La contaminación en el aire aumenta las muertes cardiovasculares en las ciudades, según un estudio

Un equipo griego de epidemiólogos registró diariamente los niveles de polución en la zona urbana de Atenas y el número de muertes por causas cardiovasculares encontrando una relación entre un aumento de los niveles de diversos agentes contaminantes y un aumento en las muertes por enfermedad coronaria e ictus. Según sus conclusiones, sólo las emisiones de monóxido de carbono podrían ser responsables del tres por ciento de las muertes cardiovasculares.

Según un estudio presentado en las jornadas científicas anuales de la American Heart Association, la contaminación de las ciudades está relacionada con las mayores cifras de enfermedad cardiovascular en dichas áreas. Dicho estudio parte de los datos de contaminación de una gran zona urbana como la región de Atenas y las cifras de incidencia de enfermedad cardiovascular entre sus habitantes entre los años 1992 y 1997.

«La exposición crónica a la polución en el aire ha sido asociada a varias enfermedades, sin embargo, pocos estudios han relacionado la polución con la enfermedad cardiovascular», afirma el principal autor, el doctor Demosthenes B. Panagiotakos, epidemiólogo de la Clínica de la Escuela de Medicina de la Universidad de Atenas.

Los investigadores registraron diariamente los niveles en el aire de agentes contaminantes específicos como humo, dióxido de sulfuro, dióxido de nitrógeno y monóxido de carbono tomados desde ocho estaciones del Ministerio de Medioambiente griego. Paralelamente, registraron el número de muertes ocurridas esos mismos días a causa de enfermedad coronaria e ictus.

El equipo del doctor Panagiotakos encontró entonces una asociación significativa entre las muertes por enfermedad cardiovascular y varios agentes contaminantes. En concreto, por cada 10 microgramos por metro cúbico de incremento de los niveles de dióxido de sulfuro se observaba un incremento de un cinco por ciento en las muertes por causas cardiovasculares. Y de la misma forma, por cada 10 mg/m3 de aumento de los niveles de humo negro, se observó un aumento en estas muertes del cuatro por ciento.

Pero el dato más importante es que «en cada incremento de 10 unidades de monóxido de carbono se observó un aumento del 46 por ciento en las muertes cardiovasculares», afirma el doctor Panagiotakos. La media de muertes asociadas a causas cardiovasculares registradas durante el periodo del estudio fue de 45 diarias.

Extrapolando las cifras al número de muertes, según este estudio, cada aumento diario de una unidad de monóxido de carbono en los niveles de contaminación aérea provocaría dos muertes más, es decir, más de 700 muertes anuales, el tres por ciento de las muertes por enfermedad cardiovascular durante el periodo investigado.

En la región de Atenas viven más de cuatro millones y medio de habitantes y cuatro quintas partes de la población están concentradas en el núcleo urbano. El crecimiento rápido del número de habitantes por el desplazamiento desde las zonas rurales en los años 50 y la explosión de los vehículos de motor y la industria propició un aumento dramático de los niveles de contaminación, explican los autores.

El CO, causa del tres por ciento de las muertes cardiovasculares

«Nuestro descubrimiento sobre los niveles de monóxido de carbono (CO) es importante ya que el CO es un buen indicador de polución básica. En Atenas, como en otras ciudades, la fuente de polución primaria básica es el tráfico y la sustancia contaminante más característica del tráfico es el CO», explica Panagiotakos. Según este especialista, el nivel medio de contaminación por CO en Atenas varía de 1 a 6 mg/m3, sin embargo, muchos días este nivel supera el máximo permitido por las autoridades griegas de 10 mg/m3. «Y como resultado, se incrementan el número de muertes debidas a causas cardiovasculares». Los mayores niveles de polución suelen registrarse en invierno, «por el uso de las calefacciones, el aumento del tráfico y de las actividades industriales», mientras que los niveles mínimos se registran normalmente en verano.

Pero otro dato preocupante es que esta amenaza para la salud persiste por debajo de los niveles máximos permitidos, «no está demasiado claro si realmente existe un listón de seguridad», afirma el doctor Panagiotakos. Por ello, su equipo concluye que «es esencial que las autoridades con competencias en salud pública tomen medidas en los días con mayores niveles de contaminación para reducir la mortalidad cardiovascular».