¿Eres una esclava de la báscula?

28Nov. 06

La comunidad médica está detectando casos de anorexia y bulimia a edades cada vez más tempranas, han alertado los especialistas reunidos en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) de Valencia con motivo del encuentro de expertos Trastornos de la Conducta Alimentaria: anorexia y bulimia nerviosa.

Para Mae Lynn Reyes, psicóloga de la Universidad de Puerto Rico y especializada en trastornos alimentarios, son múltiples los factores que pueden conducir un niño a desarrollar problemas alimentarios: desde los factores genéticos -en pequeños con sobrepeso- hasta la falta de autoestima y presión social.

«Hay pequeños que comienzan a desarrollar grandes preocupaciones por su físico, porque se sienten rechazados por otros menores, lo que les lleva a querer hacer dietas estrictas y a seguir medidas que les puede conducir a padecer una anorexia», ha alertado la psicóloga puertorriqueña.

Por ello, «es importante comenzar a hacer prevención desde bien pequeños; los nueve años es una buena edad para inculcar hábitos saludables de alimentación», concluye la especialista.

Primeros síntomas de alerta

La debilidad, la anemia, el saltarse comidas o la falta de concentración pueden ser los primeros síntomas de un trastorno alimentario, así como los cambios de conducta, han recordado los especialistas durante el encuentro. Estos indicios «puede servir a los padres para ponerse en alerta ante estas patologías que en muchos casos mezclan rasgos de bulimia y anorexia», ha matizado la psicóloga.

Para prevenir estos síntomas, la familia debe ocupar un papel primordial. Para la psicóloga Lynn, «los padres deben promover la autoestima en el niño, no fomentar la crítica y trabajar la aceptación del cuerpo». También es importante «promover hábitos alimentarios saludables desde bien pequeños e inculcar la práctica del ejercicio físico asociada a la diversión», recomienda esta experta. Y, si es necesario, «hay que abrir el diálogo y hablar claramente para, en el caso de padecer estos problemas, determinar si se requiere la ayuda de un profesional para erradicarlos», añade.

Las escuela también debe tomar partido en la prevención. «Los profesores y el resto de la sociedad, incluidos los medios de comunicación, deben involucrarse en la educación en hábitos saludables». En ese sentido, la especialista ha recordado que «los niños tienen acceso a los medios de comunicación y por ello no se les puede tratar como seres aislados, porque son parte de lo que la sociedad promueve».

En ese sentido, «hay que desarrollar iniciativas encaminadas a promover la alimentación sana, no exigir un peso mínimo o máximo, y tener siempre en cuenta las características físicas de cada persona», ha destacado la psicóloga.

¿Padres con anorexia, hijos con anorexia?

Los expertos que participan en el seminario han destacado que existe una predisposición genética a heredar los problemas de aquellos padres que sufren o han sufrido estas patologías. En esta línea Mae Lynn ha comentado que «el hecho que un familiar sufra trastornos alimentarios supone un factor de riesgo, no sólo por la predisposición genética sino por las preocupaciones que se les pueden transmitir a los pequeños sobre peso y figura, porque son patrones que se aprenden».

Por su parte, el doctor Miguel Segovia, psiquiatra y secretario de la Sociedad de Psiquiatría de la Comunitat Valenciana, ha subrayado que «no es sólo la cuestión genética la que prevalece en la aparición de estos problemas, sino también los hábitos alimentarios que se han aprendido de estos padres».

Por otra parte, para este especialista, el miedo a engordar es irracional ya que «comiendo adecuadamente y saludablemente, y manteniendo un peso ideal no se tiene por qué ganar peso, si estamos bien de salud». En ese sentido, ha insistido en la trascendencia de cuidar los hábitos alimentarios y en la importancia de comer pequeñas cantidades razonables a lo largo del día, sin saltarse ninguna comida, para evitar el riesgo de atracón.