El consumo de cannabis favorece el uso de otras drogas, según un estudio

Un estudio en Valencia recoge que los escolares que consumen cannabis tienen mayor riesgo de consumir otras sustancias adictivas como cocaía o drogas de diseño.

Por ejemplo, las drogas de diseño son utilizadas por el 16 por ciento de los jóvenes consumidores de cannabis, mientras que sólo un 0,7 por ciento de escolares que no habían consumido cannabis en el último mes habían probado drogas de diseño como el éxtasis. Un hecho que, según los autores, se repite en otras sustancias como la cocaína, los alucinógenos o las anfetaminas.

Según el director general de Drogodependencias de la Generalitat Valenciana, Bartolomé Pérez, los datos demuestran la relación entre el consumo de cannabis y otros tipos de drogas, pues existe un riesgo de consumo «que se multiplica por 20 para aquellos jóvenes que fuman cannabis o sus derivados».

Bartolomé Pérez también subrayó que el consumo de cannabis multiplica el riesgo de abuso de alcohol, pues según el estudio de su departamento «la frecuencia de embriagueces es cuatro veces superior entre quienes consumen cannabis, un 44 por ciento, mientras que sólo un diez por ciento los jóvenes entre catorce y dieciocho años que habiendo consumido cannabis, se emborracharon en el último mes».

Otras consecuencias del consumo de cannabis

Pérez admitió que todavía «sigue sin estar claramente demostrado que el cannabis sea la puerta de entrada en todos los casos» al consumo de otras drogas, pero cree demostrado que es un factor de riesgo importante, sin olvidar el daño que genera su consumo. Y en este sentido, el director general resaltó la incidencia en el rendimiento académico y las relaciones familiares y personales que tiene el consumo de cannabis en estos jóvenes.

Este especialista subrayó que más de la mitad de los consumidores de cannabis han repetido uno o más cursos, el doble que los no consumidores. Aunque Pérez matiza que «más que una consecuencia directa del consumo de cannabis», los malos resultados académicos son «un indicador precoz de problemas conductuales y de adaptación, problemas que pueden favorecer el consumo de estas sustancias por parte de los jóvenes».

También el estudio muestra una relación entre el consumo de cannabis y el absentismo escolar. Según el trabajo, la mitad de escolares consumidores de cannabis faltaron a clase durante el último mes previo a la encuesta, frente al 30 por ciento de los que no consumieron esta droga. Y aunque la diferencia no es muy grande, Pérez resalta que «un 27 por ciento de los absentistas consumidores de cannabis declararon no haber acudido al centro porque no les apetecía», frente al seis por ciento de los no consumidores que faltaron por esta razón.

El estudio también revela que el consumo de cannabis puede deteriorar las relaciones familiares. Casi un ocho por ciento de los jóvenes consumidores de esta sustancia califican la relación con sus padres de mala o muy mala, frente al 3,3 por ciento de los no consumidores. «Una mala relación con los padres puede favorecer el consumo de drogas», apunta el director general de drogodependencias de la Comunidad Valenciana, «pero no podemos confiar en que éste sea un indicador de advertencia, pues los problemas familiares aparecen cuando el consumo ya está muy consolidado, no en sus fases iniciales».

Otro de las advertencias que lanza el estudio es la mortal mezcla de consumo de cannabis y velocidad al volante, de similares efectos a los de la conducción bajo los efectos del alcohol.