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16Nov. 12
La resistencia a los antibióticos es un problema de salud pública que pone en riesgo a aquellos pacientes que necesitan o van a necesitar los antibióticos en situaciones críticas para su salud.
Los antibióticos son un tipo de medicamento que puede matar a las bacterias o inhibir su crecimiento y así curar las infecciones. Los antibióticos no curan infecciones causadas por virus, como el resfriado común o la gripe, únicamente son eficaces para combatir las infecciones bacterianas. El diagnóstico correcto y la decisión respecto a la necesidad de administrar antibióticos son competencia exclusiva de los médicos, por ello se han de seguir siempre las indicaciones del médico y tomar los antibióticos cómo y cuándo él lo indique.
Se dice que una bacteria ha desarrollado resistencia cuando un antibiótico específico pierde su capacidad para eliminarla o para detener su crecimiento. Las bacterias resistentes sobreviven en presencia del antibiótico y siguen multiplicándose, prolongando la enfermedad e incluso causando la muerte. El uso excesivo e inadecuado de los antibióticos acelera la aparición y la propagación de bacterias resistentes.
El uso prudente de los antibióticos es vital
La Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC), con motivo de la celebración del Día Europeo para el Uso Prudente de Antibióticos, el 16 de noviembre, incide en la importancia de utilizar este tipo de medicamentos de forma adecuada, para de esta manera evitar que las bacterias se vuelvan resistentes y los antibióticos dejen de tener eficacia.
Este día, promocionado y coordinado por el Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades (ECDC) desde 2008, pretende dar a conocer la amenaza que supone para los ciudadanos europeos hacer un uso abusivo o incorrecto de los antibióticos. La resistencia a los antibióticos es un problema de salud pública que pone en riesgo a aquellos pacientes que necesitan o van a necesitar los antibióticos en situaciones críticas para su salud.
Es de vital importancia que la población haga un uso responsable de los antibióticos y que siga rigurosamente la prescripción médica. Se deben tomar las dosis recomendadas, a las horas indicadas y durante los días establecidos por el médico o se corre el riesgo de favorecer el aumento de las resistencias.
Limitaciones en las alternativas de tratamiento
Uno de los principales problemas en relación con las bacterias resistentes es la pérdida de alternativas de tratamiento antibiótico frente a las infecciones producidas por bacterias multirresistentes, aquellas que son resistentes a tres o más familias de antibióticos.
Cada vez son más frecuentes los casos en los que los únicos antibióticos que se pueden utilizar son antibióticos antiguos que se desarrollaron hace décadas y cuyo uso se limitó debido a los efectos secundarios. El Dr. Jesús Oteo, miembro de la SEIMC e investigador titular del Laboratorio de Antibióticos del Centro Nacional de Microbiología, advierte “el número de nuevos antibióticos en investigación es escaso. Existe un riesgo real de que nos quedemos sin antibióticos eficaces para tratar determinadas infecciones bacterianas”. ´Por ejemplo, los antibióticos carbapenémicos, que se utilizan como última posibilidad de tratamiento en muchas infecciones, son una de las familias más eficaces contra bacterias como Klebsiella pneumoniae y Pseudomonas aeruginosa. Sin embargo, la resistencia a estos antibióticos en K. pneumoniae , bacteria causante de neumonías e infecciones en pacientes ingresados en unidades de cuidados intensivos y en neonatos, ha experimentado un fuerte aumento en algunos países de nuestro entorno como Grecia (del 28% en 2005 al 67% en 2011), y en España ya se han detectado importantes brotes hospitalarios producidos por este tipo de bacterias. En P. aeruginosa , bacteria que infecta heridas, tracto pulmonar, tracto urinario y causa infecciones en la sangre, la resistencia afectó a un 22% de las cepas en 2010. En España, esta cifra aumentó del 15% en 2006 al 21% en 2011.
El tratamiento con antibióticos inadecuados, y el retraso en la administración de un tratamiento correcto, en aquellos pacientes con infecciones graves está relacionado con una peor evolución clínica y, en ocasiones, con la muerte. El ECDC estima que en Europa más de 25.000 pacientes mueren al año por bacterias multirresistentes, y que los gastos anuales por prolongación de la estancia hospitalaria y pérdidas de productividad debido a este motivo son superiores a los 1500 millones de euros. El Dr. Oteo comenta “Nos estamos quedando sin antibióticos eficaces debido a la rápida progresión de las resistencias, y esta progresión se produce en gran parte por su uso incorrecto. Una administración prudente de los antibióticos puede contribuir a detener el desarrollo de bacterias resistentes y ayudar a que éstos sigan siendo eficaces en el futuro”.
Además, gran parte de las técnicas y procedimientos de la medicina actual (cirugía mayor, tratamientos contra el cáncer, trasplantes de órganos) no serían posible sin antibióticos eficaces.
Un alto porcentaje de los pacientes hospitalizados recibe un antibiótico inadecuado
Los expertos señalan la elección inadecuada del antibiótico como uno de los principales factores claves en el desarrollo de resistencias. En este sentido, este uso incorrecto es un aspecto clave a mejorar, dada la alta probabilidad que poseen los pacientes hospitalizados de recibir un antibiótico (hasta el 50% de todos los antibióticos utilizados en los hospitales pueden ser inadecuados).
Según se pone de manifiesto en el estudio REACH, un ensayo retrospectivo que ha evaluado el tratamiento médico de pacientes con infecciones complicadas de la piel y de tejidos blandos (IPTBc ) o neumonía adquirida en la comunidad (NAC) moderadas o graves en el ámbito hospitalario, entre el 37% y el 47% de estos pacientes europeos hospitalizados fue necesario modificar el tratamiento antibiótico inicial, cifras incluso superiores en los pacientes que padecían otras enfermedades.
Dentro del mismo estudio, realizado por la compañía biofarmacéutica AstraZeneca, con el objetivo de conocer la práctica diaria habitual de la NAC y las IPTBc en hospitales de toda Europa, se ha observado también el impacto de esta situación. Los resultados mostraron que la utilización de recursos fue mayor en los pacientes en los que fue necesario modificar el tratamiento antibiótico que en los pacientes en los que no lo fue. En concreto, en los que hubo un cambio en el tratamiento inicial se encontró un aumento en la duración de la estancia hospitalaria, en las tasas de ingreso en la unidad de cuidados intensivos o en la aparición de complicaciones, como por ejemplo shock séptico.
“El estudio REACH pone de relieve las considerables consecuencias negativas para la salud que puede tener en el paciente un tratamiento inadecuado así como los elevados costes sanitarios que puede acarrear el uso de recursos hospitalarios asociados a la modificación del tratamiento” señala la Dra. Inés Margalet, Directora Médica y de Registros, de AstraZeneca España. “En el caso concreto de los pacientes hospitalizados con NAC e IPTBc, la alta tasa de modificación del tratamiento inicial pone de manifiesto la necesidad de evaluar las pautas de tratamiento óptimas con el fin de prevenir la aparición de bacterias resistentes a los antibióticos y reducir la morbilidad asociada a un mal uso”, añade la Dra. Margalet.
España, entre los países más afectados
Los datos más recientes confirman que el número de pacientes infectados por bacterias resistentes está aumentando de forma alarmante en la Unión Europea, y en concreto en nuestro país.
Según expertos de la SEIMC, Escherichia coli , bacteria responsable de infecciones intestinales y extraintestinales en ocasiones graves, ha aumentado su resistencia de manera considerable en los últimos años en España. La multirresistencia en esta bacteria se ha duplicado durante la última década, pasando del 12% en 2001 al 26% en 2011.i
Staphylococcus aureus es uno de los patógenos humanos más frecuentes, causa habitual de infecciones de piel, tejidos blandos, infecciones quirúrgicas y neumonías, entre otras. Alrededor del 23% del total de infecciones de sangre producidas por S. aureus en 2011 en España se produjo por bacterias resistentes a la meticilina. Este porcentaje contrasta con las tasas de resistencia que se dan en otros países de Europa, como Holanda o Noruega (<1%).
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