18Nov. 08
En España, se estima que el 90 por ciento de las personas que acuden a una consulta de cirugía de columna vertebral y entre 50.000 y 60.000 pacientes son intervenidos quirúrgicamente al año debido a este trastorno. A este respecto, se calcula que en nuestro país el coste por persona intervenida a causa de inestabilidad lumbar es de 5.000 euros (tanto en la sanidad pública como en la privada), lo que multiplicado por 50.000 intervenciones resulta en un coste anual de 250 millones de euros.
La inestabilidad lumbar es una patología consistente en una movilidad o articulación anómala entre dos o más vértebras que provoca un gran dolor entre los que la padecen. Tanto es así, que especialistas como el doctor Francisco Villarejo, jefe de la Unidad de Neurocirugía de la Clínica La Luz y del Hospital Niño Jesús de Madrid, afirman que «es la causa del 20 por ciento de todas las enfermedades responsables de una incapacidad temporal en el trabajo y un 50 por ciento de las causas de jubilación anticipada».
Además, de no ser tratada a tiempo, esta dolencia acaba ocasionando un empeoramiento significativo y progresivo de la calidad de vida de los pacientes, hasta el punto de no poder realizar actividades tan cotidianas como atarse los zapatos.
Riesgo de inestabilidad lumbar
La causa principal de la inestabilidad lumbar es la patología degenerativa y su frecuencia va en aumento según se van cumpliendo años. No obstante, aunque su prevalencia se incrementa con la edad, también aparece en edades tempranas.
En cuanto a las causas, el doctor José García Cosamalón, jefe del Servicio de Neurocirugía del Hospital de León, asegura que «se debe a la degeneración precoz de los discos, la parte más importante de la columna». Esta degeneración «se da en personas con una predisposición genética y a los que se exponen a un mayor esfuerzo». Así, según el doctor Fernando Carceller, del Servicio de Neurocirugía del Hospital La Paz de Madrid, «es más frecuente en personas con más peso corporal y que realizan más esfuerzos físicos violentos para la columna».
La detección y tratamiento precoces pueden evitar que esta enfermedad sea incapacitante con los años. Por ello añade que «lo primero que se le debe indicar a una persona con inestabilidad lumbar es que evite los esfuerzos y movimientos violentos y otros hábitos que perjudican el pronóstico de la enfermedad, como fumar». Y es que, por ejemplo el tabaco provoca que disminuya la oxigenación de los tejidos y, con ello, aumente la inflamación de las articulaciones.
Por último, en cuanto a los menores, este experto incide en la importancia de que los niños no lleven un peso excesivo en las mochilas sobre la espalda ya que les puede ocasionar problemas lumbares.
Soluciones: La cirugía percutánea
Para aquellos pacientes con inestabilidad lumbar que tienen que someterse a cirugía para recuperar su actividad diaria anterior a la enfermedad, la cirugía percutánea ha supuesto un gran avance. Según el doctor Villarejo, «con la cirugía percutánea se realiza una intervención más sencilla y rápida y se necesita un tiempo de recuperación mucho más corto».
En cuanto al perfil de los pacientes que deben ser intervenidos, este experto afirma que «en primer lugar, se debe instaurar un tratamiento conservador con fajas o corsés especiales, así como rehabilitación y tratamiento farmacológico». No obstante, «si el dolor se hace crónico durante tres meses o más se debe plantear un tratamiento quirúrgico, que aporta resultados muy buenos en más del 80 por ciento de los casos».
En este sentido, en palabras del doctor Villarejo, «el tratamiento simple sería el empleo de espaciadores interespinosos después de descomprimir el nervio ciático». Este mecanismo actúa «separando las vértebras y abriendo el espacio que hay entre las articulaciones vertebrales». Se trata de una cirugía mínimamente invasiva y tiene una duración de entre 10 y 15 minutos. Para llevarla a cabo, se realiza una incisión de tres milímetros a través de la cual se pasan dilatadores hasta el espacio interespinoso donde se coloca finalmente la prótesis.
El avance más importante al respecto es que «desde hace poco tiempo esta intervención se realiza por vía percutánea, con lo que el paciente recibe el alta a las 24 o 48 horas y se incorpora a su trabajo a las dos o tres semanas, pudiendo hacer deportes como esquiar o jugar al tenis en un mes o mes y medio».
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