Seis de cada diez mujeres son contrarias a un rostro sin ninguna arruga, según un estudio internacional. Ocho de cada diez europeas y americanas reconoce tener arrugas y surcos finos pero no les quita el sueño.
El estudio internacional Aesthetic Anthropology: Beauty Across Cultures elaborado por Research International ha vuelto a poner sobre la mesa el lema «la arruga es bella».
De hecho, aunque el 80 por ciento de las europeas y americanas reconoce tener arrugas o surcos finos en el rostro, sólo 6 de cada diez admiten que reducirían alguno de ellos.
Según esta investigación, las arrugas que más rechazan las mujeres son las del entrecejo (arrugas glabelares) y las líneas horizontales de la frente (25 por ciento). Las mujeres dicen que sus tres razones principales para querer disimular estas arrugas son: lograr un aspecto más fresco (51 por ciento), estar bien para la edad que tienen (49 por ciento) y reducir el aspecto de cansancio y estrés que provocan (43 por ciento).
Del estudio también se desprenden algunas diferencias entre países sobre actitudes acerca de la belleza. En Italia y España se presta más atención a los cuidados personales y se invierte más en ellos que en Estados Unidos y el resto de Europa.
Sin embargo, sólo el 42 por ciento de las españolas y el 48 por ciento de las italianas dicen estar satisfechas con sus hábitos de belleza, frente al 62 por ciento de las alemanas. Esta tendencia también se observa en el colectivo masculino, con italianos y españoles como los menos contentos con sus cuidados de belleza habituales.
Las mujeres europeas gastan una media mensual de 46,5 euros en cuidados estéticos y de belleza. Casi una de cada cinco gasta actualmente un 50 o más por encima de lo que gastaba hace 5 años. A pesar de este dato, sólo un 54 por ciento de las mujeres -comparado con el 65 por ciento de los hombres- está satisfecho con sus cuidados de belleza.
Tres de cada diez hombres presionados por su aspecto
Cada vez más hombres se muestran insatisfechos con sus cuidados estéticos, e incluso un tercio (30 por ciento) admite sentirse presionado sobre su atractivo físico. Las cremas «anti-aging» forman parte de las rutinas de belleza masculinas (16 por ciento) y un 15 por ciento ya se realiza limpiezas faciales con regularidad.
Tener un aspecto fresco es el motor que impulsa a los hombres a cuidarse, aunque uno de cada cinco (20 por ciento) también admite que un buen aspecto le ayuda a parecer más profesional en su puesto de trabajo. Sin embargo, los motivos profesionales son mucho más importantes para los hombres americanos que para los europeos (31 por ciento frente a 10 por ciento, respectivamente).
Por otra parte, los hombres cada vez se sienten más cómodos hablando de cuidados y belleza con sus parejas (47 por ciento) y amigos (26 por ciento). Actualmente, incluso uno de cada cuatro (25 por ciento) admite que podría considerar utilizar tratamientos cosméticos como «el botox» para deshacerse de sus arrugas del entrecejo.
Este estudio ha sido realizado mediante panel ómnibus on-line, entre mujeres y hombres de 25 a 60 años. Para cada país europeo (Reino Unido, Francia, Alemania, Italia y España) se seleccionó una muestra representativa de 1.000 mujeres y 500 hombres; y de 2.000 mujeres y 1.000 hombres para Estados Unidos.
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