13Oct. 03
A la espera de que en un futuro próximo los sistemas hepáticos artificiales puedan reducir la lista de pacientes en espera de un transplante, la donación en donante vivo es la única alternativa a la escasez de órganos. Aunque España es líder mundial en donaciones, la demanda de transplante de hígado se ha disparado por el creciente número de enfermos crónicos de hepatitis C con cirrosis.
La donación de hígado de donante vivo es una técnica que se ha desarrollado espectacularmente en poco tiempo por la enorme presión de una creciente demanda. Recientemente, los resultados de los últimos estudios en Europa y Estados Unidos se presentaron en la 5ª Reunión Internacional sobre Tratamiento de Enfermedades Hepáticas organizada por el Hospital Clínico Universitario de Barcelona, el primer centro que realizó un transplante de hígado de un donante vivo adulto en España.
La otra gran esperanza son los sistemas artificiales hepáticos, de los que se espera que en un futuro sirvan de puente al transplante y reduzcan la mortalidad durante la espera, evitando también en algunos casos la cirugía. Según el co-organizador de la reunión, el doctor Vicente Arroyo, jefe de Hepatología del Hospital Clínico, «si se suple temporalmente la función hepática, dando tiempo a que el órgano lesionado se regenere, muchos más pacientes sobrevivirían y no sería necesarios muchos de los transplantes que se realizan». Aunque reconoce que la aplicación clínica de estos sistemas llegará, como muy pronto, a medio plazo.
La función conseguida con estos hígados artificiales, por el momento, es suplir la función del órgano natural ante una situación de insuficiencia hepática, en el que gran parte de los hepatocitos resultan dañados. Pero estas células hepáticas también realizan más de 1.500 funciones metabólicas distintas que son imprescindibles para el buen funcionamiento de otros órganos como el corazón, el riñón o los pulmones.
Por otro lado, el hígado produce una proteína, la albúmina, que entre otras funciones, tiene la capacidad de transportar sustancias tóxicas para su eliminación en el hígado. Uno de los sistemas artificiales en estudio, el Sistema Molecular Absorbente y Recirculante, elimina estas sustancias tóxicas en la insuficiencia hepática a través de un circuito extracorpóreo rico en albúmina.
Transplante de donante vivo
La Unidad de Transplante Hepático del Clínico de la ciudad condal, dirigida por el doctor Juan Carlos García-Valdecasas, ha sido pionera en nuestro país. Para los expertos reunidos en Barcelona, la donación en vivo es la alternativa más sólida a la escasez de órganos. Como el hígado es un órgano que se regenera fácilmente, tras extraerse una parte, en un mes suele recuperar su tamaño normal y en dos o tres meses vuelve a funcionar con normalidad.
Según los expertos, en el futuro, los niños serán los más beneficiados del transplante hepático de donante vivo, una alternativa real a la escasez de órganos y que ya supone el 30 por ciento de los transplantes de hígado en algunos grupos norteamericanos.
En adultos, la intervención consiste en extraer el lóbulo hepático derecho de una persona e injertárselo al paciente hepático. El método es similar al transplante tradicional con la diferencia de que se necesita intervenir tanto a donante como a receptor. La operación puede llevar hasta catorce horas, pues en ella es importante realizar una minuciosa labor de seccionar y , sobre todo, suturar vasos y arterias.
Debido a que existe un riesgo para los donantes, se requieren grandes dosis de generosidad para ceder una parte de sus órganos. Por ello, los donantes suelen ser familiares o amigos del paciente que conocen su angustia por la espera de un hígado para su transplante.
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