El conocimiento de la angiogénesis abre nuevas vías al tratamiento del cáncer

La mayor parte de los tumores podrán combatirse a partir de un tratamiento antiangiogénico ya que se trata de un mecanismo universal común a todos los tipos de tumor. Como ejemplo de este mecanismo universal que subyace a todos los tipos de tumores, el primer fármaco anti-angiogénico contra el cáncer, bevacizumab, ha demostrado aumentar la supervivencia de los tres tipos de tumores más prevalentes: colorrectal, pulmón y mama.

Cuando en los años 70, el Profesor Judah Folkman comenzaba a hablar del proceso de angiogénesis y su posible relación con el desarrollo tumoral, muchos de sus colegas lo distinguieron como un visionario y decidieron seguir sus líneas de investigación para conocer aún mejor el proceso de formación de nuevos vasos sanguíneos que permite a los tumores alimentarse, crecer y multiplicarse. El estudio de esa relación entre la angiogénesis y el cáncer le hizo merecedor en 2004 del Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica. Desde el inicio de sus investigaciones hasta ahora ha pasado mucho tiempo y lo que en aquel momento fue una «teoría revolucionaria», hoy se ha convertido en una forma eficaz de tratar del cáncer. Para muchos, aquella idea revolucionaria cambiaba el escenario que se había dibujado hasta el momento para atajar esta enfermedad y se esgrimía un nuevo campo de batalla en el que el principal objetivo era sitiar al enemigo hasta debilitarle.

El doctor Emilio Alba, jefe del Servicio de Oncología Médica del Hospital Virgen de la Victoria de Málaga y coordinador del Tercer Simposio Internacional sobre Angiogénesis y Cáncer, señala que estos hallazgos tienen dos lecturas importantes; la primera de ellas es que la teoría de Folkman funciona en humanos y esto es muy valioso; en segundo lugar, aprendemos que este tratamiento ha de darse cuanto antes mejor: «si tú inhibes la creación del tumor en un estadío incipiente se deberían obtener mejores resultados que cuando el tumor es grande y tiene toda su red de vasos establecida, porque es mucho más difícil eliminarla y con ello afectar al tumor».

Por su parte, la doctora Ana Rodríguez Quesada, Profesora Titular de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Málaga, «la idea publicada por Folkman fue revolucionaria. Se trataba de una estrategia de guerra distinta a la que veníamos utilizando. Hasta ahora, estábamos matando al tumor con bombas, que en su mayoría se dirigían hacia las células proliferantes. Con la antiangiogénesis estamos sitiando al tumor y en vez de lanzarnos a destruir el tumor, lo estamos matando de hambre. Por tanto, y siguiendo ese símil de la guerra, los daños colaterales (o efectos secundarios) son menores».

Primeras espadas para una terapia innovadora

Conscientes de la eficacia de esa vía terapéutica, los especialistas siguen investigando en torno al proceso de angiogénesis, sus posibilidades y su desarrollo presente y futuro. Por este motivo, y en su tercera edición, los más prestigiosos oncólogos nacionales y extranjeros se han dado cita en Málaga con motivo del III Simposio Internacional en Angiogénesis y Cáncer, dirigido por el doctor Emilio Alba quien afirmó que el encuentro reunió «las primeras espadas en este tema».

Por su parte, el doctor Pere Gascón, Jefe de Servicio de Oncología Médica del Hospital Clinic de Barcelona, no dudó en afirmar que «entramos en una era en la que esta terapia, que ha supuesto una revolución conceptual en el tratamiento del cáncer, está consolidándose, con dos antiangiogénicos aprobados y otros cuatro en desarrollo, y el problema al que nos enfrentamos ahora radica en cómo usamos tanto fármaco y dónde lo usamos. Porque sabemos que funcionan pero hemos de encontrar las combinaciones óptimas», expresó.

Por tanto, continúa el Dr. Gascón, «el gran reto de la antiangiogénesis ahora es conocer estos fármacos, encontrar las mejores combinaciones entre ellos o con la quimioterapia tradicional, conocer los perfiles de seguridad en profundidad. Y estamos también introduciendo el concepto de tratamiento metronómico que es dar fármacos quimioterápicos a dosis bajas y obtener efectos antiangiogénicos sin apenas toxicidad».

Como detalla el doctor Emilio Alba, «la angiogénesis es el proceso de desarrollo de vasos sanguíneos, un elemento fundamental en procesos como el desarrollo embrionario y placentario y la curación de heridas o la menstruación, pero también juega un papel importante en numerosas enfermedades. En la angiogénesis, uno de los factores más importantes es el denominado factor de crecimiento endotelial vascular (VEGF, por sus siglas en inglés), una proteína que estimula el crecimiento, la supervivencia y la proliferación de las células de los vasos sanguíneos.

Sinergia con el tratamiento quimioterápico

En la práctica, continúa el doctor Alba, «cortar la angiogénesis tumoral tiene dos fines: cuando la enfermedad está avanzada, evitar que esa metástasis siga creciendo. Y cuando la fase del tumor no sea tan avanzada evitar que se produzca (la metástasis). Si conseguimos que este tipo de fármacos inhiban la angiogénesis utilizándolos cuando la célula esté todavía en sus inicios, tanto más eficaz será el tratamiento». Otro de los aspectos importantes de la terapia antiangiogénica es su sinergismo con el tratamiento quimioterápico porque se aúnan dos aspectos: «podemos conseguir la destrucción de las células tumorales y, además, evitar la nutrición de las mismas», de ahí que los tratamientos se empleen de forma combinada. Asimismo, destaca, «la angiogénesis en unión con otras herramientas terapéuticas como radioterapia y quimioterapia podrán mejorar la supervivencia e incluso aumentar el número de curaciones en algunos pacientes».

En cuanto a la posible indicación de esta terapia en el caso de unos u otros tumores, este especialista del Hospital Virgen de la Victoria de Málaga, «todos los tumores necesitan crear nuevos vasos sanguíneos para alimentarse, sean del tipo que sean, por lo que la angiogénesis podría convertirse en un mecanismo universal de atacar a los tumores. Los tratamientos hasta ahora eran dirigidos a cada tipo de tumor y atacaban específicamente ese tumor. Pero la angiogénesis es un proceso común para todos los tumores, con lo cual, si funciona la investigación, la terapia antiangiogénica será de utilidad en la mayoría de los tumores y se esperan cambios en los próximos cinco años para el desarrollo de fármacos que sean capaces de bloquear este proceso».

Para el doctor Gascón, «lo más interesante de esta terapia es que parece que funcione en casi todo: colorrectal, pulmón, mama, renal y cáncer de ovario. Es el principio del tratamiento del microambiente como diana terapéutica. Todas aquellas células que parece que están defendiendo al tumor son dianas celulares. Los resultados son importantes pero las respuestas no son espectaculares porque aún no sabemos usarlos correctamente. A medida que sepamos cómo combinarlos, obtendremos resultados más robustos. En ASCO, surgirán resultados importantes que permitirán que se acepten nuevos fármacos contra la angiogénesis», confió.

Cronificación de la enfermedad

En estos momentos y a la luz de lo observado por los propios oncólogos en consulta, el paciente recibe este tratamiento de forma positiva, entre otras cosas, porque se trata de fármacos que apenas presentan efectos secundarios: no hay caída de pelo, vómitos, disminución de las defensas, alteraciones de la piel… si bien hay otros efectos secundarios menores, que son más llevaderos y de fácil manejo por parte del oncólogo.

En opinión de la doctora Rodríguez Quesada, «este campo va a una velocidad increíble, lo que muestran los más de 4000 artículos científicos que se publicaron sobre angiogénesis el pasado año. A medida que avanza nuestro conocimiento de las bases moleculares de la angiogénesis, el panorama se va complicando. Los factores que regulan el estado del llamado «interruptor angiogénico» forman una compleja red de interconexiones, actuando no sólo sobre la célula endotelial, sino también sobre las de su entorno; el control de la neovascularización tumoral es resultado de la acción conjunta de diversos tipos celulares, sin olvidar la posible contribución a este proceso de las células de la médula ósea. El escenario es muy complicado y nuestros conocimientos sobre el mismo avanzan muy rápidamente tanto en investigación básica como en la clínica. El objetivo final sería conseguir la cronificación de la enfermedad, pero nos queda mucho camino por recorrer en esta materia. A medida que la nuevas estrategias terapéuticas se vayan depurando de acuerdo a los nuevos conocimientos generados por la investigación sobre la angiogénesis, se irán consiguiendo mejores resultados».

Aumentos de supervivencia en los tres tipos de tumores más frecuentes

Por último, apunta el doctor Alba, «actualmente disponemos de tres fármacos antiangiogénicos comercializados en nuestro país: bevacizumab, que es un anticuerpo monoclonal comercializado con el nombre de Avastin; el sunitinib, que es un inhibidor multiselectivo de los receptores de la tirosinquinasa (comercializado como Sutent), y el sorafenib (comercializado como Nexavar). Además de éstos, en investigación hay muchísimos. En el caso de bevacizumab, el primer antiangiogénico aprobado en nuestro país, se trata de un compuesto que ya ha demostrado aumentos de supervivencia en cáncer colorrectal, de mama y de pulmón, los tres tipos de tumores más frecuentes», aseguró.