Hasta un 80 por ciento de las personas que acuden al médico general con dolor inexplicable padecen algún tipo de trastorno depresivo no diagnosticado

Aunque ya se intuía una posible relación entre depresión y dolor de origen desconocido o inexplicable, el estudio epidemiológico DeDo (Depresión y Dolor) ha confirmado que esta vinculación es más estrecha de lo que se pensaba y que resulta recíproca.

Un 80,4 por ciento de las personas que acuden al médico de cabecera refiriendo dolor que no tiene un origen etiológico concreto, o que presenta una intensidad mayor de la que cabría esperar teniendo en cuenta el factor desencadenante, tienen signos depresivos no diagnosticados previamente. Esta es la principal conclusión que se desprende de este estudio, presentado en el Simposio «Depresión y Atención Primaria: Paradigmas en constante evolución», organizado en el marco del Congreso de la WONCA-WPA (World Family Doctor Caring for People-World Psychiatric Association), celebrado en Granada.

Partiendo de estos hallazgos, según el Dr. Luis Agüera, coordinador del trabajo y perteneciente al Servicio de Psiquiatría del Hospital 12 de Octubre de Madrid, «los médicos de familia deben asumir que ante una persona que llega a su consulta quejándose de dolor de origen inespecífico o más intenso de lo que cabría esperar, tienen que hacer una búsqueda proactiva de signos de depresión; en la mayor parte de los casos los encontrarán».

De esta manera, no sólo se conseguirá identificar y diagnosticar a muchas personas depresivas que actualmente pasan desapercibidas para el médico general, sino que también se podrá iniciar un tratamiento más específico y eficaz. Y es que, como subrayó el Dr. Agüera, «este tipo de personas consumen grandes recursos sanitarios, puesto que acuden con una mayor frecuencia a su médico y reciben múltiples tratamientos que, en la mayor parte de los casos, no resuelven el problema».

El Simposio contó con la participación del Profesor Sir David Goldberg, uno de los mayores referentes en la materia. Durante su conferencia presentó las guías inglesas sobre diagnóstico y manejo de la depresión, especialmente asociada a síntomas físicos. En su alocución señaló que «hay muchas personas que están físicamente enfermas y que también tienen depresión, pero los doctores se distraen con la enfermedad física y sólo se ocupan de tratar este problema, ignorando que la depresión contribuye a agravar el estado del paciente».

Dolor y depresión, juntos y revueltos

Las consecuencias que se derivan de los hallazgos del estudio DeDo son, a juicio del Dr. Luis Agüera, «de gran relevancia clínica y sociosanitaria, no sólo estamos confirmando una sospecha clínica clásica, sino que estamos dando con una de las claves para mejorar el diagnóstico de la depresión en las consultas de Medicina de Familia». Además, añadió: «Estos resultados también tienen trascendentales implicaciones terapéuticas».

Y es que las personas con depresión y dolor concomitante no suelen recibir un tratamiento adecuado. «Mientras que aquellas que acuden a su médico general con síntomas dolorosos y que tienen una depresión no diagnosticada reciben terapias inespecíficas y casi siempre ineficaces, las que van al psiquiatra y son diagnosticadas de una depresión no reciben el tratamiento más idóneo para hacer frente al dolor físico que suelen manifestar», explicó el Dr. Agüera.

Dentro del arsenal terapéutico antidepresivo, como indicó el psiquiatra del Hospital 12 de Octubre, «contamos con una tercera generación de antidepresivos, los fármacos duales, que son eficaces para controlar la depresión pero también diversos tipos de dolor como el dolor neuropático, diabético o los síntomas físicos dolorosos asociados a la depresión». En su opinión, «estos deben ser los antidepresivos de elección en las personas que presentan de forma asociada depresión y dolor». En concreto, de los nuevos antidepresivos, el que ha mostrado una mayor capacidad para actuar frente al dolor en la neuropatía diabética periférica es la duloxetina, un inhibidor selectivo de la recaptación de serotonina y noradrenalina que reduce el dolor y los síntomas emocionales relacionados con la depresión.

Un estudio necesario

Durante este Congreso se presentaron los principales hallazgos del estudio llevado a cabo en el medio de Atención Primaria. Los datos se han recopilado desde enero de 2006 a diciembre de 2006, participando en su inclusión cerca de 700 médicos generales de toda España. Finalmente, se han incluido en el estudio a 3.189 personas mayores de 18 años no diagnosticadas previamente de depresión y que acudían a estas consultas de Primaria refiriendo dolor inespecífico durante más de seis semanas.

Tras una exhaustiva evaluación, en un 80,4 por ciento de ellas se evidenció la coexistencia de dolor y trastornos del humor (depresión mayor, depresión menor y distimia, fundamentalmente), siendo la prevalencia mayor en mujeres (82,8 por ciento vs 75,4 por ciento en varones).