El 90 por ciento de las defunciones que se registran en España se producen en hospitales u otras instituciones

Las enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares siguen siendo, por delante de los tumores, las principales causas de muerte en España. Se evidencia, además, según los especialistas, una marcada tendencia al padecimiento de patologías crónicas, que en muchas ocasiones requieren la hospitalización o el ingreso del enfermo en una institución sociosanitaria. Esto plantea muchos retos desde el punto de vista sanitario, tal y como se ha descrito recientemente en el marco del XXVI Congreso Nacional de SEMERGEN.

En opinión del doctor Juan Carlos Colmenarejo Hernando, médico de familia y Master en Cuidados Paliativos, «gran parte de la población española se ve afectada por una enfermedad que acabará progresivamente con su vida, una enfermedad que llegará a una fase terminal. Esta situación genera un gran impacto emocional en el paciente, la familia y el equipo terapéutico». Además, estos pacientes soportan una gran variedad de síntomas, aunque es el dolor el que más angustia y temor les produce.

«El médico de Atención Primaria se sitúa en un lugar privilegiado para ayudar a sus pacientes que sufren dolor, dada la proximidad humana y la relación personal longitudinal que mantiene con ellos: conoce al paciente y su entorno, dispone de un arsenal terapéutico contrastado y en muchos casos cuenta con el apoyo de unidades específicas de cuidados paliativos», añade este experto.

Aludiendo a su experiencia personal, la doctora Juana Sánchez Jiménez, médico de familia del Centro de Salud de Berja (Almería), ha asegurado que «cuando se le pregunta al paciente dónde quiere morir, la mayoría de los encuestados prefieren morir en casa y sienten principalmente miedo al dolor, a pesar de que éste puede ser eficazmente tratado. Sin embargo, en los últimos tiempos la muerte ocurre en el 90 por ciento de los casos en instituciones u hospitales (tras un periodo más o menos largo de enfermedad y agonía), y menos del 10 por ciento lo hacen de forma súbita». Y es que, según añade esta experta, «el médico ha sido entrenado para reconocer la enfermedad pero desconoce casi todo lo relacionado con la muerte y los moribundos».

Un problema no resuelto aún con eficacia es el manejo del dolor en el paciente terminal. El dolor crónico se caracteriza por tener una duración superior a tres meses y por asociarse con cambios importantes en el estado psicológico, social y funcional del paciente, pudiéndose relacionar con trastornos depresivos y ansiosos, que en ocasiones requerirán manejo específico.

Los pacientes que más dolor suelen padecer son los oncológicos. Se estima que el dolor está presente en el 75-90 por ciento de los pacientes con un tumor. A pesar de las diferentes alternativas terapéuticas, «en más del 50 por ciento de los casos no se consigue un control aceptable y el 25-30 por ciento de los pacientes morirán con dolor intenso», tal y como explica el doctor Antonio Sacristán Rodea, de la Unidad de Cuidados Paliativos ESAP (Área 4 de Madrid).