Las enfermedades cardiovasculares, es decir, aquellas que afectan al corazón o a los vasos sanguíneos, son la primera causa de mortalidad en los países desarrollados, representando el 40% del total de las muertes. Sus causas son diversas, aunque priman las derivadas de los malos hábitos: fumar, beber, llevar una mala alimentación y sobre todo, el estrés.
Según el profesor Blas Gil Extremera, catedrático de la Facultad de Medicina de la Universidad de Granada y presidente de la Sociedad Española de Medicina Interna, «en España son las enfermedades cerebrovasculares, así como la enfermedad coronaria y la insuficiencia cardíaca, las principales causas de ingresos hospitalarios, de incapacidad y de muerte».
«Los factores de riesgo modificables (los que se pueden evitar)», continúa este experto, «serían, entre otros, la hipertensión, la hipercolesterolemia, el tabaco y la obesidad». Lo ideal para evitar estas enfermedades sería eliminar los factores exógenos como el exceso de grasas, exceso de hidratos de carbono, el tabaco o la vida sedentaria en nuestra actividad diaria. «Los factores no modificables serían la herencia, el sexo y la edad.
Si el paciente continúa a lo largo de los años con hábitos nocivos para su salud, el efecto negativo de estos factores modificables produce una acción acumulativa y hay más posibilidades de desarrollar una complicación grave cardiovascular». Por su parte, el doctor José María Lobos Bejarano, médico de familia y coordinador de Formación Médica Continuada del Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Madrid afirma que «el médico de familia tiene una responsabilidad inequívoca, pues es el profesional situado en una posición óptima dentro del sistema de salud para implementar en la población todos los aspectos preventivos». El doctor Lobos destaca el trato directo que tiene el médico de familia con el paciente como situación idónea para realizar sugerencias y recomendaciones con el fin de modificar los estilos de vida que pueden llevar a un mayor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. «El médico de familia, al estar presente en la comunidad, hace un gran hincapié en la prevención de las enfermedades y en la educación sanitaria y contempla al paciente no como un individuo aislado, sino siempre en su entorno familiar y social», añade.
Existen similitudes y diferencias entre los internistas y los médicos de familia. Ambos facultativos tienen una visión integral y global del paciente y los dos se preocupan de los aspectos preventivos, curativos y rehabilitadores. Pero, mientras el internista desarrolla su actividad en el ámbito hospitalario, el médico de familia trabaja en el ámbito de la Atención Primaria y constituye el primer escalón de acceso a los servicios sanitario públicos. En este sentido, el profesor Gil Extremera señala que «la coordinación entre el médico de familia y el médico internista es clave, porque, a veces, a pesar de recibir las recomendaciones adecuadas, se desarrolla una enfermedad de estas características y la colaboración es importante en relación con el seguimiento del paciente y su tratamiento. Es una labor en equipo esencial». En palabras del doctor Pedro Conthe, internista del Hospital Gregorio Marañón y coordinador del Grupo de trabajo de Insuficiencia Cardíaca de la Sociedad Española de Medicina Interna, «se trata pues, de buscar puntos de encuentro que sirvan para acordar criterios de manejo diagnóstico y terapéutico. Se pretende definir qué pacientes deben ser remitidos a Servicios de Medicina desde Atención Primaria, cómo deben ser remitidos y cómo deben ser seguidos de manera coordinada, de una forma que asegure una continuidad en el contacto con el paciente y su familia desde una perspectiva multidisciplinar».
Tanto el doctor Lobos como el doctor Conthe insisten en que «puede ser adecuado, incluso cuando el paciente está ingresado por alguna complicación de su enfermedad, que el médico de familia continúe estando en contacto con él y con el equipo que le atiende en el hospital, lo que le trasmite, además, una importante sensación de tranquilidad y seguridad». Esta experiencia ya se viene realizando en algún centro y por algunos profesionales, aunque de forma individual y no sistematizada.
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