El 70 por ciento de las personas que necesitan audífono no lo llevan

07Mar. 01

Más de tres millones de españoles sufren una pérdida auditiva, pues entre otros factores, la sordera -o hipoacusia- es la patología más frecuente en la tercera edad, después de la hipertensión y la artrosis. Sin embargo, según datos de la Asociación Nacional de Audioprotesistas (ANA), sólo tres de cada diez personas que necesitan un audífono o prótesis auditiva aceptan utilizarlo.

Sin embargo, el 70 por ciento de estos enfermos se niega por distintos motivos, uno de ellos, el no considerarlo estético, anteponiendo este valor a su salud. Aunque la razón más preocupante es que muchos de estos enfermos no admiten que tienen una pérdida auditiva o no le dan la importancia justa a su problema. Según la ANA, España es uno de los miembros de la Unión Europea con un nivel de sensibilización social más bajo sobre la problemática de las deficiencias auditivas.

Ello es, según este colectivo, fruto de «la desinformación que existe actualmente en torno a la figura profesional del audioprotesista y de las deficiencias auditivas», y comparan el uso de prótesis auditivas con el de las gafas, socialmente más aceptado. Al igual que casi nadie duda en acudir a un óptico cuando tiene un problema de visión, la ANA recomienda acudir a un audioprotesista en el momento en que un enfermo sospeche que padece un problema de audición.

Los beneficios de un audífono o prótesis auditiva

Un audífono bien adaptado, a través de varias sesiones, puede mejorar enormemente la calidad de vida de la persona con deficiencia auditiva. Los especialistas de la Asociación Nacional de Audioprotesistas destacan que ello puede permitirle «entablar relaciones sociales y familiares, saliendo del aislamiento en el cual estaba sumergida la persona aquejada de una deficiencia auditiva».

El negarse a utilizar audífono cuando lo necesita, puede provocarle a este paciente, en opinión de estos especialistas, «disfunciones psicológicas» ya que al mermar la capacidad comunicativa de las personas, la hipoacusia «provoca situaciones de soledad, ansiedad, depresión, evasión de actividades sociales, irritabilidad y aislamiento».

Por ello, explica la ANA, es necesario que el paciente que debe utilizar audífono se conciencie de que ello no va a convertirle en un sordo ante el resto de la sociedad, sino que debe alegrarse de poder resolver su problema mediante este método. Otra de las causas a las que los audioprotesistas atribuyen este bajo porcentaje de personas que utilizan audífono es el convencimiento erróneo de que ese tipo de aparatos no funcionan. Pero afirman que ello es así sólo cuando el audífono está suministrado por personal no cualificado. Un buen audífono debe ser totalmente personalizado y adaptado, al igual que sólo serán útiles unas gafas perfectamente graduadas.

La hipoacusia o sordera

La hipoacusia es una deficiencia auditiva provocada por circunstancias muy diversas a causa de un mal funcionamiento a cualquier nivel del sistema auditivo. Puede darse como síntoma o consecuencia de otras enfermedades, pero también puede estar ligada a un factor hereditario o a la exposición a ruidos intensos, por ejemplo, por motivos laborales.

La sordera generada por el proceso de envejecimiento se denomina presbiacusia y suele manifestarse en torno a los 60 años, aunque su progresión puede empezar entre los 20 y los 30 años.