Hacia la medicina individualizada en el tratamiento de la Artritis Reumatoide

En la actualidad, el tratamiento de un paciente con artritis reumatoide se basa en el uso precoz de Fármacos Modificadores de la Enfermedad (FAME), químicos o biológicos, para evitar la progresión de la dolencia. Los fármacos biológicos han revolucionado las expectativas de esta enfermedad por su eficacia terapéutica y su buen perfil de tolerancia.

Aunque la causa de la artritis reumatoide sigue siendo desconocida, por el momento se atribuye atribuye su origen a una interacción de causas, entre ellas los factores genéticos (poligénica) y ambientales (virus, tóxicos, tabaco, etc.).

Ya que los factores que causan la enfermedad son fundamentalmente genéticos, «es preciso ampliar los conocimientos en el campo de la farmacogenética, o de los factores genéticos que condicionan la respuesta o toxicidad individual de los fármacos», afirmó el doctor José Luis Pablos, del Hospital 12 de Octubre de Madrid, en la reciente celebración del curso Medicina Individualizada en Artritis Reumatoide , organizado por el Instituto Roche.

La evolución de la artritis reumatoide es muy variable y en cada paciente las manifestaciones de la enfermedad son distintas, por lo que el tratamiento debe ser individualizado. «Un adecuado aprovechamiento del conocimiento actual de la fisiopatología de esta enfermedad y de tecnologías ya desarrolladas, pueden permitir en un futuro cercano pronosticar su curso y utilizar de forma más eficiente las terapias disponibles de manera individualizada en cada paciente», afirmó este experto.

El diagnóstico precoz de la enfermedad y el tratamiento con Fármacos Modificadores de la Enfermedad de origen químico o biológico pueden lograr tasas considerables de remisión de la enfermedad (entre el 30 y el 50 por ciento de los pacientes), manifestaron los expertos reunidos en este curso.

Los fármacos biológicos están disponibles, pero…

«Aunque estamos lejos de lograr la curación definitiva de la enfermedad, el objetivo es conseguir remisiones en los enfermos y el mantenimiento de su capacidad funcional y de su calidad de vida», añadió el Dr. Raimón Sanmartí, del Hospital Clínic de Barcelona.

Los fármacos biológicos han revolucionado las expectativas de esta enfermedad por su eficacia terapéutica y su buen perfil de tolerancia. Pero una de las condiciones para que los pacientes puedan acceder a ellos es que no hayan respondido a las terapias clásicas (antipalúdicos, sales de oro, metotrexato, sulfasalacina o leflunomida, entre otros).

Otro de los principales inconvenientes de los fármacos biológicos es su elevado coste, que incrementa notablemente el gasto farmacéutico. Sin embargo, según José Luis Marenco, del Hospital de Valme, «ese incremento del gasto farmacéutico se ve equilibrado por los beneficios producidos en el paciente en términos de menor incapacidad laboral, reducción en la necesidad de intervenciones quirúrgicas correctoras o menor número de ingresos al año (gastos indirectos)».

Por el momento y dada la poca experiencia en el tiempo en la utilización de estos fármacos (infliximab, HuMax-IL15, adalimumab, abatacept, rituximab, etanercept, MRA (IL-6R), anakinra), los expertos no pueden predecir con total certeza ni la respuesta a los tratamientos ni su toxicidad. No obstante, dada su eficacia, la tendencia es a utilizar los fármacos biológicos de forma más precoz en el tratamiento de la artritis reumatoide.

Las cifras de la Artritis Reumatoide

La artritis reumatoide afecta a 250.000 personas en nuestro país y su prevalencia aumenta con la edad siendo mayor entre los 40 y 60 años y también depende del género afectando en mayor medida a las mujeres.

Actualmente es la primera causa de invalidez permanente y la tercera de incapacidad laboral en España.

Además de la incapacidad física, esta enfermedad disminuye la esperanza de vida entre tres y 18 años, según un estudio publicado en Circulation. «La principal causa de muerte entre los enfermos de artritis reumatoide es la enfermedad cardiovascular, en el 42 por ciento de los casos, seguida de los procesos infecciosos», explicó el Dr. Jesús Tornero, del Hospital Universitario de Guadalajara.

Teniendo en cuenta que -como destacan los expertos- por diversos motivos es una enfermedad que se asimila al cáncer, el diagnóstico precoz es de vital importancia. Aún así «los pacientes llegan a tardar hasta 18 meses en tener un diagnóstico de artritis reumatoide, un tiempo valioso cuando se trata del deterioro de las articulaciones», afirmó Antonio Torralba, paciente y presidente de Conatritis.