La Atención Primaria, principal responsable del abordaje de la depresión

Los médicos de Atención Primaria se ocupan del diagnóstico y tratamiento del 76,4 por ciento de los pacientes depresivos, mientras que el resto de casos se derivan al área de salud mental por su gravedad o complejidad, según el primer libro blanco en depresión: Uso y Seguimiento del Tratamiento con Antidepresivos en Atención Primaria en España.

Este libro, que ha sido patrocinado por Lilly y promovido por la Sociedad Española de Medicina Rural y Generalista (SEMERGEN), la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica (SEPB) y la Sociedad Española de Psiquiatría (SEP), incluye un estudio en el que han participado 1.140 médicos de Atención Primaria de la mayoría de las comunidades autónomas españolas. Se calcula que entre un 20 y un 50 por ciento de los enfermos que se atienden en este primer nivel asistencial presentan síntomas de depresión y la mitad de ellos requiere tratamiento.

El objetivo principal del estudio ha sido «conocer qué hacemos los médicos una vez que hemos diagnosticado a los enfermos depresivos», explica la doctora Elena Villalva, médico de familia y miembro del Grupo de Salud Mental de la Sociedad Española de Medicina Rural y Generalista (SEMERGEN).

Para esta especialista la depresión «es una enfermedad larga, con bastante frecuencia crónica, que necesita mucho tiempo de tratamiento». El acceso de estos enfermos a una consulta psiquiátrica «puede tardar entre uno y tres meses», por lo que suelen acudir «con el tratamiento ya instaurado» por su médico de Atención Primaria. Sin embargo, éste último destina una media de 16,4 minutos a la consulta en la que establece el tratamiento, un tiempo «escaso, porque es un tratamiento crónico o cuanto menos de una duración de 12 meses». Además, «la carga asistencial influye negativamente en el tiempo que se debe dedicar a cada paciente» en las posteriores consultas y en el seguimiento de estos enfermos.

Asimismo, «un 13 por ciento de los médicos no preguntan al paciente qué piensa sobre la depresión o las pastillas que va a tomar», lo que influye en su posterior cumplimiento del tratamiento. «Cerca del 12 por ciento tampoco le comunica al paciente los efectos secundarios» de los fármacos, como molestias gástricas, cansancio, e incluso «a largo plazo impotencia en el varón y bajada de la libido en ambos sexos».

La doctora Villalva destaca la importancia de que «el paciente sepa que el médico está ahí y le pueda ayudar», atendiéndole aunque no tenga una cita si lo necesita. Esa primera consulta de seguimiento una vez iniciado el tratamiento «lo ideal sería concertarla a los siete días», pero en un 65 por ciento de los enfermos tiene lugar entre 15 y 20 días después. Además, «se estima que casi un 14 por ciento de los pacientes no va a acudir a esa primera cita».

Adherencia al tratamiento

La duración del tratamiento depende de diversos factores como los intentos de suicidio, haber sufrido otros episodios previos, la gravedad de la patología, la personalidad del enfermo, factores psicosociales, la edad del primer episodio o los antecedentes familiares. Uno de cada de tres pacientes no sigue el tratamiento durante el tiempo necesario y lo abandona, «la inmensa mayoría de ellos porque se encuentran mejor». El 40,5 por ciento de los que dejan de tomar la medicación lo hace durante los dos primeros meses del tratamiento, mientras que el resto lo hace posteriormente. Sin embargo, en la mayoría de los casos el médico se entera de ello «muchos meses después, quizá porque no preguntamos», ya que el 63,6 por ciento de los pacientes se lo comunica después del abandono y un 29,5 no se lo dice nunca. En cambio, «sólo en el 6,5 por ciento de los casos se negocia con el médico el abandono de la medicación». Estos datos demuestran, según la doctora Villalva, que «la relación médico-paciente no es suficientemente satisfactoria para conseguir una alianza terapéutica».

La principal consecuencia de la interrupción del tratamiento es el aumento del riesgo de recaídas y recurrencias, que es la causa de la vuelta a la consulta de un 56,5 por ciento de los pacientes que han dejado de tomar los fármacos.

Por su parte, para el doctor Luis Caballero, psiquiatra del Hospital Universitario Puerta de Hierro de Madrid y miembro de la Sociedad Española de Psiquiatría (SEP), el gran reto actual es mejorar «la formación de los propios médicos de Atención Primaria sobre el tratamiento y diagnóstico de la depresión». En la misma línea, la doctora Villalva añade que hoy dicha formación «es mucho menos intensa por parte de la administración que por parte de las empresas farmacéuticas».