Contar con un botiquín en el hogar es imprescindible debido al gran número de accidentes que se producen en el ámbito doméstico. El primer punto que hay que tener en cuenta ante la llegada del botiquín al hogar es su ubicación. Generalmente se coloca en la cocina o en el baño al ser los lugares más accesibles, pero estos no son los lugares idóneos ya que en ellos, el calor y la humedad pueden afectar a la composición de los elementos del botiquín, así como a sus fechas de caducidad. Por ello, el botiquín debe situarse en un sitio seco y fresco, lejos del alcance de los niños.
El botiquín no debe tener cerraduras ya que puede ser necesario en cualquier momento. Cuando se instala el botiquín se adquiere la responsabilidad no sólo de tenerlo sino de mantenerlo, para ello, debe ser revisado anualmente reponiendo las faltas que tenga y retirando los productos caducados o deteriorados.
Lo más importante a la hora de equipar el botiquín es prestar atención a las características personales de salud de nuestra familia, ya que se pueden tener miembros con especial predisposición a padecer cefaleas, estreñimiento, alergias, etc. En estos casos particulares hay que consultar con el médico para que colabore en una preparación más especializada del botiquín.
Elementos básicos del botiquín
El botiquín sufrirá diversas modificaciones según las distintas enfermedades que afectan a la familia a lo largo del año, pero aun así siempre debe contar con una serie de elementos imprescindibles:
Termómetro.- Es el elemento esencial en cualquier botiquín, sobre todo si hay niños en la casa.
Linterna.- De gran utilidad para poder mirar la garganta o iluminar zonas de la piel ante cuerpos extraños, etc.
Pinzas.- Para la extracción de cuerpos extraños.
Tijeras.- De punta roma y de uso exclusivo del botiquín.
Primeras curas.- Será el equipamiento necesario para actuar ante heridas y quemaduras leves y constará de: tiritas y tiras de sutura, algodón, vendas de varios tipos, gasas estériles, una jeringa desechable, apósitos cicatrizantes y esparadrapo de tela e hipoalergénico.
Antiséptico.- Dentro de ellos los más utilizados son el alcohol, el agua oxigenada, la povidona yodada o el mercurocromo. Su utilidad es desinfectar las heridas para evitar infecciones.
Analgésicos.- Son sustancias que alivian dolores fundamentalmente traumáticos o dolencias de origen conocido y de intensidad leve o moderada. Estos analgésicos no deben usarse de manera indiscriminada ya que pueden enmascarar determinadas lesiones. También se pueden utilizar para bajar le fiebre o ante procesos inflamatorios. Los más conocidos son el ácido acetilsalicílico, el paracetamol y el ibuprofeno.
Otros medicamentos.- Además el botiquín puede tener otros fármacos que pueden ser de ayuda como: una crema de hidrocortisona (que se podrá utilizar en caso de quemaduras o picaduras), preparados de amoníaco (para las picaduras de insectos), un antihistamínico (para reacciones alérgicas leves o para las picaduras de insectos), crema o ungüento con antibiótico como la bacitricina (ayudarán a prevenir las infecciones en heridas leves) y antiácidos (para los procesos digestivos de acidez o indigestión).
Es conveniente también que el botiquín tenga visible el número de teléfono del Instituto Nacional de Toxicología (91 562 04 02), donde poder consultar dudas y obtener información ante una intoxicación o un envenenamiento. Asimismo, un libro de primeros auxilios también puede ser de gran ayuda.
Otras recomendaciones
No hay que olvidar que los medicamentos son sustancias con efectos secundarios y contraindicaciones, por ello hay que consultar siempre con un médico o farmacéutico. Sólo hay que utilizarlos ante procesos que se conozcan realmente.
Hay que evitar en la medida de lo posible que el botiquín sea un almacén de medicamentos, para ello hay que deshacerse de los restos de medicamentos, fundamentalmente jarabes y colirios, que deben ser eliminados una vez abiertos y al finalizar el tratamiento. Para deshacerse de estas medicinas lo recomendado no es tirarlas sino llevarlas a un farmacéutico, él sabrá la manera de eliminarlas sin que se conviertan en un peligro.
Los medicamentos deben guardarse en su estuche original, junto con el prospecto, ya que puede que se necesite consultar en el futuro. Antes de ingerir un medicamento debe comprobarse su fecha de caducidad y, en caso de que estuviera caducado hay que desecharlo y no tomarlo nunca.
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