02Ago. 02
El documento elaborado por la SEH-LELHA está dirigido a los médicos de Atención Primaria y a los especialistas en patologías asociadas a la hipertensión como cardiólogos, nefrólogos o endocrinólogos
Habían pasado seis años desde la última actualización publicada en España sobre los últimos avances en diagnóstico y tratamiento de la Hipertensión Arterial (HTA), en los que se han dado múltiples avances en estos campos. Por ello, la Sociedad Española de Hipertensión (SEH) y la Liga Española de Lucha contra la Hipertensión Arterial (LELHA) han elaborado y presentado este nuevo documento, que se publicará en la revista Hipertensión.
«Era necesario poner a disposición de los médicos los resultados de los múltiples ensayos clínicos sobre diagnóstico, tratamiento y seguimiento de pacientes que han cambiado en ese tiempo algunos de los conceptos relacionados con la HTA» afirma el doctor Rafael Marín, vicepresidente de la SEH. En este sentido, la actualización española recoge las novedades de otros importantes consensos como el de la Sociedad Americana de Hipertensión de 1997 y los informes de la Sociedad Británica de Hipertensión y de la Organización Mundial de la Salud, ambos de 1999.
Mejorar el control
Durante la presentación del documento se citó que el 80 por ciento de los pacientes hipertensos sufre además otras enfermedades asociadas, como la diabetes, la obesidad o la hipercolesterolemia. Uno de los puntos clave de la guía es que los últimos ensayos epidemiológicos apuntan la necesidad de mejorar el control del nivel de presión arterial.
«El control estricto es el elemento básico en la prevención de las enfermedades vasculares, tanto a nivel de corazón como del cerebro y del riñón», apunta el doctor Marín. Este especialista explica como el umbral de riesgo hace unos años estaba en una presión arterial igual o superior a 160/95 mmHg, pero «en los últimos 6-8 años estas cifras disminuyeron hasta 149/90 mmHg» y en el caso de los pacientes con otra patología asociada como insuficiencia cardiaca, renal o diabetes «la reducción debe ser hasta cifras menores de 130/80-85 mmHg».
Otro concepto innovador es la necesidad de prestar más atención a la disminución de la presión sistólica como factor determinante para controlar el riesgo cardiovascular, principalmente en el paciente anciano. «Con anterioridad», continúa el doctor Marín, «se creía que manteniendo la presión diastólica por debajo de 90-95 mmHg era suficiente , pero se ha demostrado que el riesgo cardiovascular está asociado sobretodo a la presión arterial sistólica y, también, a la llamada presión de pulso, que es la diferencia entre presión sistólica y diastólica».
Según los nuevos estudios, a partir de los 50-60 años, la presión diastólica tiende a disminuir de modo espontáneo, mientras que la sistólica aumenta, debido a que, las arterias se endurecen al tener mayor carga de calcio y colágeno. Una situación que empeora en los fumadores.
Según los expertos reunidos en la presentación de la guía, reducir la presión arterial sistólica será uno de los retos más importantes del tratamiento de la HTA en este siglo, ya que se espera que en los próximos 20 o 30 años la edad media de la población española continúe aumentando. «La mayor esperanza de vida y el sobrepeso hace que hoy haya más diabéticos, y de ellos, el 80 o 90 por ciento tendrán hipertensión», afirma Marín, aumentando también entre los jóvenes por culpa de los malos hábitos nutricionales y el sedentarismo.
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