El hipertenso del siglo XXI

12Jul. 02

La Sociedad Española de Hipertensión (SEH) y la Liga Española de Lucha contra la Hipertensión Arterial (LELHA) han elaborado y presentado una nueva guía sobre la hipertensión que describe la situación actual en nuestro país.

Esta guía recoge las novedades en cuanto a tratamiento y valora las novedades que le depará el futuro. «Era necesario poner a disposición de los médicos los resultados de los múltiples ensayos clínicos sobre diagnóstico, tratamiento y seguimiento de pacientes que han cambiado en los últimos años algunos de los conceptos relacionados con la hipertensión arterial», afirma el doctor Rafael Marín, vicepresidente de la SEH.

Durante la presentación del documento se citó que el 80 por ciento de los pacientes hipertensos sufre además otras enfermedades asociadas, como la diabetes, la obesidad o la hipercolesterolemia. Entre los objetivos para el nuevo siglo, está mejorar el control de los pacientes. «El control estricto es el elemento básico en la prevención de las enfermedades vasculares, tanto a nivel de corazón como del cerebro y del riñón», apunta el doctor Marín.

Otro concepto innovador es la necesidad de disminuir la presión sistólica (la máxima) como factor determinante para controlar el riesgo cardiovascular, principalmente en los ancianos, pues según el vicepresidente de la SEH «se ha demostrado que el riesgo cardiovascular está asociado sobre todo a la presión arterial sistólica y, también, a la llamada presión de pulso».

Según los nuevos estudios, a partir de los 50-60 años, la presión diastólica (la mínima) tiende a disminuir de modo espontáneo, mientras que la sistólica aumenta, debido a que las arterias se endurecen al tener mayor carga de calcio y colágeno. Este endurecimiento, base de la arteriosclerosis, es más rápido en los fumadores.

Según los expertos reunidos en la presentación de la guía, reducir la presión arterial sistólica será uno de los retos más importantes del tratamiento de la hipertensión arterial en este siglo, ya que se espera que en los próximos 20 o 30 años la edad media de la población española continúe aumentando. «La mayor esperanza de vida y el sobrepeso hace que hoy haya más diabéticos, y de ellos, el 80 o 90 por ciento tendrán hipertensión», afirma Marín, aumentando también entre los jóvenes por culpa de los malos hábitos nutricionales y el sedentarismo.

El hipertenso del siglo XXI

Con los datos recogidos los especialistas de la SEH-LEHLA afirman que el perfil del paciente hipertenso del siglo XXI será una persona mayor de 60 años, con predominio de la hipertensión sistólica y en muchos casos con obesidad y diabetes asociadas. «Los retos que se nos avecinan son el control de la hipertensión sistólica en los ancianos y controlar la hipertensión en los diabéticos», afirma Marín.

Una de las novedades que podría implantarse es el autocontrol mediante aparatos de brazo para medirse la tensión en el propio domicilio, «una gran ventaja para que el paciente se responsabilice de su control, siempre que no le lleve a un exceso de celo», aclara este especialista.

En la actualidad, el 27 por ciento de la población española adulta, y la mitad de los mayores de 65 años, sufre hipertensión arterial, circunstancia responsable de la mitad de los accidentes cardiovasculares en nuestro país. Cada año, la atención sanitaria a los hipertensos en España supera los 1.200 millones de euros: 480 millones de euros en gastos directos por diagnóstico, tratamiento e ingreso hospitalario y 721 millones de euros en gastos indirectos por bajas y pérdidas en productividad e invalidez.

El hecho de que sea una patología sin dolor ni otros síntomas dificulta que el paciente acuda al médico para su control, aunque según el vicepresidente de la SEH «en España se está produciendo una creciente sensibilidad en el control de la enfermedad, tanto en la Atención Primaria como en los pacientes». Sin embargo, sigue siendo un objetivo prioritario, «concienciar sobre todo a los hombres en activo de 40 a 60 años a que miren su presión con periodicidad, porque es importante», concluye el doctor Marín.