El aumento de la esperanza de vida en la población española durante las últimas décadas ha conllevado una subida notable de la prevalencia de las enfermedades oculares relacionadas con el envejecimiento, como la Degeneración Macular Asociada a la Edad (DMAE). Este fenómeno se hace palpable hasta tal punto de que ya se está poniendo en práctica la llamada Gerooftalmología, o aplicación de la especialidad oftalmológica a las personas mayores.
La mayor frecuencia de algunas enfermedades oftalmológicas relacionadas con la edad nos está llevando a la necesidad de poner en práctica la Gerooftalmología, lo que deberá incluir, incluso, la puesta en marcha en los hospitales de secciones dedicadas a tratar las patologías oftalmológicas derivadas de la tercera edad», afirma el doctor Eduardo Esteban, jefe de la Sección de Exploraciones Especiales de Oftalmología del Hospital Virgen de la Macarena de Sevilla y que ha participado en uno de los simposios celebrados recientemente en el marco del 79 Congreso de la Sociedad Española de Oftalmología (SEO), que ha tenido lugar en Valencia.
En concreto, la DMAE es la primera causa de ceguera legal en los países desarrollados entre la población mayor de 50 años y la padecen más de 25 millones de personas en todo el mundo. En España, se estima que afecta a más de 300.000 personas y que más de 3.000.000 están en riesgo de llegar a padecerla en los próximos años. Esto sucede por el envejecimiento de las poblaciones, tal y como lo explica el doctor Manuel Díaz Llópis, vicepresidente del Comité Organizador del Congreso de la SEO: «todo depende de la curva de población, es decir, la curva de población se desplaza hacia los 70 años, y es eso lo que condiciona la patología». Desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) se afirma que esta enfermedad triplicará su prevalencia en las próximas décadas.
Impedimento de lo cotidiano
La DMAE es una patología que puede llegar a generar retraimiento social, al privar a los que la sufren de desenvolverse de forma normal en sus actividades habituales. Más concretamente, «empeora de forma notable la calidad de vida de los pacientes al impedirles realizar actividades importantes para su vida diaria como leer, ver la televisión o hacer punto», afirma el doctor Esteban. Y es que el 3 por ciento de las personas con esta patología afirma no ver nada, el 17 por ciento sólo es capaz de ver la luz sin distinguir objetos y el 38 por ciento sólo percibe contornos conforme la enfermedad evoluciona. Estos datos deben tomarse en cuenta, dado que, tal y como la define el doctor Díaz Llópis, la DMEA es una «patología emergente».
Cabe decir que existen dos tipos de DMAE, la seca o atrófica, más frecuente y de evolución más lenta, y la húmeda o neovascular, mucho más agresiva y con una rápida evolución hacia la pérdida de la visión central. En la forma seca, la mácula (zona central de la retina) se va atrofiando lentamente, en la húmeda aparecen neovascularizaciones coroideas, que son el desarrollo de vasos sanguíneos anormales que suelen aparecen por encima o por debajo del epitelio pigmentario de la retina y que rápidamente forman una membrana que destruye la zona macular provocando una pérdida irreversible de la visión central.
Existen tratamientos que pueden detener la evolución de la DMAE y que están dirigidos a evitar la pérdida total de visión. Además y en particular, los expertos apuestan por ofrecer una atención específica para las personas mayores que sufren ésta y otras patologías de la vista.
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