04Feb. 08
El diagnóstico molecular y las dianas terapéuticas están permitiendo tratar estas enfermedades de manera más eficaz y selectiva. En el Linfoma No Hodgkin, en los últimos años se ha conseguido romper la evolución natural de la enfermedad gracias a los nuevos fármacos. La combinación de anticuerpos monoclonales más quimioterapia convencional permite una mayor respuesta en pacientes con Leucemia Linfática Crónica.
Los avances que se están alcanzando en el manejo de los tumores hematológicos hablan de un aumento de las tasas de supervivencia global y de una importante mejora de la supervivencia libre de enfermedad. El desarrollo de nuevas moléculas y un mejor conocimiento y manejo de las ya existentes están transformando el abordaje de estas patologías. Aún así, el diagnóstico precoz continúa siendo la clave del éxito. Según el doctor José María Moraleda, Catedrático de Hematología de la Facultad de Medicina de Murcia y uno de los coordinadores de la reunión científica de revisión del 49º Congreso Anual de la American Society of Hematology «desde el punto de vista del impacto global e independientemente del avance de las terapias, el diagnóstico precoz continúa siendo la clave en la mejora de la supervivencia». Asimismo, el diagnóstico molecular y la identificación de dianas terapéuticas están permitiendo tratar estas enfermedades de manera más selectiva y eficaz. Estos son algunos de los aspectos que se han revisado en esta jornada científica que ha reunido en Madrid a más de medio millar de expertos españoles.
«Cada año el congreso americano de Hematología pone de manifiesto la importancia que tiene la interacción entre la investigación en el laboratorio y la clínica. La Hematología es, sin duda, una de las disciplinas que más se beneficia de la rapidez del traspaso de conocimientos», señala el Profesor Jesús San Miguel, también coordinador de este encuentro y jefe de Servicio de Hematología del Hospital Clínico Universitario de Salamanca. En definitiva, el objetivo fundamental es curar a un mayor número de pacientes con una menor toxicidad, tanto a corto como a largo plazo.
Entre los avances presentados en esta jornada de revisión destacan varios trabajos. Muestra de ello, un ensayo llevado a cabo por investigadores españoles ha demostrado que el tratamiento del linfoma resulta igual de eficaz, tanto en términos de supervivencia global como de supervivencia libre de enfermedad, en pacientes con o sin VIH. Además, se ha puesto de manifiesto el desarrollo de nuevas moléculas que, en el área de la hemostasia, consiguen aumentar el nivel de plaquetas en un porcentaje significativo de pacientes.
Linfoma No Hodgkin indolente
En la actualidad, la frecuencia de diagnóstico de los Linfoma No Hodgkin (LNH) ha aumentado. En particular, los LNH indolentes se dividen y multiplican de forma lenta, lo que hace que el diagnóstico sea más complejo. Así, los pacientes pueden vivir más años con la enfermedad pero ésta no puede ser erradicada.
Habitualmente, los pacientes presentan una alta respuesta al primer ciclo de terapia, sin embargo, suelen padecer repetidas recurrencias del cáncer. Un paciente con LNH indolente puede recibir tratamiento entre cinco y seis veces desde el momento del diagnóstico. Sin embargo, los pacientes experimentan una respuesta menor conforme va avanzando el tratamiento. La supervivencia media observada con esta forma de LNH es de seis años. Dentro de los LNH indolentes, los más frecuentes son los linfomas foliculares (25-30 por ciento del total de diagnósticos).
Según afirma el doctor Félix Carbonell, jefe de Servicio de Hematología del Hospital General Universitario de Valencia y uno de los moderadores de este encuentro, «en los últimos años hemos conseguido romper la evolución natural de estos enfermo, con linfomas folicular, gracias a la aparición de nuevos fármacos. Así, en la actualidad una parte de estos pacientes se curan y otros, que hasta el momento conseguían permanecer hasta 10 años sin manifestaciones clínicas, ahora pueden llegar a duplicar el tiempo libre de enfermedad».
Los nuevos fármacos actúan de forma selectiva incidiendo sobre la célula neoplásica y reduciendo la toxicidad. En este sentido, el tratamiento con MabThera® (rituximab) está cambiando el curso clínico de la patología por su impacto sobre la supervivencia, no sólo cuando se administra junto a quimioterapia (tratamiento de inducción), sino cuando se continúa con el mismo en monoterapia (tratamiento de mantenimiento). Los estudios llevados a cabo hasta el momento demuestran una reducción del riesgo de muerte de un 48 por ciento y un aumento en más de 3 años de la supervivencia libre de progresión.
Leucemia linfática crónica
La leucemia linfática crónica (LLC) es una enfermedad que se caracteriza por la presencia de una gran cantidad de linfocitos cancerosos en la sangre y por un agrandamiento de los ganglios linfáticos. Se estima que la incidencia de esta patología es de 10 casos por 100.000 habitantes/año, la mayoría de los cuales (75 por ciento) son varones de más de 65 años.
La evolución clínica de la enfermedad es bastante variable, ya que muchos enfermos no van a necesitar nunca tratamiento mientras que en otros (entre un 20 y un 30 por ciento de los casos) requiere tratamiento al manifestar el paciente síntomas como: anemia, inflamación de los ganglios o trombopenia (disminución de plaquetas).
Los últimos avances expuestos durante esta reunión señalan que los tratamientos que han demostrado más eficacia son los que combinan quimioterapia convencional y anticuerpos monoclonales. «Con estas combinaciones de tratamiento hemos observado un porcentaje muy alto de respuesta en la enfermedad, incluyendo, casos de enfermedad residual mínima negativa, es decir, apenas detectable», destaca el doctor Francesc Bosch, del Servicio de Hematología del Hospital Clinic de Barcelona. Además, «se ha presentado evidencia de eficacia en tratamientos experimentales con nuevas combinaciones de quimioterapia más inmunoterapia y combinaciones de quimioterápicos más antiangiogénicos».
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