Pediatría celebrado recientemente en Barcelona se discutió el origen y pronóstico de la distonía en niños. Además, se destacó que en algunos casos puede ser un signo de Parkinson infantil. Este encuentro ha reunido a más de 300 neurólogos y neuropediatras de todo el mundo.
Durante el reciente Primer Simposio Internacional sobre Trastornos de Movimiento en Pediatría organizado por el Hospital Sant Joan de Déu se destacó que las distonías son relativamente frecuentes en el niño, especialmente cuando éste no supera los dos años de edad. El dieciséis por ciento de los casos de estos trastornos desaparecen espontáneamente al cabo de unos meses y sin dejar ningún tipo de secuela.
Este porcentaje es mucho más elevado comparado con el de los adultos. Como explica el doctor Emilio Fernández Álvarez, neuropediatra de este hospital materno-infantil barcelonés y co-organizador del simposio, «por regla general los padres y el médico prestan poca atención a estos procesos», por lo que la consecuencia es que «es una condición muy poco diagnosticada».
Las distonías son contracciones involuntarias de los músculos que perturban más la postura que el propio movimiento intencional y están causados por una alteración del sistema nervioso central. El 25 por ciento de las distonías sólo duran unos meses y se curan espontáneamente. Pero algunos pueden ir avanzando hasta llegar a la edad adulta, como en el caso de la distonía generalizada, poco frecuente en niños.
Los tipos más frecuentes que suelen aparecer durante la infancia son la distonía del lactante, la tortícolis benigna del lactante y la llamada elevación ocular tónica paroxística del lactante, en la que el niño desvía los ojos hacia arriba, mirando al techo.
En cuanto a su origen, la distonía puede deberse a defectos genéticos (distonía primaria) u otras patologías (distonía secundaria) como la parálisis cerebral, el retraso mental, la epilepsia, la esclerosis múltiple, reacciones a medicamentos o trastornos metabólicos; enfermedades que necesitan tratamiento de por vida en algunos casos.
Como recuerda el doctor Fernández, en cualquier caso de distonía en niños, siempre se debe acudir a la consulta del neuropediatra y analizar diversos aspectos, como por ejemplo «si la distonía es el único trastorno o si se acompaña de otros signos como epilepsia o retraso mental; si hay antecedentes familiares de enfermedades con distonía y si la distonía se inicia de forma brusca o lenta», explica este especialista.
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