La fibrilación auricular, el tipo de arritmia más frecuente, está presente en el tres por ciento de las urgencias hospitalarias

El envejecimiento de la población junto a la mayor supervivencia de los pacientes cardiópatas ha producido una mayor incidencia de arritmias cardiacas. A estas circunstancias habría que sumar los factores de riesgo cardiovascular -obesidad, tabaquismo, hipertensión, hipercolesterolemia, sedentarismo y estrés- que influyen directamente en la aparición de arritmias.

El tipo de arritmia más prevalente en la práctica clínica es la fibrilación auricular y representa un problema sanitario relevante, ya que «aumenta casi al doble el riesgo de muerte de quien la padece y contribuye a aumentar significativamente el gasto sanitario», apunta el Dr. Fernando Arribas, presidente de la Sección de Electrofisiología y Arritmias de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), que ha celebrado recientemente su reunión anual y la de sus Grupos de Trabajo (Desfibrilador Automático Implantable y Síncope) y de Resincronización Cardíaca.

«La fibrilación auricular afecta aproximadamente al uno por ciento de la población, del cual dos tercios de estos pacientes tienen una edad comprendida entre 65 y 85 años, aunque ocasionalmente se presenta en jóvenes, lo que provoca un grave deterioro de su calidad de vida», afirma el Dr. Antonio Asso, jefe de la Unidad de Arritmias del Hospital Miguel Servet de Zaragoza.

En la actualidad existe una opción intervencionista para la mayoría de los trastornos del ritmo cardíaco, quedando el tratamiento farmacológico como una alternativa secundaria. La intervención para eliminar las arritmias se denomina ablación con catéter, y generalmente requiere un ingreso hospitalario de 24 horas. «A través de un catéter -apunta el Dr. Asso- se realiza una pequeña quemadura en el interior del corazón, concretamente en el punto en el que se origina la arritmia». Este proceso se lleva a cabo bajo anestesia local en el laboratorio de electrofisiología cardíaca. En España se realizan anualmente una media de más de 6.000 procedimientos de ablación con catéter, de los cuales más del 90 por ciento se realiza con éxito y sólo cerca del uno por ciento tiene complicaciones mayores, siendo la mortalidad menor del uno por 1000.

Desfibriladores Automáticos Implantables (DAI)

Existen pacientes con determinadas enfermedades cardíacas con predisposición a sufrir arritmias con elevado riesgo de desencadenar una parada cardíaca (muerte súbita), así como pacientes que han sufrido arritmias y que han logrado sobrevivir. En todos ellos, como método de prevención se emplean diversas estrategias terapéuticas, como es el caso de la implantación de un desfibrilador.

Se trata de un pequeño dispositivo subcutáneo que se coloca debajo de la clavícula izquierda y que se conecta a uno o varios cable-electrodos que previamente se han introducido por una vena hasta el interior del corazón.

«El desfibrilador supervisa en todo momento el ritmo cardíaco y en caso de producirse alguna alteración, la detecta y actúa según el modo programado, realizando estímulos o choques eléctricos que revierten el corazón a su ritmo normal», apunta el Dr. Josep Brugada, director del Institut Clínic de Tòrax del Hospital Clínic de Barcelona.

La mejor manera de controlar el funcionamiento, tanto de los desfibriladores implantables como de los marcapasos, viene de la mano de la telemedicina, concretamente de los sistemas de monitorización remota.

Este sistema consiste en una terminal, similar a un teléfono móvil, colocado en un lugar accesible del domicilio del paciente. «A una hora prefijada por el médico, el desfibrilador o el marcapasos envía de manera automática y sin ninguna intervención por parte del paciente los datos requeridos para conocer el estado del paciente», afirma el Dr. Ignacio García Bolao, de la Unidad de Arritmias del Departamento de Cardiología y Cirugía Cardiovascular de la Clínica Universitaria de Navarra.

«Las principales ventajas del sistema de monitorización remota -apunta el Dr. García Bolao- residen en la disminución de visitas médicas, tanto programadas como urgentes, al hospital o al centro de seguimiento; mayor seguridad para el paciente, derivada de un control diario de los parámetros del dispositivo, así como en la detección precoz de potenciales fallos del marcapasos o del desfibrilador».

Arritmias de urgencia

Las arritmias son uno de los principales motivos de consulta en los servicios de urgencias hospitalarias. Concretamente, «la fibrilación auricular está presente en el tres por ciento de los pacientes que acuden a las urgencias hospitalarias españolas», señala la Dra. Carmen del Arco, coordinadora del Servicio de Urgencias del Hospital Universitario de la Princesa (Madrid).

En cuanto a las situaciones de emergencia extra-hospitalarias, la parada cardiorrespiratoria es la que más impacto produce en la población. En la edad adulta, la causa más frecuente son los problemas cardiovasculares con el infarto agudo de miocardio a la cabeza.

La muerte súbita tiene una incidencia del 0,26 por ciento y es especialmente llamativa cuando afecta a deportistas de élite, como futbolistas o ciclistas. Dadas las inesperadas circunstancias en las que se produce la muerte súbita, resulta fundamental que la población conozca las técnicas básicas de reanimación cardiopulmonar (masaje cardíaco externo, ventilación boca-boca y desfibrilación externa).

«Determinados colectivos profesionales: bomberos, policías y entrenadores deportivos son algunos de los que primero intervienen en casos de parada cardiorrespiratoria, por lo que su formación en este campo resulta clave», apunta la Dra. del Arco.