El diagnóstico precoz y la terapia fotodinámica son claves para detener la evolución de la DMAE húmeda

"La terapia fotodinámica representa el mayor avance en el tratamiento de la Degeneración Macular Asociada a la Edad (DMAE) húmeda y su utilización está abriendo vías de investigación de nuevos tratamientos", indica Brian B. Berger, profesor de Oftalmología del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Texas.

El Forum de expertos «Avances Terapéuticos en la Degeneración Macular Asociada a la Edad» , organizado por la Fundación INCIVI y Novartis Opthalmics, ha abordado las posibilidades de tratamiento de la DMAE y ha tratado de «establecer un consenso entre todos los participantes sobre cuándo debe aplicarse la terapia fotodinámica», señala el profesor Miguel Ángel Zato Gómez de Liaño, director del Instituto de Ciencias Visuales (INCIVI) de Madrid. En su opinión «este tratamiento debe utilizarse en pacientes con DMAE húmeda y miopía patológica teniendo en cuenta que cuanto más pequeña es la lesión ocasionada por la enfermedad, mejor es el resultado de la terapia».

La terapia fotodinámica se basa en la administración intravenosa de Verteporfina, que se acumula en el tejido neovascular de la retina, y la activación de este fármaco aplicando un láser no térmico en el ojo del paciente, lo que provoca que se cierren los nuevos vasos, pero sin afectar a los tejidos sanos. Según el profesor Berger, «con la terapia fotodinámica con Verteporfina conseguimos mejorar o preservar la visión en gran número de pacientes con DMAE húmeda, deteniendo la evolución de la enfermedad en un alto porcentaje de casos».

La DMAE es la primera causa de ceguera entre los mayores de 50 años y en España la padecen 750.000 enfermos, aunque otros tres millones de personas corren el riesgo de desarrollarla en el futuro. La Organización Mundial de la Salud (OMS) pronostica que el aumento de la esperanza de vida conllevará que en los próximos años se triplique el número de afectados.

En nuestro país, un tres por ciento de los pacientes con DMAE es completamente ciego, otro 17 por ciento ve la luz pero es incapaz de distinguir objetos y un 38 por ciento sólo ve contornos. Debido a ello, esta patología impide al enfermo realizar una vida normal, ya que el 80 por ciento de los afectados no puede leer, el 70 por ciento no puede ver la televisión y el 43,8 por ciento tiene incapacidad laboral. Estas secuelas físicas conllevan problemas psicológicos a los enfermos, un 40 por ciento de los cuales sufre depresión.

DMAE húmeda

La mayoría de los enfermos padece DMAE seca o atrófica, una variante menos grave y que se desarrolla de manera lenta. En cambio, la DMAE húmeda o neovascular provoca la formación de neovasos, que «pueden producir una lesión cicatricial en la mácula, lo que se traduce en una pérdida irreversible en la visión central», en palabras del profesor Zato Gómez de Liaño. Este especialista cree que es fundamental detectar la enfermedad precozmente, para comenzar el tratamiento lo antes posible, de tal forma que se consiga detener la evolución de la patología y la pérdida progresiva de visión. Por ello, recomienda «realizar revisiones anuales en todas las personas mayores de 40 años que tienen algún caso de DMAE en la familia, puesto que la enfermedad tiene un componente hereditario importante, y cada cinco años a partir de esa edad en aquellas personas sanas que no tienen factor hereditario».