El tratamiento del dolor crónico necesita mejorar, según la SED

Un estudio elaborado por la Sociedad Española del Dolor (SED) señala el impacto que tiene el dolor crónico sobre la calidad de vida de los pacientes y pone de manifiesto la elevada aceptación del dolor que tienen estos enfermos, especialmente las personas de edad avanzada. En España cuatro millones y medio de personas sufren dolor crónico y llevan una media de nueve años padeciendo esta situación.

El dolor crónico afecta en España a cuatro millones y medio de personas y perjudica seriamente su calidad de vida, pero el abordaje médico que se practica actualmente es todavía bastante deficiente. La falta de información del personal sanitario, de los propios pacientes y de sus familias contribuye a que un alto porcentaje de personas con dolor crónico no estén recibiendo el tratamiento adecuado.

La aceptación del sufrimiento es especialmente alta en nuestra cultura y entre las personas de más edad lo que provoca que los pacientes lleven una media de nueve años padeciendo de dolor crónico, según revela el estudio Valoración socio-epidemiológica del paciente mayor de 65 años con dolor crónico no oncológico , elaborado por la Sociedad Española del Dolor (SED). En este sentido, «si la población española no tuviese ese grado de conformidad, probablemente los médicos prestarían más atención a este problema», afirma el doctor Manuel Rodríguez, presidente de la SED.

El estudio

La Valoración socio-epidemiológica del paciente mayor de 65 años con dolor crónico no oncológico ha contado con la participación de 594 ancianos tratados en las unidades de dolor de 15 hospitales españoles. A través de sus respuestas se ha observado una relación directa entre la calidad de vida y la intensidad del dolor, dado que esta dolencia impide a los pacientes llevar una vida normal. Los datos revelan que alrededor del 69 por ciento de los pacientes mayores de 65 años con dolor crónico considera que su dolencia tiene una influencia demasiado elevada en su calidad de vida, llegando a afectar su estado de salud (un 72 por ciento considera que el dolor ocupa un lugar muy importante en su vida). Pero el dolor crónico no sólo afecta al paciente, ya que también puede alterar las relaciones familiares y provocar depresiones. El 35,6 por ciento de estos enfermos reconoce que padece depresión y casi un 19 por ciento recibe tratamiento psicológico. «El dolor crónico hace que la vida del paciente gire completamente alrededor de este problema, lo que le aísla de su familia y sus amistades», explica el doctor Rodríguez.

Como es la atención que reciben

Por otro lado, este estudio, realizado gracias a la colaboración de la Fundación del Instituto Upsa del Dolor, arroja cifras bastante desalentadoras acerca de la atención que reciben los pacientes con dolor crónico, porque han de esperar una media de cinco años para que sean derivados a unidades hospitalarias especializadas que es donde mejor pueden abordar el tratamiento. Como explica el presidente de la SED, esta situación se produce «a pesar de que en esas unidades reciben la terapia más adecuada y se produce una mejora significativa de su calidad de vida».

Además, para que un paciente sea tratado en estas unidades especializadas ha de recorrer una media de 25 kilómetros desde su domicilio hasta el centro hospitalario, lo que evidencia la necesidad de crear más unidades de dolor en los centros de salud y mejorar la formación de los especialistas y lo médicos de atención primaria ya que es en este nivel en el que se trata al 83 por ciento de los pacientes.

Respecto al tratamiento, el estudio revela que también hay bastantes déficits ya que el 54 por ciento recibe terapia no farmacológica, siendo el bloqueo nervioso, la rehabilitación y la fisioterapia las medidas más utilizadas para aliviar el dolor que padecen los enfermos mayores de 65 años.

El tratamiento farmacológico

En cuanto a la prescripción de fármacos, los antiinflamatorios no esteroideos son el medicamento más empleado, en un 43,4 por ciento de los casos. En este sentido, el doctor Rodríguez recuerda que un gran porcentaje de los pacientes que sufren de dolor tienen una serie de patologías concomitantes como la hipertensión (que afecta a un 60 por ciento de los pacientes), el colesterol elevado (a un 25 por ciento) o la diabetes (al 22 por ciento) y que se ven agravadas por el uso de AINE»s. «Por tanto -subraya- el uso continuado y muchas veces innecesario de AINE»s, no va a solucionar el problema del dolor y producirá además una serie de efectos secundarios (problemas gástricos o renales) o agravará otros que el paciente ya padecía». Además, «la patología que causa más dolor crónico es la artrosis, que no es una enfermedad inflamatoria, sino degenerativa, por lo que debería ser tratada con analgésicos puros como el paracetamol» asegura este especialista.

El doctor Manuel Rodríguez recomienda emplear los antiinflamatorios no esteroideos sólo en las patologías para las que están indicados y seguir la escala analgésica de la Organización Mundial de la Salud (OMS). «Únicamente el 10 por ciento de los médicos españoles (tanto de Atención Primaria como Especializada) aplican la escala de la OMS para tratar el dolor, lo que pone de manifiesto la falta de interés general por este tema», recalca el presidente de la SED. Según esta escala, el primer nivel de tratamiento incluye además otros medicamentos como el paracetamol; si el paciente no responde es necesario cambiar al siguiente escalón terapéutico, en el que se encuentran los opiáceos menores y las asociaciones de estos con medicamentos como el paracetamol.

En resumen, es muy importante que el paciente y su familia sean conscientes que el dolor crónico se puede tratar y, por lo tanto, están en su derecho de exigir un cuidado adecuado. «Pero el problema es que la inmensa mayoría de los médicos no siempre maneja toda la información sobre los medicamentos disponibles», recuerda el doctor Rodríguez. Por tanto, la solución pasa por mejorar la formación de los especialistas y médicos de atención primaria en el tratamiento del dolor. Cualquier plan de mejora del control del dolor crónico debe pasar por los centros de salud porque es donde se trata al mayor número de pacientes.