El 43 por ciento de las mujeres en la perimenopausia padece disfunción sexual

"En la actualidad, cuando la medicina ha conseguido tratar la mayoría de las patologías cuyo riesgo aumenta con la llegada de la menopausia, la mujer se preocupa también por su salud estética y su salud sexual, que suponen una parte muy importante de su calidad de vida en esta nueva etapa", explica el doctor Santiago Palacios, presidente de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM).

En la mujer, la concentración de testosterona es relativamente alta poco después del nacimiento, disminuye durante la infancia, aumenta al inicio de la pubertad, alcanza los niveles máximos en la tercera década de la vida y, a partir de entonces, disminuye con la edad.

Tras la menopausia, la producción de andrógenos y los niveles de testosterona disminuyen aproximadamente un 50 por ciento. Según explica el doctor Palacios, «el 43 por ciento de las mujeres en la perimenopausia, que es el periodo alrededor de la menopausia, ya padece disfunción sexual».

La reducción en la producción de testosterona por el ovario en la menopausia se asocia con el síndrome del Déficit Androgénico Relativo (DAR), que conlleva cambios específicos, como pérdida global del deseo sexual, disminución de la sensibilidad al estímulo sexual en los pezones y clítoris, disminución de la excitabilidad y de la capacidad del orgasmo, pérdida del tono muscular, disminución de la energía vital, pérdida de vello pubiano y piel seca.

«El tratamiento con andrógenos puede ser eficaz para mejorar la libido, la densidad ósea, la baja motivación sexual, fatiga y alteraciones del afecto y del sentido de bienestar, depresión y alteraciones cognitivas, en presencia de niveles normales de estrógenos y niveles bajos de testosterona activa», explica el doctor Palacios.

«Así, resultados de ensayos clínicos muestran que en mujeres con menopausia natural o quirúrgica la terapia de reemplazo hormonal con estrógenos más andrógenos provee una mayor mejoría que los estrógenos solos, de los síntomas psicológicos (como la pérdida de la concentración, depresión y fatiga), y sexuales (como la disminución de la libido e inhabilidad para alcanzar el orgasmo)», añade el doctor Palacios.

Tratamiento del déficit de andrógenos

Ante la posible evidencia de la efectividad de la terapia de reemplazo de andrógenos para la mejora de los síntomas físicos y psicológicos secundarios a la insuficiencia de andrógenos en mujeres clínicamente afectadas, el presidente de la AEEM explica que «resultados preliminares de ensayos clínicos sugieren que la terapia de reemplazo de andrógenos es un tratamiento seguro y efectivo para la insuficiencia de andrógenos y disfunción sexual femenina».

Otras alternativas terapéuticas son la tibolona y los moduladores selectivos de los receptores androgénicos. «La tibolona es un esteroide que tiene acción androgénica débil, sin riesgo de efectos adversos significativos, y capacidad de aumentar la cantidad de testosterona endógena, cambios que no se producen con la THS combinada convencional. Estos cambios endocrinos son suficientes para mejorar los síntomas del Síndrome de Deficiencia Androgénico Relativo (DAR), alteraciones sexuales y aumentar la masa ósea, por lo que puede ser una alternativa en mujeres postmenopáusicas con disminución del deseo sexual», afirma el doctor Palacios.

Por otra parte, los receptores de los andrógenos están ampliamente distribuidos en el aparato genital y en el resto del organismo femenino. Recientemente se han descubierto un grupo de moléculas no esteroides denominados SARMs que actúan como antagonistas, agonistas o agonistas parciales de los andrógenos. Según el doctor Palacios, «esos medicamentos tienen propiedades selectivas por ciertos tejidos y sus efectos son variables, de forma análoga a como ocurre con los moduladores selectivos de los estrógenos».

Aunque se requieren mayores investigaciones, incluyendo estudios prospectivos, multicéntricos, doble-ciego y placebo-controlados, el doctor Palacios afirma que «la terapia de reemplazo hormonal tendrá un mayor impacto en la salud física y mental de la gente mayor en los años venideros, de forma que futuros estudios ayudarán a delinear el uso de hormonas como una estrategia antidepresiva para la mujer peri y postmenopáusica».

Menopausia y calidad de vida

El hecho de que en la actualidad las mujeres tengan una vida completamente activa a los 50 años, hace que aumente la preocupación por su físico, la salud de la piel y el envejecimiento, aspectos relacionados con la falta de estrógenos característica en esta etapa de la mujer, en la que lo más importante para las pacientes es preservar su salud sin deteriorar su imagen física.

Esto ha contribuido a que los especialistas tengan presente la importancia de la calidad de vida y el bienestar de la mujer en la menopausia. «En este sentido», afirma el doctor Palacios, «cada vez es más importante para la mujer menopáusica su vida sexual, de forma que el médico debe atender la disfunción sexual como una parte más de la menopausia, ya que empeora de forma muy importante en la calidad de vida de la mujer».

El climaterio, que se inicia alrededor de los 45 años y finaliza a los 65, al comenzar la senectud, está formada por tres fases: premenopausia (etapa que precede a la menopausia y que dura de dos a ocho años), perimenopausia (periodo inmediatamente anterior a la menopausia, cuando comienzan las manifestaciones orientativas de que se aproxima la menopausia, y dura como mínimo hasta el primer año siguiente a la menopausia) y posmenopausia (última etapa del climaterio que se inicia al año de la última menstruación o menopausia y finaliza en la senectud).