29Abr. 03
Las infecciones ginecológicas en mujeres seropositivas tienen una alta incidencia y unas características distintas en cuanto a evolución y tratamiento de las mismas en mujeres no infectadas por VIH. Además, estas mismas infecciones aumentan en muchos casos el contagio del SIDA por vía sexual. La doctora Begoña Martínez de Tejada, ginecóloga de la Fundación Clínico de Barcelona, que actualmente trabaja en el Hospital Universitario de Ginebra, Suiza, explicó sus características en el pasado VI Congreso de la Sociedad Europea de Ginecología en Barcelona.
Según estudios citados por la doctora Martínez, más de un 45 por ciento de las mujeres con VIH sufren complicaciones ginecológicas. «Vulvovaginitis, las enfermedades de transmisión sexual, la enfermedad inflamatoria pélvica y el cáncer cervical» son algunas de las complicaciones nombradas por esta experta. Asimismo, según un estudio «más de cinco mil de los nuevos casos de infección de VIH podían ser debidos a la coexistencia de enfermedades de transmisión sexual: la clamydia, la gonorrea y el herpes», añade esta experta.
Papel de la flora vaginal en la prevención de las enfermedades de transmisión sexual
«Sabemos hoy en día que la flora vaginal predominante, los lactobacilos, productores de peróxido de hidrógeno, son capaces de prevenir tanto la infección por VIH como otras enfermedades de transmisión sexual. Y que la carencia de estos lactobacilos va a favorecer la adquisición de este tipo de infecciones», explica esta ginecóloga. En este sentido, en estudios sobre mujeres VIH-positivas se ha visto que menos del 20 por ciento de las mujeres infectadas tienen en la flora predominante lactobacilos. Sin embargo, se sabe que la flora vaginal en estas mujeres no es solamente consecuencia del VIH sino que también, cuando se ha hecho estudios comparando mujeres seronegativas pero que tenían los mismos factores de riesgo, se ha detectado que tenían alteraciones en la flora vaginal con la misma frecuencia. «Por tanto», concluye esta experta, «no tenemos que olvidar que tener una flora vaginal normal va a ser muy importante para evitar tanto la adquisición de infección de VIH como otras enfermedades de transmisión sexual».
Una de las alteraciones de la flora vaginal es la vaginosis bacteriana que se caracteriza por un incremento en bacterias que normalmente están en la vagina (la Gardnerella, los Mobiluncus, Micoplasmas, etc) y una disminución de los lactobacilos hasta su desaparición. Según explica la doctora Martínez, los mecanismos por los que la vaginosis bacteriana y otras infecciones de transmisión sexual favorecen la transmisión del VIH es «mediante la pérdida de lactobacilos, sobre todo de los productores de peróxido de hidrógeno, las alteraciones en las estructuras de la mucosa vaginal, que producen un reclutamiento de células susceptibles de ser infectadas por el virus, así mismo se estimula que sean infectadas y se favorece también la replicación del VIH».
Todos estos mecanismos van a favorecer que las mujeres que tienen infecciones ginecológicas adquieran el VIH con más facilidad. «El tratamiento de la vaginosis bacteriana en mujeres infectadas con VIH no es nada diferente al tratamiento en mujeres no infectadas porque su efectividad es exactamente igual», explica.
Candidiasis vulvovaginal
Respecto a la candidiasis vulvovaginal, la doctora Martínez señala que «las primeras publicaciones que hablaban de asociaciones entre la candidiasis y el VIH se remontan a 1987 y en ellas se hablaba de que una cuarta parte de las mujeres con VIH tenía vulvovaginitis por Cándidas, y que además estaba asociada a un empeoramiento en su sistema inmunológico». En dichos estudios se veía también un incremento en la seriedad, en la duración de los episodios y en las recurrencias. Además, todos los autores lo asociaban claramente con la inmunodepresión de estas pacientes. «Ello llevó a la clasificación en 1993 en la que se incluyó la candidiasis vulvovaginal como una enfermedad de tipo B», explica esta experta, «sin embargo, los estudios que se hacen a continuación, que ya eran prospectivos en los cuáles había grupos control bien definidos, no se veía ni un incremento por la colonización por Cándidas ni que los episodios fueran más severos y recurrentes».
En este sentido, en los últimos años se ha visto que las mujeres con inmunodepresión severa, sí que tienen un incremento en la colonización como en los episodios clínicos, de Cándidas. «Tenemos que tener en cuenta que las mujeres con VIH tienen candidiasis con mucha más frecuencia, pero que en general su respuesta, excepto si están inmunodeprimidas, va a ser igual que una mujer no infectada, que los regímenes van a ser los mismos y que no se debe hacer tratamiento supresivo de entrada porque es mucho más caro, no se ha demostrado para nada su efectividad y sí que aumenta las resistencias», explica la doctora Martínez.
Trichomonas vaginalis
Otro de los factores que produce vaginitis y que sí es uno de los problemas incluido entre las enfermedades de transmisión sexual es la Trichomonas vaginalis. «Como sabemos, éste es un parásito que infecta a 180 millones de personas cada año y en estas personas sí va a producir una clínica más severa, van a tener infecciones con mucha más frecuencia y hay tasas de reinfección con muchas más frecuencia», añade.
La Trichomonas se caracteriza además porque provoca una respuesta inflamatoria y un incremento de citoquinas muy importante, que se asociaría con un incremento en la transmisión sexual del VIH en las personas que padecen esta infección. «Es tan importante su papel en la transmisión sexual del VIH que dada su alta prevalencia a nivel mundial, se considera que, probablemente, la Trichomonas vaginalis es más responsable de infecciones de VIH que todas las infecciones que provocan úlceras genitales», explica, aunque el tratamiento en general es igual al de la mujer no infectada.
Enfermedades de Transmisión sexual (ETS)
Las personas que tienen ETS y las personas infectadas por el VIH comparten una serie de factores de riesgo que va a hacer que estas enfermedades se den conjuntamente con mucha frecuencia. En relación a las vías para adquirir ETS, en los últimos años se ha visto que en personas infectadas, que conocen su infección desde hace años y que están en tratamiento con terapia antirretroviral altamente efectiva, «también en ellas crece la prevalencia, el riesgo de adquirir ETS», explica esta ginecóloga. Por lo tanto, esto significa que «una vez tratadas, tienen cargas virales detectables, pueden hacer vida normal, se relajan y vuelven otra vez a sus conductas de riesgo anteriores, y se ve de nuevo un aumento de las ETS». Esto tiene unas implicaciones muy importantes porque las ETS incrementan el riesgo de la adquisición del VIH.
Asimismo, el VIH puede modificar la historia natural de las infecciones por transmisión sexual, ya que se ha visto que modifica su presentación clínica, muchas veces presentan lesiones más extensas, úlceras más recalcitrantes, tienen más recurrencias y tienen más resistencias en el tratamiento. Y debido a las respuestas inflamatorias, las alteraciones de citoquinas, a las alteraciones del sistema inmunológico que pueden provocar las ETS, se ha visto que éstas también pueden modificar el curso de la infección por VIH. Por tanto, la coinfección es importante, muy frecuente y su manejo es especial.
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