La gran epidemia

24Sep. 01

La obesidad es una patología crónica que cada vez alcanza unas dimensiones más preocupantes en la mayoría de países desarrollados. Un cinco por ciento de españoles padece obesidad mórbida, que debería ser tratada con una intervención quirúrgica, según aconsejan los expertos. El estilo de vida actual, caracterizado por el sedentarismo y una dieta rica en grasas, junto con la predisposición de la especie humana al ahorro energético hacen que esta enfermedad sea cada día un problema más importante para nuestra sociedad.

Según el último estudio realizado por la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), la obesidad afecta al 14,5 por ciento de la población española. Sólo en nuestro país, el tratamiento de la obesidad y de las patologías relacionadas con ella supone el 6,9 por ciento del gasto sanitario, es decir, 341.000 millones de pesetas anuales, que incluyen tanto los costes directos como indirectos. Pero más importante que esto son las repercusiones de esta patología en la salud, «el problema de la obesidad es que, en sí misma, acorta la vida, el riesgo de mortalidad aumenta a medida que aumenta nuestro peso», explica la doctora Clotilde Vázquez, del Servicio de Nutrición del Hospital Ramón y Cajal de Madrid.

La obesidad mórbida es difícil de curar y en la mayoría de casos no funcionan los tratamientos farmacológicos e incluso se hace resistente a los tratamientos quirúrgicos. El doctor Carlos Ballesta, cirujano de la Clínica Teknon de Barcelona, aconseja el tratamiento quirúrgico para los pacientes con obesidad mórbida, es decir, cuando hay un índice de masa corporal (IMC) superior a 40 kg/m2. Este especialista, uno de los pioneros en la aplicación de cirugía laparoscópica contra la obesidad en nuestro país, afirma que esta técnica está indicada «en caso de que los pacientes hayan fracasado con los tratamientos farmacológicos».

Para la Sociedad Española de Cirugía de la Obesidad, las intervenciones deben curar a más del 75 por ciento de los pacientes, haciéndoles perder la mitad del sobrepeso. Lo ideal sería que los resultados durasen de por vida, pero en algunas ocasiones esto no se consigue y es frecuente tener que reoperar. Existen dos intervenciones que se realizan por cirugía laparoscópica: una es la aplicación de banda gástrica y la otra el by-pass gástrico. La primera, consiste en reducir la zona funcional del estómago con la colocación de una banda gástrica en la parte superior. Esta intervención exige un cambio en las conductas dietéticas y el estilo de vida de los pacientes que se someten a ella para poder mantener la pérdida de masa corporal, que «durante el primer mes se calcula que es del 10 al 15 por ciento», señala el doctor Ballesta.

La segunda de estas intervenciones, el by-pass gástrico, implica seccionar y reducir el estómago para crear un reservorio gástrico con poca capacidad que se une con el intestino. De esta manera se consigue que los alimentos entren en contacto directamente con los tramos finales del intestino, con lo que se dificulta su absorción. Esta operación, a diferencia de la primera, permite al paciente comer de todo sin hacer restricciones, aunque puede conllevar problemas en la absorción de ciertas vitaminas.

Una operación de cirugía laparoscópica como éstas puede costar entre 800.000 y 1.500.000 pesetas, y «permiten que el paciente abandone el hospital en dos o tres días, a diferencia de la cirugía abierta», de manera que se rebajan bastante los costes económicos.