Familiares de afectados piden que la nueva ley de Educación les considere niños con necesidades específicas de apoyo educativo.
En España se estima que uno de cada 20 niños (entre un 5 y 7%) padece un trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), una enfermedad que afecta al desarrollo social y educativo de quienes la padecen hasta el punto de que está detrás del 25 por ciento de los casos de fracaso escolar que hay en España.
Así lo han alertado los autores del primer ‘Libro Blanco Europeo’ sobre este trastorno, elaborado por médicos, asociaciones de pacientes y familias a fin de ofrecer recomendaciones para mejorar su diagnóstico precoz y tratamiento y dar apoyo a los afectados.
Como ha reconocido el jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario Infanta Leonor de Madrid, Javier Quintero, quienes lo padecen pueden combinar síntomas derivados de las dificultades de atención y concentración, de un exceso de la actividad motora y de un mal o bajo control de los impulsos.
Esto hace que aumente el riesgo de fracasar escolarmente y de tener problemas de conducta y, en la adolescencia, de consumir drogas de forma más precoz.
«Si el niño no es capaz de prestar atención en el aula, su capacidad para seguir aprendiendo de forma progresiva es cada vez más complicada, lo que hace que le sea más difícil seguir el ritmo y poder aprobar», reconoce este experto. De hecho, un estudio en Estados Unidos apunta que estos niños tienen un riesgo ocho veces mayor de no terminar la enseñanza secundaria.
Además, ha añadido Quintero, también son niños que tienen más riesgo de sufrir acoso escolar que de producirlo. «Son más vulnerables, porque tienen dificultades de interacción con sus iguales», advierte.
Por todo ello, desde la Federación Española de Asociaciones de Ayuda al TDAH (FEAADAH) han pedido a los grupos parlamentarios que durante la tramitación del proyecto de Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE) se pueda modificar para incorporar la consideración de estos menores como escolares con necesidades específicas de apoyo educativo «por sus dificultades de aprendizaje».
«En las escuelas no está reconocido el trastorno, y genera una situación muy preocupante para los 350.000 niños que hay escolarizados con este trastorno», ha reconocido el presidente de FEAADAH, Fulgencio Madrid, que apunta que sólo Murcia, Navarra, Baleares y Canarias consideran a estos pacientes como escolares con necesidades específicas.
De hecho, a su juicio «sería una manera de garantizar la igualdad de estos menores, con independencia de la comunidad donde estén escolarizados», ha añadido.
Piden que los tratamientos sean más baratos
Asimismo, desde esta entidad también están en conversaciones con los grupos políticos para intentar que el tratamiento farmacológico de este trastorno pueda considerarse como medicamento de aportación reducida, lo que abarataría su precio, apunta Madrid.
«Con esta consideración pagaríamos 4 euros al mes, y no 40 o 50 como estamos haciendo ahora», ha destacado el presidente de FEAADAH, que de hecho ha reconocido que hay niños que están dejando de tratarse «porque no pueden pagarlo».
El ‘Libro Blanco’ incide también en la importancia de mejorar el diagnóstico de la enfermedad, ya que actualmente sólo un 1 por ciento de los pacientes está correctamente diagnosticado.
En este punto, el doctor Quintero ha reconocido que, aunque el diagnóstico actualmente es únicamente clínico (en función de determinados síntomas), la investigación sobre este trastorno podría hacer que en un futuro pudiera detectarse a través de la genética y de técnicas de imagen cerebral.
Asimismo, ha negado que ahora se esté sobrediagnosticando este trastorno o que pudiera relacionarse con una mala educación del menor. «Es como si pretendemos reprender a un niño cojo por cojear», ha dicho.
Además, los expertos defienden que un abordaje multidisciplinar de la enfermedad y un correcto tratamiento, combinando el uso de fármacos con otras terapias, permite mejorar la respuesta de estos menores y evita el riesgo de que la enfermedad persista en edad adulta, algo que sucede en la mitad de los casos.
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