No existe evidencia sobre el hecho de que la radiación emitida por los teléfonos móviles cause ningún problema en la salud, pero tampoco hay información suficiente para concluir que no representa un riesgo. Esta es una de las conclusiones del estudio llevado a cabo por la Agencia de Evaluación de Tecnología e Investigación Médicas (AATM en sus siglas en catalán) que, a pesar de todo, recomienda la precaución.
El estudio realizado por la AATM pretende comprobar, recurriendo a diversas investigaciones científicas, si verdaderamente se puede relacionar el teléfono móvil con riesgos para la salud. El supuesto problema de los móviles estaría en las radiaciones que emiten éstos y las estaciones base. Según el estudio, estas radiaciones se han venido relacionando con toda una serie de efectos inespecíficos como el dolor de cabeza, la fatiga, los trastornos en el sueño o la pérdida de concentración, e incluso con el desarrollo de enfermedades más definidas, y graves, como son tumores cerebrales, tumores de glándulas salivales, leucemias o linfomas.
Las señales utilizadas en telecomunicaciones son las ondas electromagnéticas llamadas radiaciones de radiofrecuencia (o microondas). En el estudio, se citan los resultados obtenidos tras exponer cultivos celulares y tejidos, además de animales y humanos, a este tipo de radiaciones. Según los especialistas, se hace difícil extrapolar los resultados de experimentos hechos en tejidos y sobre animales a las personas. Los estudios con animales, en concreto, no han podido demostrar con base teórica que las microondas afecten al ADN, provocando cáncer, pero desde la AATM no se descarta que la radiación tenga efectos todavía no identificados.
Contexto de incertidumbre
Los estudios sobre humanos tampoco han sido muy concluyentes ya que no son demasiados y los constantes avances y cambios en este tipo de tecnología dificultan la valoración de la exposición en las personas estudiadas. Además, y según las conclusiones del estudio, el uso del móvil es relativamente reciente y esto no permite hacer una valoración epidemiológica exhaustiva de su impacto sobre la salud. Curiosamente, el efecto más importante y el único comprobado del móvil sobre la salud son los accidentes de tráfico, que no están relacionados con la exposición a ondas de radiofrecuencia. Según el estudio, el riesgo de tener un accidente mientras se usa el móvil es cuatro veces mayor que si no se utiliza.
La AATM define esta situación como un «contexto de incertidumbre y falta de resultados» en el que no está de más ser precavidos. Ante la falta de evidencias sobre la relación entre la telefonía móvil y ciertos problemas de salud, algunos países ya han propuesto medidas para reducir la exposición de las radiaciones que emiten los móviles y las estaciones base. Estas medidas se apoyan en el llamado «principio de precaución», una estrategia a seguir en casos de incertidumbre científica. Este principio consiste básicamente en no aceptar una actividad nueva hasta que no exista la evidencia positiva de que no comporta riesgos o de que estos son aceptablemente bajos.
En parte, estas medidas se hacen necesarias porque las cifras de usuarios de móviles son inmensas. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la industria de la telefonía móvil prevé tener 1,6 millones de abonados para el año 2005. En un caso así, incluso el más pequeño efecto adverso podría tener consecuencias importantes en la salud pública. De ahí que se insista desde la AATM en que la falta de evidencia no pueda significar falta de prevención.
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