Aunque no fumar es la mejor medida para prevenir el cáncer de pulmón, los científicos buscan también otras vías para reducir su elevada mortalidad. En este sentido, los avances en los estudios genético-moleculares podrían suponer una gran esperanza en la detención de este tumor en fases iniciales para aumentar así la supervivencia de los pacientes, que actualmente se sitúa en el 15 por ciento a cinco años.
Aunque no fumar es la mejor medida de prevención del cáncer de pulmón, los científicos buscan también otras vías para reducir su elevada mortalidad. En este sentido, los avances en los estudios genético-moleculares podrían suponer una gran esperanza en la detención del cáncer en fases iniciales para aumentar así la supervivencia de los pacientes, que actualmente se sitúa en el 15 por ciento a cinco años.
Cada año se diagnostican 20.000 nuevos casos de cáncer de pulmón, el 90 por ciento de los cuales se deben al tabaco, según la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC). Este tipo de cáncer es el más frecuente entre los varones y también constituye la primera causa de muerte en la población masculina, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). «Se trata del tipo de tumor con peor pronóstico y esperanza de vía, si no se diagnostica en fases muy iniciales. Actualmente, sólo el 15 por ciento de los pacientes con este cáncer sobrevivirá a cinco años», alerta el doctor Luis Montuenga del Área de Oncología del Centro de Investigación Médica Aplicada de la Universidad de Navarra. Por ello, «la reducción del tabaquismo, el desarrollo de fármacos y, sobre todo, los avances para una detección cada vez más precoz, son las mejores opciones para disminuir su elevada mortalidad», concluyeron los asistentes al Curso sobre Cáncer del Pulmón organizado recientemente por la Escuela Europea de Oncología (ESO) en Madrid.
«A pesar de que el tabaco es el principal responsable del cáncer de pulmón, es necesario redoblar los esfuerzos para comprender los mecanismos biológicos que constituyen la aparición y evolución de la enfermedad», expresó Montserrat Sánchez Céspedes, jefa del Grupo Cáncer de Pulmón del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO). Así, «es fundamental la identificación de todos los genes implicados en el proceso tumoral y determinar su función durante la enfermedad», concluyó la doctora.
Avances reveladores de los Biochips
Las investigaciones en Biología Molecular y el uso de los biochips están proporcionando datos reveladores sobre las listas de genes o alteraciones genéticas implicadas en este tipo de cáncer, según los especialistas. En este sentido, las investigaciones actuales se centran en los los genes supresores de tumores, en las mutaciones de ciertos genes y en la alteración de ciertas proteínas del cuerpo humano. Según la doctora Sánchez-Céspedes, «en un futuro próximo la descripción de las alteraciones genético-moleculares podría ser un avance muy importante a la hora de detectar un cáncer de pulmón de manera más precoz». En este sentido, los científicos podrían identificar a personas con más susceptibilidad de padecer este cáncer, podrían saber la gravedad del tumor con anticipación e incluso prever la respuesta del paciente a un tratamiento específico antes de someterse a él. «Conocer estos genes humanos implicados y su función en el desarrollo del cáncer suponen nuevas dianas para el diseño de terapias específicas para cada una de estas alteraciones», concluye la doctora.
Según los expertos, estos nuevos biomarcadores podrían determinar la existencia de un cáncer de pulmón mucho antes que con los actuales métodos (el diagnóstico por imagen, el análisis de una muestra de sangre o del líquido bronquioalveolar). Aunque, como afirma la doctora Sánchez-Céspedes, «aún queda mucho camino por recorrer para disponer de un sistema que permita un diagnóstico más precoz al actual, aspecto fundamental para aumentar la supervivencia del paciente, así como disponer de efectivas medidas de prevención que se añadan al hecho de dejar de fumar».
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