La importancia de una buena visión para una conducción segura

El USP Instituto Universitario Dexeus y la Fundación RACC han organizado el seminario "Visión y conducción", para mostrar la importancia de una buena percepción visual en la conducción.

La conducción es una actividad neuromotora que está guiada por la visión, esto significa que todo aquello que pueda afectar a la percepción visual, tendrá una gran repercusión en la conducción, en la capacidad reactiva y, al final, en todo lo que supone adoptar unas medidas de seguridad idóneas para este fin», explica el doctor Carlos Vergés, director del departamento de Oftalmología del USP Institut Universitari Dexeus. Hay muchos factores que pueden afectar a la visión, tanto las condiciones físicas de cada persona, como el grado de fatiga o la atención.

Para tener una visión correcta es necesario que no haya ninguna enfermedad en los ojos. Los problemas más frecuentes en cuanto a visión son los que conocemos como trastornos de refracción: miopía, hipermetropía y astigmatismo. En total unos 21 millones de españoles padecen alguno de estos trastornos, siendo el más habitual la miopía. En estos casos es importante corregir el defecto óptico para no perder visión y descartar la presencia de otras enfermedades, como las cataratas o una degeneración retiniana por diabetes.

Aun así, en determinadas patologías o cuando existe un alto grado de miopía (superior a 8 dioptrías) es posible que las gafas no lo corrijan al cien por cien, aunque el paciente tenga la sensación de ver bien. Este es un punto importante, ya que «en muchas ocasiones estamos asumiendo un riesgo elevado al conducir un vehículo, sin ser conscientes de ello, debido a que nuestras condiciones de visión no se adecuan a la velocidad con que estamos circulando», apunta el doctor Ramon Solà, profesor de la Escuela de Óptica (UPB). «Un déficit visual cuantitativo por unas gafas que no están actualizadas, es decir que la graduación no es la correcta o el estado de los cristales no es el idóneo, supone una merma importante en aspectos cualitativos como el cálculo de distancias, fundamental en un adelantamiento», aclara este experto.

Otro aspecto a tener en cuenta son las operaciones en los ojos. En este sentido, cabe destacar que una persona que se ha sometido a una intervención de cataratas o miopía, aunque recupere su visión cuantitativa, durante un tiempo puede tener un deterioro en sus condiciones visuales cualitativas, como por ejemplo: un mayor grado de deslumbramiento o la presencia de halos entorno a las luces o faros,. Esto puede ocasionar un descenso en el margen de seguridad e incrementar el riesgo de sufrir un accidente.

Un hecho del que no se informa de manera conveniente es que después de una cirugía refractiva en los ojos hay una suspensión del carnet de conducir durante seis meses. Tras este tipo de cirugía, se necesita un tiempo para que se lleve a cabo el proceso de cicatrización. Para algunos expertos este es un tema que se debe revisar, ya que no son necesarios seis meses para recuperarse. Con menos de ocho dioptrías se recupera bien la visión y en unas tres semanas ya se puede estar en condiciones de conducir.

Edad y fatiga

Además de los factores mencionados hasta ahora que están más relacionados con la visión y los problemas oculares que se puedan tener, existen otras condiciones que pueden influir en una conducción segura, entre ellas están la edad o la fatiga.

«De forma resumida conviene saber que tras los 55 años de edad y especialmente al superar los 75 años, se produce un descenso importante de la capacidad visual», doctor Carlos Vergés, director del departamento de Oftalmología del USP Institut Universitari Dexeus. Asimismo, los expertos coinciden en señalar que con la edad aumenta el tiempo de reacción y el tiempo que se tarda en la toma de decisiones. «En general deberíamos decir que las personas mayores deberían conducir más lentamente, sabiendo que son más lentos en sus respuestas», explica el doctor Santiago Estaun, catedrático de la Facultad de Psicología de la Universidad de Barcelona.

En cuanto a la fatiga es uno de los factores que influyen en el grado de atención cuando se está conduciendo. Por eso, existen diversos estudios que recomiendan parar unos minutos tras dos horas de conducción para evitar la fatiga visual, ya que pasado este tiempo se produce un descenso de la capacidad neuromotora que entra en los límites de inseguridad. Esto todavía se acentúa más si las condiciones son extremas: tras una jornada laboral, por la noche o en condiciones de lluvia o niebla.