03Jul. 03
La atención primaria española no se ocupa adecuadamente de la detección, prevención y seguimiento de los pacientes con mayor predisposición a padecer enfermedades cardiovasculares, la primera causa de mortalidad en España, según el estudio Prevencat. En este proyecto han participado 300 médicos y 2.649 pacientes que padecían diabetes mellitus, hipercolesterolemia y/o hipertensión arterial, aunque también se analizó si los pacientes presentaban otros factores de riesgo (tabaquismo, sedentarismo, obesidad, antecedentes personales y familiares, edad avanzada, etc.).
Aunque en España la incidencia de accidentes cardiovasculares es más baja que en otros países, un 37 por ciento de los fallecimientos se producen a causa de estas patologías, que incluyen el infarto de miocardio, la «muerte súbita» y los accidentes cerebrovasculares, según el doctor Luis Antonio Álvarez Sala, responsable de la unidad de lípidos del departamento de medicina interna del Hospital Gregorio Marañón de Madrid. Este especialista señala que hasta ahora se abordaban los factores de riesgo de manera aislada, pero «lo relevante es hacer una valoración de cuál es el riesgo global del paciente». En su opinión, «resulta importante controlar y acceder a un buen manejo de todos los factores de riesgo que pueden estar implicados en el desarrollo de la enfermedad cardiovascular». Esta prevención es crucial, porque en un 30 por ciento de los accidentes cardioisquémicos «su primera manifestación es la muerte súbita y no da tiempo a llevar al paciente al hospital».
De acuerdo con los resultados del estudio Prevencat, que «trata de ver cómo está el conjunto de factores de riesgo en cuanto a control», en palabras del doctor Luis Miguel Ruilope, coordinador del estudio y miembro de la unidad de hipertensión del Hospital 12 de Octubre de Madrid, los profesionales sanitarios no realizan adecuadamente la vigilancia integral de los factores que indican una predisposición a sufrir enfermedades cardiovasculares. El doctor Ruilope considera que los médicos de asistencia primaria son los profesionales más indicados para realizar esta labor de control.
En la misma línea, la doctora Teresa Mantilla, miembro del comité científico del estudio y especialista en medicina de familia del Centro de Salud Mar Báltico de Madrid, opina que la atención primaria debe encargarse de la prevención primaria y secundaria de este tipo de enfermedades, ya que a ella acuden los pacientes con frecuencia debido a otras patologías y puede ocuparse de detectar a los individuos que presentan factores de riesgo. También es preciso que realice un seguimiento de los pacientes, mediante visitas a la consulta cada dos años en el caso de que tengan un riesgo cardiovascular bajo, cada uno o dos años si es un riesgo moderado y cada seis o doce meses si es alto.
La doctora Mantilla considera que para extender este control integral en la asistencia primaria es necesaria la formación del personal sanitario, pero también la de los usuarios del Sistema Nacional de Salud, mediante una «educación sanitaria de forma individual en la consulta», para que los pacientes conozcan los hábitos de vida cardiosaludables, y una formación grupal, reuniendo a enfermos que presenten los mismos factores de riesgo. Una tercera opción sería «la educación sanitaria de forma comunitaria» en colegios, ayuntamientos, etc. Estas medidas permitirán «aumentar la calidad de vida del paciente y la calidad de la asistencia y disminuir el coste sanitario».
Implicación de la administración
Sin embargo, el doctor Ruilope denuncia que «la intervención de la atención primaria está coartada» por el control del gasto farmacéutico que lleva a cabo la administración, que «no considera la importancia del riesgo cardiovascular». Por ello, además de la educación de pacientes y profesionales, insiste en la necesidad de «involucrar a la administración». Por su parte, el doctor Álvarez Sala añade que el problema es que en la administración española «el gasto está dividido en departamentos estancos» y «cada uno intenta restringir su parcela», pero recuerda que «prevenir es siempre mucho más barato que curar».
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