El 80 por ciento de los efectos adversos de los tratamientos se pueden evitar

En España cada día se realizan más de un millón de visitas al centro de salud y sólo en 11 de cada 1.000 se da un efecto adverso. Para el médico de familia el mayor problema no es cometer un error, sino no tomar medidas para intentar evitarlo cuando sea posible.

La seguridad clínica del paciente requiere un análisis de los daños o lesiones producidos de manera directa o indirecta por el propio sistema de atención sanitaria. Una manera de mejorar dicha seguridad pasa por conocer de qué modo el médico percibe y afronta los errores clínicos y acontecimientos adversos y qué medidas toma para intentar evitarlo cuando sea posible. Máxime teniendo en cuenta que, según el estudio APEAS, del Ministerio de Sanidad y Política Social, hasta un 80 por ciento de los efectos adversos de los tratamientos se pueden evitar.

Las Jornadas de Actualización de Medicina de Familia, celebradas en el Palacio Euskalduna de Bilbao, dedicaron un encuentro a la seguridad del paciente con el fin de explicar cómo evitar y minimizar los daños que los ciudadanos sufren por el hecho de estar en contacto con el Sistema Sanitario. Estas jornadas, a las que acudieron más de 300 profesionales de Atención Primaria, están organizadas por la Sociedad Española (semFYC) y la Sociedad Vasca de Medicina de Familia y Comunitaria (OSATZEN), con la colaboración del Instituto de Formación Novartis.

Para el doctor Luis Aguilera, presidente de semFYC, «la seguridad del paciente es una prioridad para el Sistema Nacional de Salud, pero también es un reto para los propios profesionales en general y para la sociedad científica que presido en particular. De ahí que contemos con un grupo de trabajo específico sobre este asunto encaminado a promocionar actuaciones que redunden en una mayor seguridad para el paciente».

El doctor Fernando Palacio, que es el coordinador de este grupo de trabajo y el responsable del encuentro con el experto que se celebró dentro de estas jornadas, admite que la cultura de seguridad del paciente es un ámbito que necesita mayor penetración en el primer nivel asistencial. Los datos del estudio APEAS, revelan que cada día se realizan más de un millón de visitas al centro de salud, y sólo en 11 de cada 1.000 se produce un efecto adverso y de ellos un 5,9 por ciento es grave (entendiendo por grave la necesidad de hospitalización durante más de dos días).

Como señaló el doctor Palacio, «siendo optimistas, si hacemos 30 visitas por día, habremos hecho mil en 33 días laborables, algo más de mes y medio. Es decir, que al mes sucede una media de 6,6 incidentes, entendiendo por incidente un suceso o circunstancia que tuvo como resultado un daño innecesario para el paciente. Un dato a tener muy en cuenta. Por eso es importante que hagamos todo lo que está en nuestras manos como profesionales para evitar cualquier error cuando sea posible. La gran mayoría de incidentes se dan por la coincidencia o encadenamiento de diferentes fallos del sistema, por lo que el análisis de estos incidentes debe dirigirse a detectar esos fallos, en los que sólo una pequeña parte corresponden al personal y aún en estos casos, muy matizados por otras circunstancias».

Para este experto también es clave la notificación de los incidentes, acaben o no en daño, ya que es precisamente esa notificación la que proporciona el material para la mejora. «Los incidentes, con o sin daño, son muy frecuentes en el ámbito asistencial. La mayoría es evitable. La cuestión no es cometer un error, sino no tomar las medidas oportunas para evitarlo cuando sea posible», aseguró el doctor Palacio.

El estudio APEAS aborda el análisis de la frecuencia y tipo de los efectos adversos en Atención Primaria en España. Se trata de uno de los primeros estudios que se ocupa de esta problemática en los centros de salud, abarcando una amplia muestra de consultas de medicina y de enfermería.

En este estudio el 48,2 por ciento de los casos los factores causales del EA estaban relacionados con la medicación, en el 25,7 por ciento con los cuidados, en el 24,6 por ciento con la comunicación, en el 13,1 por ciento con el diagnóstico y en el 8,9 por ciento con la gestión.

La conclusión de este estudio es que la práctica sanitaria en Atención Primaria es razonablemente segura: la frecuencia de efectos adversos es baja y, además, predominan los de carácter leve. A pesar de ello, la seguridad del paciente es importante en el primer nivel asistencial. La elevada frecuentación del mismo, hace que aun siendo relativamente baja la frecuencia de EA, de manera absoluta sean numerosos los pacientes afectados.

El Grupo de Seguridad del Paciente de semFYC es un grupo multidisciplinar que trabaja para desarrollar herramientas dirigidas a profesionales y pacientes que hagan más segura la asistencia sanitaria, formar e informar a los profesionales en este ámbito, fomentar la seguridad de la prescripción, promover la investigación, mejorar la participación de los pacientes en los cuidados de salud y buscar acuerdos de interés con administraciones públicas, sociedades científicas y colectivos sanitarios, especialmente enfermería.

Cómo perciben los errores los médicos

El Instituto Catalán de Salud hizo un estudio, cuyos últimos resultados datan de hace cuatro años, para conocer los errores clínicos que cometen los médicos y el modo en que dichos profesionales perciben estos eventos adversos. Se comprobó entonces que un 28 por ciento de los facultativos no admite ningún error clínico importante en su ejercicio profesional. Los autores subrayaron que un 28 por ciento es una cifra que demuestra una falta de visión realista o, lo que es más probable, un miedo a reconocer el error que tiene su origen en una cultura de la culpa. Dicha cultura, según los expertos, no debería tener cabida en un marco de relación médico-paciente más interesada en prevenir o reparar que en castigar los errores clínicos, sin que eso signifique pasar por alto nuestras responsabilidades profesionales.

Frente a la cultura de la culpa, los especialistas defienden la cultura del error, entendida ésta como aquella que admite que el error es humano y que es preciso poner medios para que esto no vuelva a suceder. El objetivo es evitar la idea de que el médico no tiene derecho a equivocarse nunca y que si lo hace debe incluso abandonar la profesión médica.

Para llevar a cabo esta investigación se encuestó a 238 médicos que trabajaban en áreas de salud de Cataluña. Los resultados mostraron que los facultativos admiten cometer una media de 10,6 acontecimientos adversos al año. El 37 por ciento de los problemas fue por efectos secundarios de los fármacos.