Los diabéticos del tipo 1 podrían regular sus niveles de glucosa con éxito gracias al uso de insulina inhalada, según concluyen los autores de un estudio publicado en la última edición de la revista The Lancet. Este nuevo sistema supone una opción de tratamiento menos invasiva comparada con el tratamiento convencional, que requiere el empleo de inyecciones subcutáneas de insulina.
Para conseguir un control eficaz de la glucosa en la diabetes mellitus tipo 1 suelen ser necesarias dos o más inyecciones de insulina cada día. La administración de insulina inhalada supone una forma potencial de tratamiento que elimina la necesidad de inyecciones antes de las comidas. En caso de que esta nueva terapia llegara a convertirse en la habitual, los pacientes enfermos de diabetes tipo 1 sólo tendrían que ponerse una inyección de insulina antes de acostarse y administrarse tres dosis con el inhalador durante el día, en lugar de las dos o tres inyecciones diarias actuales.
El estudio ha sido realizado por un grupo de investigadores de diez centros médicos estadounidenses y por el centro de investigación de la empresa farmacéutica Pfizer. El equipo dirigido por el doctor Jay Skyler, director del departamento de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo de la Universidad de Miami, ha estudiado a 73 pacientes con diabetes mellitus tipo 1. Los pacientes se dividieron en dos grupos: los del grupo experimental recibieron insulina inhalada antes de las comidas, además de una inyección subcutánea de insulina por la noche; los del grupo de control recibieron su tratamiento habitual de dos o tres inyecciones de insulina al día.
Después de las 12 semanas que duró el estudio, los investigadores pudieron observar que apenas había diferencias en las concentraciones de glucosa en ayunas y después de las comidas, ni en la gravedad de las hipoglucemias, entre los pacientes de los dos grupos. La función pulmonar de los pacientes sometidos al estudio fue estable durante todo el período y no había diferencias significativas entre los dos grupos. La insulina inhalada era bien tolerada y no tenía efecto alguno en la función de los pulmones.
«Eran pacientes sin producción de insulina y nos preguntábamos si podríamos sustituir las inyecciones por un fármaco inhalado sin que perdieran el control de su glucosa. No lo hicieron, la controlaban tan bien como los pacientes que seguían con inyecciones», explica el doctor Skyler. Por otra parte, los pacientes que recibieron insulina inhalada valoraron esta terapia muy positivamente. Destacaron varios aspectos en los que el grado de satisfacción era mayor comparado con las inyecciones, como, por ejemplo: la facilidad de la administración, la comodidad o la flexibilidad del horario para comer. No es de extrañar, por tanto, que un 82 por ciento de los participantes de este grupo decidiera seguir formando parte de un estudio a largo plazo de evaluación de la insulina inhalada.
Los autores del estudio afirman que éste demuestra que la insulina inhalada podría sustituir las inyecciones subcutáneas antes de las comidas en pacientes diabéticos del tipo 1, ya que se trata de una alternativa bien tolerada. Sin embargo, señalan que se están haciendo estudios a más largo plazo para determinar si se puede llevar a cabo un control correcto y sostenido de la glucosa usando este tipo de tratamiento.
Sólo una inyección
El doctor Edwin Gale, de la Universidad de Bristol (Reino Unido), ha publicado también en The Lancet un comentario en el que hace una valoración de las investigaciones llevadas a cabo por el equipo del doctor Skyler. En él afirma que estos resultados pueden ser una esperanza para muchas personas, pero añade que «la insulina inhalada no elimina la necesidad de las inyecciones, aunque puede permitir a los pacientes ponerse sólo una al día». El doctor Gale señala que la muestra es demasiado pequeña y que se ha estudiado un período muy corto de tiempo como para obtener unos resultados claros sobre su eficacia.
La cantidad de insulina que se debe utilizar en los inhaladores es mucho mayor que en las inyecciones ya que sólo una parte de lo que se inhala llega a la sangre. Esto puede hacer que la inhalación sea una alternativa mucho más cara que la terapia subcutánea. «A pesar de las limitaciones prácticas de la insulina inhalada, no se debería minimizar el importante significado que este informe puede tener para muchas personas», explica el doctor Gale.
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