08Sep. 00
El asma es una enfermedad crónica de los pulmones que se caracteriza por la inflamación de los bronquios, lo que hace que se estrechen y resulte más difícil la entrada de aire. Esto provoca una serie de síntomas en el paciente como pueden ser: respiración sibilante, disnea (dificultad para respirar) o fatiga, tos y opresión torácica.
Esta inflamación crónica provoca una mayor sensibilidad de las vías respiratorias ante determinados estímulos que pueden provocar las crisis, a estos estímulos se les conoce normalmente como agentes desencadenantes. Entre los desencadenantes del asma encontramos:
– Los alergenos , algunos ejemplos de estas moléculas son: los ácaros del polvo, los pólenes de plantas, caspa de animales, hongos.
– Virus respiratorios , las infecciones de las vías respiratorias pueden ser un desencadenante del asma, sobretodo en los niños.
– Irritantes , como por ejemplo los olores fuertes y aerosoles, humo de tabaco, contaminantes ambientales, cambios climáticos.
– Ejercicio físico , la entrada de aire frío y seco en los pulmones puede desencadenar el asma.
– Sensibilidad a medicamentos , como la aspirina, algunos antiinflamatorios,.
– Sinusitis, Ansiedad emocional, Reflujo Gastroesofágico , y otros desencadenantes.
Las crisis del asma son episódicas, pero la inflamación de las vías aéreas es crónica y siempre está presente. El tratamiento del asma debería tener como objetivos concretos, según las indicaciones internacionales de la Global Inniciative for Asthma (GINA):
-Que el paciente no tenga limitación en sus actividades
-Que la necesidad de medicación de rescate sea mínima
-Que los síntomas crónicos diurnos y nocturnos, así como las crisis, sean mínimos o inexistentes
-Que no sea necesario acudir al médico con urgencia
-Que la función pulmonar sea normal
La severidad del asma varía de unos individuos a otros, los síntomas pueden ser más graves en unos que en otros. Lo que se conoce como tratamiento tradicional del asma consiste en la administración diariamente de un corticoide inhalado para el tratamiento de control y un broncodilatador cuando hay una crisis. Existen, por tanto, dos tipos de tratamientos:
– Tratamiento de fondo o control. Es el que tiene por objetivo evitar o retrasar la aparición de las crisis, por esta razón debe administrarse a diario tanto si hay crisis como si no. Para este tipo de tratamiento se utilizan medicamentos antiinflamatorios, que evitan la inflamación de los bronquios. Los antiinflamatorios habituales son los corticoides que casi siempre son inhalados, ya que presentan menos efectos secundarios que los orales. También existen unos nuevos antiinflamatorios para el tratamiento del fondo del asma que son los antileucotrienos.
– Tratamiento de rescate. Es el que se emplea para dilatar los bronquios cuando aparece una crisis de asma. Son broncodilatadores que se utilizan de manera inhalada cuando el paciente tiene síntomas de que va a tener una crisis. El uso frecuente del tratamiento de rescate indica que hay una falta de control del asma y que la enfermedad ha empeorado. Cuanto menor sea el tratamiento de rescate que tenga que utilizar un paciente, mejor controlada está su enfermedad. Además el uso de estos medicamentos produce una serie de efectos secundarios que pueden afectar la calidad de vida del paciente.
Consejos para los padres
«La primera cosa que les diría es que no se desmonten psicológicamente, ya que esto es frecuente cuando se les dice que tienen un niño asmático y que es una enfermedad crónica y que seguramente tendrá que tomar medicamentos durante meses o años», explica el Doctor Nicolás Cobos, Jefe de Neumología Infantil del Hospital Valle de Hebrón (Barcelona). El hecho de que sea una enfermedad crónica no debe asustar a la familia, «afortunadamente hoy la podemos controlar casi siempre con la medicación y uno de nuestros primeros objetivos cuando tratamos a un asmático es que pueda hacer una vida igual que los otros y casi siempre lo conseguimos», añade el doctor Cobos.
En muchas ocasiones la gente se pregunta si el asma es un impedimento para realizar deporte, esto preocupa tanto a los padres como a los niños, «y una de las cosas que les decimos es que hay deportistas de élite que son asmáticos», puntualiza el doctor Cobos. Uno de los ejemplos que suelen utilizar es el de Miguel Induráin. Según el neumólogo, «si hacemos las cosas bien y el niño toma su medicación, puede ser tan buen deportista como Induráin o como cualquier otro».
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