05Ago. 13
La vulnerabilidad al abuso de alcohol y las drogas puede comenzar en el útero y estar vinculada a la cantidad de alimentos grasos y azucarados que la madre ingirió durante el embarazo.
Así se desprende de los resultados de experimentos en animales de laboratorio presentados en 121a Convención Anual de la Asociación Americana de Psicología (APA), que se celebra en Honolulu, Hawai (Estados Unidos).
«La mayoría de las mujeres a la edad de procrear en Estados Unidos tienen sobrepeso probablemente debido a que comen en exceso alimentos ricos en grasa y/o con alto contenido de azúcar. El aumento de la obesidad prenatal e infantil y el aumento del número de jóvenes que abusan del alcohol y las drogas son problemas que pueden ir en aumento», comentó Nicole Avena, neurocientífico de investigación en el Instituto del Cerebro McKnight de la Universidad de Florida (Estados Unidos).
En comparación con las crías de las ratas que comían la alimentación habitual de los roedores, las crías de ratas que se alimentaron con dietas ricas en grasa o alto contenido de azúcar durante el embarazo pesaron más de adultos y bebieron más alcohol; y las crías de las ratas que habían seguido dietas altas en azúcar también fueron más sensibles al abuso de drogas como la anfetamina, destacó Avena, cuyo trabajo examinó tres estudios, con una duración cada uno de tres meses y la participación de entre tres y cuatro ratas hembras adultas y entre 10 y 12 crías en cada modelo dietético.
Los investigadores compararon el peso y el comportamiento sobre el consumo de drogas entre las crías de ratas alimentadas con dietas ricas en grasas, sacarosa, o jarabe de maíz con alta cantidad de fructosa, con la descendencia de ratas que tuvieron una alimentación normal de roedores durante la gestación o la lactancia.
Para determinar los efectos de las dietas de las madres durante la gestación, las crías de ratas alimentadas con dietas ricas en grasas, altas en sacarosa o fructosa de jarabe de maíz fueron amamantadas por ratas madres que tomaban comida normal. Para hallar los efectos de las dietas de las madres de las crías durante la lactancia, las crías de madres que habían tomado comida normal fueron amamantadas por madres ratas que comían alimentos altos en alta sacarosa, en grasa o jarabe de maíz de alta fructosa.
La dieta alta en grasa contenía un 50 por ciento de grasa, 25 por ciento de hidratos de carbono y 25 por ciento de proteína, mientras que la dieta de control refleja una dieta recomendada en humanos, con 25 por ciento de grasa, 50 por ciento de hidratos de carbono y 25 por ciento de proteína, según Avena.
La descendencia de las ratas que tenían dietas altas en grasa durante el embarazo bebió significativamente más alcohol en la edad adulta que las crías de ratas con la dieta normal, mientras que no hubo diferencias en la cantidad media diaria de agua que bebieron o la comida que tomaron.
Las crías de las ratas en la dieta alta en grasas durante el embarazo también tenían niveles significativamente más altos de triglicéridos. Las crías de ratas alimentadas con dietas con alto contenido en jarabe de maíz de alta fructosa o sacarosa no mostraron diferencias en los triglicéridos en comparación con el grupo de comida regular.
Para comprobar los efectos de las dietas ricas en sacarosa y el jarabe de maíz alto en fructosa, los expertos dieron a un grupo de las ratas embarazadas una dieta diaria de comida regular más una solución de sacarosa al 10 por ciento o una solución de jarabe de maíz de alta fructosa del 16 por ciento. Los recién nacidos amamantados por las ratas, ya sea de dietas con alta sacarosa o jarabe de maíz de alta fructosa durante el embarazo, bebían más alcohol en comparación con las crías del grupo que no tomó ningún azúcar.
Además, las crías expuestas a cualquiera de las dietas ricas en azúcar antes del nacimiento o durante la lactancia se convirtieron en hiperactivos cuando se administraron dosis bajas de anfetamina, lo que sugiere la sensibilidad a la droga. Estos animales también pesaron significativamente más al final del estudio que los nacidos a las ratas que ingirieron comida regular.
Investigaciones previas con animales de laboratorio y personas han demostrado que comer en exceso alimentos de buen sabor altera sistemas cerebrales de recompensa, y las dietas con exceso de grasa y azúcar pueden causar un aumento del apetito, así como algunos comportamientos como la adicción, según el investigador principal.
«Nuestros hallazgos sugieren que incluso cuando las ratas están todavía en el útero, la exposición a dietas altas en grasas y ricas en azúcar puede, además de aumentar el peso corporal, conducir a una predisposición a beber alcohol y una sensibilidad a las drogas», concluyó.
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