24Nov. 08
Unos 300 urólogos de toda España, pueden acceder desde Madrid a intervenciones en directo realizadas en distintos hospitales españoles vía satélite y de forma simultánea para mejorar su formación.
La conexión en directo desde Madrid con los distintos quirófanos permite a los asistentes a estas jornadas de formación seguir, por ejemplo, la extirpación de una próstata asistida con robot o la nefrectomía laparoscópica, que consiste en extirpar el riñón a través de técnicas mínimamente invasivas.
A las conexiones vía satélite de los hospitales españoles, se le suma el diálogo con los cirujanos tras las intervenciones, la celebración de mesas redondas sobre los tumores urológicos más frecuentes (como el de próstata, el de vejiga o el renal), así como la realización de seminarios interactivos centrados en casos clínicos de pacientes con estos carcinomas o con otras patologías urológicas (disfunción eréctil, incontinencia de orina).
De hecho, la urología es una de las especialidades que con más celeridad está incorporando los últimos avances quirúrgicos. Un ejemplo, es la progresiva utilización de técnicas laparoscópicas o el uso pionero de los robots por parte de estos especialistas.
El doctor Jesús Castiñeiras, presidente de la AEU, subraya que el desarrollo profesional continuo del especialista es una prioridad para esta sociedad científica y que estas jornadas son fruto del compromiso por ofrecer al urólogo español la posibilidad de reciclar sus conocimientos, actualizar sus habilidades e incorporar nuevas tecnologías. Además, «la organización de un curso de este nivel tiene su origen en nuestra vocación de servicio a la urología de este país».
La cirugía laparoscópica
Entre las sesiones quirúrgicas del curso, se encuentran intervenciones con técnicas laparoscópicas (concretamente, las extirpaciones de un riñón y una próstata). Gracias a estas técnicas, actualmente el tiempo medio de ingreso y el riesgo de hemorragias en el paciente urológico han disminuido. Además, se estima que el 80 por ciento de los hospitales españoles están ya sustituyendo la cirugía convencional por esta nueva técnica. Y es que su uso no sólo reduce el riesgo de hemorragia y el dolor postoperatorio, sino que, desde el punto de vista estético, resulta menos traumático para el paciente al no ser necesario hacer grandes incisiones.
Desde que tuviera lugar, en Francia, la primera cirugía laparoscópica de la vesícula en 1985, su empleo no ha dejado de generalizarse y desarrollarse en los últimos 15 años de forma espectacular. Además, el empleo de la cirugía laparoscópica, que se inició en patología benigna, ha demostrado un enorme potencial frente a los tumores urológicos. El beneficio es claro en las intervenciones en pacientes con cáncer de vejiga, próstata y riñón. En estos casos, el enfermo no debe permanecer tanto tiempo en el hospital.
Así, por ejemplo, en los pacientes intervenidos de cáncer renal mediante cirugía laparoscópica el tiempo medio de estancia hospitalaria se ha reducido en cinco días (de los ocho que exigía la cirugía convencional a los tres de media que requiere esta nueva técnica).
Avances: la utilización de la robótica
Por otro lado, aunque la cirugía laparoscópica ha demostrado ser una técnica indispensable para el tratamiento quirúrgico de muchas de las patologías urológicas, sin embargo, en los últimos años han surgido nuevas técnicas como la robótica o el sistema viking que ofrecen ventajas similares para el paciente e incorporan además un sistema de visión tridimensional.
Las aplicaciones de la cirugía robótica son tan amplias que prácticamente abarcan todas las indicaciones de la laparoscopia convencional. De hecho, ya se utiliza no sólo para extirpar la próstata, sino también para cirugías plásticas, para corregir las obstrucciones de la pelvis renal con el uréter y para extirpaciones de vejiga o parciales de riñón. Su empleo permite al urólogo trabajar con mayor precisión debido a que el robot dispone de cuatro brazos que se mueven con unos grados de libertad superiores a los de la muñeca del cirujano y a los elementos rígidos que utiliza la laparoscopia.
A diferencia de la visión plana con la que se trabaja habitualmente en laparoscopia, la que proporciona la consola del robot es tridimensional. Así, el cirujano tiene, pese a trabajar en una consola alejado del paciente, la sensación de estar dentro del cuerpo humano, lo que se traduce en una mayor definición, ausencia de temblor o fatiga y un trauma menor para el paciente.
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