"La educación juega un papel muy importante, tiene capacidad de proteger hasta tal punto que las personas universitarias tienen cuatro veces menos riesgo de demencia que quienes no tienen educación", explica el doctor Justo García de Yébenes, neurólogo de la Fundación Jiménez Díaz de Madrid.
Según diversos estudios, «la educación es un factor que protege no sólo contra la enfermedad de Alzheimer sino también contra otras enfermedades neurodegenerativas». Asimismo, las diferencias de nivel educativo también explicarían la mayor incidencia de este tipo de patologías entre la población femenina, ya que tradicionalmente ha habido un mayor porcentaje de mujeres sin estudios, mientras que la diferencia «cuando se comparan mujeres y hombres con igual educación no es tanta».
Además, las personas con un nivel educativo más alto que sufren Alzheimer son detectadas con más rapidez porque se ocupan de tareas sofisticadas en las que la pérdida de facultades es más patente.
En cambio, el doctor Fernando Valdivieso, catedrático de bioquímica y biología molecular de la Universidad Autónoma de Madrid, no cree «que el nivel de estudios tenga un efecto directo» sobre el desarrollo del Alzheimer y otras demencias y se muestra «muy cauto, porque hay escritores y premios Nobel que han tenido Alzheimer».
Falta de diagnóstico
Una tercera parte de los pacientes con demencias están mal diagnosticados, a lo que contribuye que a menudo los enfermos sufren otras patologías adicionales, como las enfermedades cerebrovasculares. Por ello el doctor García de Yébenes opina que el Alzheimer «probablemente no es una única enfermedad, sino un conglomerado de enfermedades», lo que implica que cada paciente requiere un tratamiento distinto.
En España no existe un censo oficial de enfermos de Alzheimer, pero extrapolando los datos de otros países se estima que hay 800.000 afectados. Sin embargo, Blanca Clavijo, presidenta de la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer de Madrid (AFAL), advierte que «la realidad es que hay muchísimos más enfermos porque hay una carencia de métodos para conseguir un diagnóstico concreto».
Investigación
La investigación del origen del Alzheimer suele centrarse en el estudio de los genes, pero éstos tan sólo son responsables del uno por ciento de los casos, mientras que «las causas son muy distintas en la enfermedad esporádica (la que no tiene causas genéticas)», indica el doctor Valdivieso. Este especialista considera que es necesario invertir más fondos en la investigación para lograr desarrollar en un futuro «métodos que curen la enfermedad» y que consigan prevenir su aparición, aunque de momento «el gran objetivo es retrasar la enfermedad». Por su parte, Blanca Clavijo pronostica que sin este impulso a la investigación «en un país tan envejecido como España en 15 años vamos a tener un panorama muy malo».
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