10Oct. 01
Un grupo de investigadores norteamericanos ensaya una terapia génica en ratas en la que incrementando sus niveles de receptores D2 de dopamina, logran una disminución de su consumo de alcohol de un 60 por ciento.
Investigadores norteamericanos del Department of Energy´s Brookhaven National Laboratory están ensayando en ratones nuevas técnicas de terapia génica que incrementan los niveles de receptores de dopamina D2 (DRD2), reduciendo el consumo de alcohol en estos animales, a los que previamente se les había habituado a ingerir esta sustancia.
Los autores, liderados por el doctor Panayotis Thanos, utilizaron como agente transportador un virus que llevó las copias del gen DRD2 al área del cerebro asociada con la potenciación de los efectos del alcohol. Las copias del gen suministradas permitieron a las células del cerebro de las ratas fabricar mayor número de receptores DRD2 de lo normal, disminuyendo el placer adherido a la ingesta de alcohol y, por tanto, reduciendo su consumo.
Alcohol y dopamina
Diversos estudios farmacológicos en humanos y animales habían arrojado evidencias consistentes del papel de la dopamina en la circulación cerebral y su control de las necesidades, una función alterada por las adicciones. Mientras que la ingesta de alcohol incrementa inmediatamente la producción de dopamina del cerebro (un neurotransmisor que participa en la locomoción y en la demanda de alcohol y su consumo), el alcoholismo crónico se había asociado a un descenso de la actividad de dopamina en roedores y con un bajo nivel de dopamina y sus metabolitos en humanos.
En 1996, un estudio coordinado por otro miembro del equipo, la doctora Volkow, mostró que los receptores DRD2 se agotan en los humanos alcohólicos. Mientras que los efectos de esta carencia son poco claros, los doctores Thanos y la propia Volkow sugirieron la hipótesis de que la carencia de DRD2 produce una fuerte respuesta de placer que lleva a los alcohólicos a incrementar su ingesta.
Los dos experimentos
Este equipo de investigadores ha realizado dos experimentos, el primero para evaluar los niveles de receptores DRD2 en las ratas, y otro para evaluar el hábito alcohólico antes y después de la inyección de la copia del gen DRD2. Los niveles se incrementaron durante los cuatro días siguientes después de la inyección y retrocedieron hasta el punto de partida en ocho días.
Por otra parte, el equipo constató dos tipos de ratas: unas con alta preferencia por el alcohol, escogiendo hasta un 90 por ciento de esta sustancia del total de los fluidos ingeridos, y ratas con baja preferencia, que sólo consumían un diez por ciento de alcohol del total de su ingesta de fluidos.
Tras la inyección del virus portador del gen, aquellas ratas con alta dependencia bebieron un 64 por ciento menos que las que recibieron placebo. También aquellas ratas con baja dependencia mostraron un descenso significativo.
«Esta es la primera prueba de que la sobreproducción de receptores D2 reduce la ingesta de alcohol y sugiere que aumentar los niveles de DRD2 puede proteger a los humanos del alcoholismo», afirma el doctor Thanos. Ahora su equipo trabaja en mejorar el sistema de transporte genético para conseguir que el efecto de esta terapia tenga una mayor duración.
Resumen del estudio en Journal of Neurochemistry
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