El Nobel de Medicina premia las investigaciones sobre apoptosis y organogénesis

El Premio Nobel de Medicina ha galardonado los estudios sobre regulación genética del desarrollo de los órganos y el suicidio celular programado, realizados por los investigadores Sydney Brenner, Robert Horvitz y John E. Sulston.

El desarrollo normal de la vida requiere de la división celular para generar nuevas células, pero también es necesaria la muerte celular para que se mantenga el equilibrio en nuestros órganos. Cada día se crean más de un billón de células en el cuerpo de un adulto y en ese mismo día muere un número igual de células en un proceso de suicidio controlado o apoptosis.

Los científicos ahora galardonados identificaron las claves genéticas que regulan el desarrollo de los órganos y del suicidio celular programado en un nuevo modelo experimental: el nemátodo Caenorhabditis elegans , un gusano transparente de un milímetro de longitud. Estos hallazgos genéticos se pueden aplicar también a especies mayores, incluidos los humanos.

El conocimiento del suicidio celular programado ha permitido entender la base de algunas enfermedades. Así, nos ha hecho comprender los mecanismos por los que algunos virus y bacterias invaden nuestras células. También se sabe que en el SIDA, en los trastornos neurodegenerativos, el ictus o el infarto de miocardio se pierden células como resultado de una excesiva apoptosis. En otras patologías como las enfermedades autoinmunes o el cáncer se da la situación contraria, ya que mueren menos células de las que deberían.

El desarrollo de las investigaciones

** Sydney Brenner** , nacido en Sudáfrica en 1927, estableció el C. elegans como un nuevo modelo experimental de organismo. Este gusano se genera en un breve espacio de tiempo y al ser transparente permite hacer un seguimiento directo de la división celular con el microscopio. Brenner inició las investigaciones con este nemátodo y sentó las bases en una publicación de 1974, en las que demostraba que se podían inducir mutaciones específicas en el genoma de C. elegans utilizando el compuesto químico EMS (ethyl methane sulphonate). Así pudo ver que diferentes mutaciones se podían ligar a genes concretos y a determinados efectos en el desarrollo de órganos.

Esta combinación del análisis genético y de la visualización de la división celular observada en el microscopio inició los descubrimientos que premia el Nobel este año.

** John Sulston** , nacido en Inglaterra en 1942, continuó el trabajo de Brenner con C. elegans y desarrolló técnicas para estudiar la división celular en el nemátodo, desde el óvulo fecundado hasta el organismo adulto. Sulston demostró que el linaje celular es invariable y que cada nemátodo desarrolla exactamente la misma división celular y la misma diferenciación. Como resultado de estos hallazgos, Sulston señaló que siempre desaparecen unas células concretas durante la muerte celular programada e identificó la primera mutación de un gen que participa en la apoptosis.

_ Robert Horvitz_ , nacido en Estados Unidos en 1947, continuó las investigaciones anteriores. Describió los genes que controlan el suicidio celular en C. elegans y demostró que gran parte de estos mismos genes también existen en el ser humano. Asimismo, mostró cómo interactúan estos genes.

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