El dinero no da la felicidad, según psicólogos norteamericanos

01Mar. 01

O al menos no la da a los cientos de estudiantes norteamericanos y norcoreanos encuestados por un equipo de especialistas dirigido por el doctor Kennon Sheldon de la Universidad de Missouri-Columbia. Al contrario, las cuatro necesidades principales que citaron estos jóvenes fueron la autonomía, la aptitud, la sociabilidad y la autoestima. Les siguen el bienestar físico, la seguridad, las experiencias placenteras y cierran la lista la popularidad/influencia y el dinero/lujo.

El estudio se realizó con cientos de estudiantes de Estados Unidos y Corea del Norte a quienes se dividió en grupos. Al primero se le preguntó por el suceso que mayor satisfacción le había reportado durante la semana anterior, al segundo grupo sobre la experiencia que más felicidad le reportó en el último mes y al último, sobre el suceso más desagradable vivido durante su etapa de estudiantes. Sus valoraciones las hicieron a partir de una lista cerrada de diez sentimientos que serían la base de la naturaleza de sus emociones: autonomía / independencia, aptitud / efectividad, sociabilidad / pertenencia a un grupo, realización personal, seguridad / control, dinero / lujo, influencia / popularidad, salud física, autoestima y placer / estimulación. A pesar de las diferencias entre ambas culturas, los resultados fueron similares.

El dinero no puede comprar la felicidad

Curiosamente, el dinero no fue considerado el valor principal como camino hacia la felicidad sino todo lo contrario, lo que, según los autores, demuestra que como algunos estudios indicaban, el lujo y la riqueza, dos pilares del llamado «sueño americano» no son tan perseguidos después de todo. Es más, muchos estudios anteriores habían narrado como muchas personas ricas no se consideran felices, sobre todo si no nacieron con esa riqueza como es el caso de los ganadores de lotería o de concursos millonarios, que relatan que a partir de ese momento su nivel de tensión, estrés y problemas aumentó de forma espectacular, perjudicando su calidad de vida.

El propio coordinador del estudio, el doctor Sheldon, admite la limitación de las conclusiones de su estudio, que no se pueden extender más que a estudiantes universitarios, a quienes les falta todavía una mayor experiencia por ejemplo en campos como el formar una familia o mantener una economía familiar, hechos que sin duda cambiarían su escala de valores hacia la felicidad.