La diálisis peritoneal registra la mitad de mortalidad que la hemodialisis en los primeros años de tratamiento

En los primeros años de tratamiento la mortalidad asociada a la hemodiálisis se sitúa en torno al 12 por ciento y se estima en un 6 por ciento en los pacientes tratados con diálisis peritoneal. En España, tan sólo el 4 por ciento de los pacientes con una insuficiencia renal grave se somete a diálisis peritoneal, frente al 52 por ciento que recurre a la hemodiálisis.

A pesar de que no es muy conocida y se utiliza mucho menos que la hemodiálisis, la realidad es que la diálisis peritoneal es un tratamiento que garantiza una mayor supervivencia que otras técnicas a los enfermos renales durante los primeros años en los que se hace necesario un tratamiento renal sustitutivo. Según explicó el doctor Jesús Montenegro, jefe de Servicio de Nefrología del Hospital de Galdakao-Usansolo (Vizcaya), esto es así porque el paciente conserva la orina durante dos o tres años, lo que implica un mantenimiento de la función renal, que repercute de una manera muy positiva sobre el organismo. Por el contrario, la hemodiálisis elimina la orina por completo al paciente a los dos o tres meses.

Según explicó el doctor Montenegro, la diálisis peritoneal, al preservar la función renal residual, también se conserva, aunque parcialmente, una de las funciones del riñón. «Aunque sea en pequeñas cantidades, se sigue produciendo eritropoyetina y vitamina D, lo que en conjunto favorece un mejor estado cardiovascular del paciente, que al final resulta en unas menores tasas de mortalidad durante los primeros años de tratamiento», aseguró.

Según sus estimaciones, la mortalidad en estos primeros años de tratamiento está en torno al 12 por ciento en pacientes tratados con hemodiálisis y de un 6 por ciento en los que se tratan con diálisis peritoneal. El doctor Montenegro explicó que los pacientes con insuficiencia renal grave que están sometidos a estros tratamientos fallecen por regla general a causa de las patologías concomitantes que padecen, fundamentalmente de orden cardiovascular.

Si bien la diálisis peritoneal en sus primeras fases puede ser más beneficiosa que la hemodiálisis, cuando no hay función renal residual -pasados dos o tres años-, este tratamiento puede volverse más complicado para el paciente que la hemodiálisis «porque la membrana peritoneal está alterada, aumenta el estado inflamatorio del paciente, tiene retención de líquidos que es más difícil de eliminar, etc», matiza el doctor Montenegro.

Técnicas complementarias

En este contexto, se considera que ambas técnicas no compiten entre ellas, sino que son complementarias. «Un plan ideal de diálisis sería que el paciente comience con diálisis peritoneal durante dos o tres años, y luego cambie a la hemodiálisis», aseguró.

El doctor Alberto Martínez Castelao, presidente de la Sociedad Española de Nefrología, que coincide en la idoneidad de este plan, recuerda que no todos los pacientes pueden someterse a diálisis peritoneal. «En principio puede someterse a diálisis peritoneal cualquier paciente que no tenga una cirugía abdominal importante», explicó. Sin embargo, las diferencias de aplicación entre ambos tratamientos son grandes: sólo el 4 por ciento de los pacientes con una insuficiencia renal grave se somete a esta técnica, frente al 52 por ciento que recurre a la hemodiálisis. El 47 por ciento de los pacientes recibe un trasplante.

El presidente de la Asociación para la Lucha contra las Enfermedades Renales (ALCER), Alejandro Toledo, cree que la información que se está dando a los pacientes sobre sus opciones terapéuticas es insuficiente. Sobre este particular, considera que el papel que puede jugar la enfermería es fundamental. «Tomar una decisión sobre una u otra técnica es una cuestión delicada porque influirá en muchos aspectos de la vida del paciente. Por eso, es importante que se haga una atención multidisciplinar previa, con mucha información sobre todo lo que implica cada técnica dialítica», sostiene.

Más libertad

Según explica, la diálisis peritoneal otorga más libertad al paciente puesto que el enfermo la realiza él mismo en su casa. Esto implica ahorrarse unos desplazamientos hasta el centro de hemodiálisis, que muchas veces está muy lejos del domicilio. Sin embargo, hay otras cuestiones que debe tener en cuenta el paciente y su pareja como dormir con una máquina en el caso de que realice la diálisis nocturna o que va a tener que realizarse los cambios durante varias veces al día, si se dializa durante el día.

La presidenta de la Sociedad Española de Enfermería Nefrológica, SEDEN, María Jesús Rollán, explica que las principales dificultades para los pacientes están relacionadas con las mediciones del líquido que entra y sale de la cavidad abdominal. «Es importante comprobar que el paciente no está reteniendo líquidos, por lo que este control, que a veces puede parecer complicado para algunos pacientes, es fundamental», sostiene.

El doctor Montenegro es el coordinador del libro Tratado de diálisis peritoneal , un volumen editado con la colaboración de Fresenius Medical Care que recoge de manera exhaustiva todo lo relativo a esta técnica dialítica.