Internet es, posiblemente, el medio de comunicación donde la información es más accesible e inteligible. Estos dos aspectos han provocado que, en el campo de la medicina, gracias al Word Wide Web, la información médica, que antes era "secreta" o "reservada", ahora pueda estar a disposición de cualquier persona. Pero, ¿hasta qué punto es fiable la información médica a la que se puede acceder a través de Internet?. Esta es una cuestión que se plantean muchas personas cuando se disponen a consultar algúna web médica. Internet está acercando cada vez más a la población una gran cantidad de información especializada, pero, ¿cómo estar seguros de que lo que estamos consultando es fiable?. En muchos casos, la sociedad se ve totalmente desarmada a la hora de diferenciar el grano de la paja.
Siguiendo esta lógica y por la importancia de este tipo de contenidos, el tratamiento de la información médica debería estar especialmente controlado. No se puede crear confusión en los pacientes sobre cómo tratar una enfermedad, por ejemplo, ni se puede «desinformar» sobre los beneficios de un nuevo fármaco. En este punto, el Código Deontológico de los profesionales de la Sanidad debería jugar un papel fundamental.
En los últimos años, se han comenzado a introducir algunas modificaciones en el Código Deontológico de los profesionales de la Medicina. La modificación ha consistido en introducir aspectos relacionados con las nuevas tecnologías que antes no existían, siempre «con un espíritu muy constructivo» y con el objetivo de «tender a transmitir una medicina humana», explica el doctor Ramón Sàrrias, vicesecretario del Colegio Oficial de Médicos de Barcelona (COMB).
Los médicos, conscientes de las posibilidades que representa Internet para su profesión, han sabido aprovechar las ventajas que ofrece la red para acercar sus conocimientos a los ciudadanos. Cada vez son más los pacientes que consultan los métodos de tratamiento de sus patologías en la red. Si bien es cierto que la calidad científica de la información médica a la que se puede acceder a través de la red es similar a la de la prensa escrita, también cabe señalar que Internet es un medio en el que fácilmente se puede dar una apariencia científica a las informaciones que no lo son. Éste es el mayor peligro de la red. ¿Qué hacer para distinguir una información fiable de una que no lo es? Ésta es la gran pregunta que se hacen los pacientes que buscan información adicional sobre su enfermedad en Internet. Quizás conocer los requisitos qué debe cumplir un website para ser considerado «fiable» pueda ayudar al internauta a no ser engañado.
Requisitos de un web para ser considerado fiable
Según el doctor Joan Sancho, investigador del Departamento de Informática del Instituto Municipal de Investigación Médica (IMIM), «si el tipo de web que se consulta es de una universidad, una institución o un centro médico que se conoce físicamente, hay más garantías de que el web sea fiable que si nunca se ha oído hablar de dicha institución». En este sentido, el doctor Emilio Sanz, Presidente de la Comisión Deontológica del Colegio Oficial de Médicos de Tenerife (COMTF) considera que «el respaldo de la información debe ir por sociedades científicas y por grupos profesionales, más que por leyes u organismos oficiales o estatales».
Por su parte, el doctor Sàrrias considera que, como norma general, los webs médicos «han de cumplir las normas del Código Deontológico» y, en concreto, se debe diferenciar claramente entre publicidad e información, se ha de identificar siempre en la web quién es el médico responsable de la información que contiene y, si es un trabajo bibliográfico, han de aparecer las fuentes de dónde se ha extraído la información. En conclusión, un web médico «nunca ha de prometer lo que no puede cumplir», comenta el doctor Sàrrias.
Conseguir diferenciar un web científico de uno meramente publicitario, por ejemplo, es muy importante. Conocer quién es el responsable de esa información será la clave. Así, si un web médico publica artículos o difunde información, para que pueda ser fiable deberá mostrar siempre el nombre del responsable de los contenidos que allí se emiten. Este puede ser, sin lugar a dudas, un verdadero sello de garantía para cualquier lector, que en caso de sentirse engañado, sabrá a quién dirigirse. Por su parte, el doctor Sanz señala que «el punto clave es quién da la información y cómo se valida esta información». Añade que quizás «el problema sea enseñar a la gente a evaluar la buena información, pero esto no sólo en Internet».
En este mismo sentido, el doctor Sancho señala que «también hay una serie de organizaciones, sobre todo portales médicos, que se han inventado una especie de sello de calidad que, si se tiene, garantiza que los contenidos han estado revisados por un grupo de profesionales y,si no se tiene, no significa nada».
Posiblemente el mayor problema de la información médica no fiable que existe en la red es que puede llegar a la sociedad. A los médicos, como tales, esta información no les suponen una gran preocupación porque tienen la capacidad suficiente para distinguirla y ser críticos. «El problema es la información que llega a la sociedad», señala el doctor Sàrrias y añade, en este sentido, que «hay mucha más información no fiable que información fiable en la red». El doctor Sanz considera, sobre este tema, que «el paciente no tiene dificultades para encontrar información, sino que tiene dificultades para evaluar la información que recibe». Es difícil que un paciente que utiliza Internet como una fuente de información conozca «cuáles son los sistemas de acreditación y de respaldo de las páginas web y además entienda el valor que tienen». Por lo tanto, «el sistema de respaldo o acreditación es más útil para los médicos que para los pacientes».
¿Cuáles son los mayores problemas con los que se encuentran los pacientes cuando buscan información médica a través de Internet?
1. No saber dónde buscar.
2. Información incompleta, que les puede inducir a error. Por ejemplo, alguien que padece un tipo determinado de diabetes y consulta una web sobre diabetes en general.
3. Información no actualizada o atrasada.
4. Información sesgada. Webs que propugnan una única solución válida. Pueden ser publicidades encubiertas o que el médico realmente considere que es el único tratamiento.
5. La mentira. Discrepancia absoluta del conocimiento médico convencional o aceptado.
Para ayudar al paciente a diferenciar una buena web médica de una que no lo sea, hay algunos organismos que se han otorgado el poder de juzgar qué webs médicas son realmente fiables y cuáles no. En este sentido, en el ámbito anglosajón existe una fundación que garantiza la fiabilidad de la información médica, la Net Foundation Code of Conduct for Medical and Health Web Sites. En nuestro país, están surgiendo iniciativas como la del COMB, que otorga sus propios sellos de garantía.
La Net Foundation Code of Conduct For Medical and Health Web Sites se encarga de garantizar la calidad de los contenidos médicos y sanitarios que se pueden encontrar por Internet. «Nosotros nos hemos auto otorgado el poder de dar acreditaciones, de la misma manera que nos otorgamos el poder de garantizar que los médicos están realizando una buena formación continuada», explica el vicesecretario del COMB.
El doctor Sanz, el doctor Sàrrias y el doctor Sancho se muestran de acuerdo sobre la necesidad de que, en un futuro próximo, exista una entidad que garantice el contenido de los websites médicos. «Sería deseable que hubiera más de una entidad que se dedicara a certificar los contenidos de los webs médicos, sobre todo los que dan información al paciente», opina el doctor Sancho. «A la larga se tiene que tender a una fundación donde estén integrados los colegios de médicos, las universidades, los hospitales» y todas aquellas organizaciones relacionadas con la práctica médica para que la fiabilidad de la información en Internet sea total, señala el doctor Sàrrias. Por su parte, el doctor Sanz, considera que «los colegios de médicos» serían una buena solución, pero esto «requiere un gasto importante de personal e infraestructura». Asimismo, opina que «las páginas de asociaciones científicas en los links recomendables son una forma muy importante de evaluar la calidad» y añade que «a la hora de ver el índice de impacto de una página habría que valorar cuántas veces una fuente es referenciada en otra fuente, como fuente de calidad». Sobre este aspecto, el doctor Sancho puntualiza que «no es tan importante quién lo haga, sino que la cuestión es que alguien se moleste en mirar la fiabilidad de los webs médicos y que, además, haya más de una entidad».
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