Enfrentarse a la Esclerosis Múltiple

25Nov. 05

La Esclerosis Múltiple (EM) es una enfermedad crónica e imprevisible de nuestro Sistema Nervioso Central -cerebro, médula espinal y nervios ópticos- que se produce cuando nuestro sistema inmunológico se descontrola y ataca a nuestras propias células y tejidos sanos. Se desconoce su causa aunque los factores ambientales y genéticos podrían influir en su aparición. A día de hoy no existe un fármaco curativo, pero sí existen tratamientos para modificar su evolución cuya efectividad viene determinada por la precocidad de su diagnóstico. Te lo explicamos.

La Esclerosis Múltiple es una patología inflamatoria y degenerativa relativamente frecuente, ya que afecta a 80 de cada 100.000 habitantes, y que actualmente en España ya la sufren unas 40.000 personas, como informa el doctor Txomin Arbizu, Jefe de la Unidad de Esclerosis Múltiple del Hospital del Bellvitge.

Se trata de una patología cuyos primeros síntomas comienzan entre los 25 y los 35 años de media y que es más frecuente en las mujeres que en los hombres, en una proporción de dos a uno. Esto es debido, en palabras del doctor Arbizu, «a que las mujeres son más susceptibles a padecer patologías del sistema inmunológico por causas de tipo hormonal».

Este tipo de patologías sucede cuando «nuestro sistema de defensas se altera y en lugar de atacar a los agentes exteriores como virus y bacterias, perciben estructuras del organismo como si fueran los agresores». En el caso de la esclerosis sucede que nuestro sistema inmunológico ataca a la mielina, «una sustancia que recubre los nervios y que de ella depende la velocidad con la que los nervios conducen los impulsos eléctricos en nuestro organismo». Si se altera, los impulsos se conducen mal y es «cuando aparecen los primeros síntomas» detalla el especialista.

Los síntomas son de tipo sensitivo-motores y muy llamativos. En el 20 por ciento de los casos se produce «la pérdida de la visión de un ojo en una persona muy joven». En el resto de casos, son personas que sufren pérdidas de sensibilidad o parálisis en alguno de sus miembros, con una duración superior a 24 horas; combinadas con espasticidad, visión doble, mareo, pérdida de control de los esfínteres, entre otros.

Factores de riesgo genéticos y ambientales

Actualmente, se desconoce «la causa con mayúsculas, responsable de la enfermedad; sin embargo hay dos factores -el ambiental y el genético- que sí influyen», matiza este especialista. Por una parte, «no es una patología que la padezca cualquier persona sino que existe individuos con una cierta predisposición genética». Es lo que se denomina susceptibilidad genética , porque «no es que se herede la patología si no la predisposición a sufrirla», matiza el doctor Arbizu. A esa susceptibilidad, debería añadirse además una infección «supuestamente por un virus o algún agente del medio ambiente que acabaría desencadenando a enfermedad». Por otro lado, también sabemos que se originó en los Países Escandinavos, por ello, no es de extrañar, como explica este especialista, «que sea más frecuente en personas de raza blanca que en personas de la negra o amarilla».

Sobre el aumento de su incidencia entre la población, la mayoría de especialistas respaldan la teoría de la higiene , que dice que el incremento de higiene y vacunación en las sociedades avanzadas, además de evitarnos enfermedades está generando un efecto contraproducente en nuestra salud. «No sufrimos infecciones por virus y bacterias de niños; sin embargo, se desarrollan patologías como el lupus o la esclerosis de adultos», explica el especialista.

Y es que, «cuando un niño sufre una varicela, rubeola o meningitis, entre otras patologías causadas por agentes infecciosos, generan resistencia a estos agentes virales o bacterianos del medio ambiente». Sin embargo, cuando se da una patología infecciosa en la edad adulta, según la teoría de la higiene, «nuestras defensas en lugar de atacar al virus pueden llegar a agredir a nuestro propio cuerpo, causando una EC o un lupus».

Recibir un diagnóstico de EM

Tras el diagnóstico de Esclerosis Múltiple, «los pacientes se quedan perplejos y les es difícil de explicar a sus familiares en qué consiste la patología que sufre». En ese sentido, «nosotros los especialistas establecemos una comparación de la EC con el asma, ya que el enfermo sufre episodios o crisis periódicas que, en el caso de la enfermedad del sistema nervioso central los síntomas duran aproximadamente de 15 días o un mes y que suelen desaparecer aunque tienden a recurrir con el paso del tiempo.

Los pacientes deben saber que «actualmente hay un tratamiento contra los síntomas y que, además, utilizado de manera precoz es la mejor arma de la que disponemos hoy día para hacer frente a la patología». Diagnóstico y tratamiento precoz son, por tanto, fundamentales para mejorar la calidad de vida de un paciente con EM.