La mayoría de los infectados por hepatitis B, unos 200.000 en España, desconoce que es portador

Algunos de los más reconocidos expertos mundiales en hepatología se reunieron en el VII International Symposium on Viral Hepatitis en Barcelona. El gran porcentaje de afectados que desconoce su condición de portador del virus fue uno de los principales temas tratados. En España, por ejemplo, se estima que hay 200.000 infectados por hepatitis B, aunque sólo hay registrados 800 casos.

En España, alrededor del 0,5 por ciento de la población es portadora crónica del virus de la hepatitis B. En total se estiman que hay unos 200.000 infectados en nuestro país, a pesar de que sólo hay registrados 800, y unos 350 millones en todo el mundo. De la hepatitis C no se dispone de porcentajes de diagnóstico, pero sí se sabe que de los 800.000 portadores que se estiman que existen en nuestro país, la mayoría están sin diagnosticar.

La mayor parte de los diagnósticos en hepatitis B y C, los tipos más prevalentes en los países industrializados, se detectan por casualidad, en controles rutinarios de empresa, análisis de sangre y reconocimientos médicos por otras causas, según el doctor Rafael Esteban Mur, director de Medicina Interna y de la Unidad de Hígado del Hospital Universitario Vall d»Hebron en la ciudad condal y director del simposio.

En ambas hepatitis, el diagnóstico precoz es clave para mejorar la tasa de curación y evitar el daño hepático, que puede derivar en cirrosis y transplante hepático. En el caso de la hepatitis B, un simple análisis serológico basta para determinar si hay infección, por lo que el doctor José M. Sánchez Tapias, del servicio de Hepatología del Hospital Clínico de Barcelona, resalta que «es importante buscar la existencia del virus en personas en las que se detecta alguna alteración de las pruebas hepáticas en controles rutinarios, en los usuarios o antiguos usuarios de drogas por vía intravenosa, en personas con conductas de riesgo como los homosexuales masculinos, en las personas promiscuas sexualmente y en los familiares próximos de infectados por el virus».

En cuanto a la hepatitis C, la principal causa del bajo diagnóstico, el principal problema es que no se presentan síntomas hasta pasados muchos años, incluso 30 en algunos casos. Por ello, el 80-85 por ciento de los pacientes acaba desarrollando una hepatitis crónica y sólo un 15-20 por ciento de los casos se recupera espontáneamente. Del total de pacientes identificados, el 20 por ciento evoluciona a cirrosis.

Aquellos pacientes con cirrosis tienen más posibilidades de desarrollar un carcinoma hepatocelular o una insuficiencia hepática, por lo que necesitarán un transplante de hígado para sobrevivir. Así, la hepatitis constituye la primera causa de transplante de hígado. Aunque durante el simposio los expertos destacaron que la terapia combinada de peginterferón alfa-2b y ribavirina podrá evitar en el futuro gran parte de estos transplantes hepáticos.

Tratamientos más eficaces

En hepatitis C, los últimos avances en tratamiento son una buena noticia. Según el doctor, «muchas personas aún creen que los índices de eficacia está en el 17 por ciento como en 1995», sin embargo, gracias a los tratamientos combinados de peginterferón alfa-2b y ribavirina, «se alcanza un 61 por ciento de eficacia, y en algunos genotipos se llega a alcanzar el 88 por ciento».

El tratamiento de la hepatitis B crónica está basado en la administración de dos tipos de medicamentos distintos: inmunomoduladores, como el interferón, y antivirales, como la lamivudina. Los inmunomoduladores mejoran la enfermedad hepática al reducir la capacidad de las células del hígado para mantener la replicación del virus y al estimular la respuesta inmune específica. Mientras que los antivirales actúan sobre el virus interfiriendo la replicación.

Entre los antivirales destaca la lamivudina, un potente inhibidor de la multiplicación viral. Sin embargo, el virus B es capaz de desarrollar ciertas mutaciones que le confieren resistencia frente a este fármaco en entre un 15 y un 20 por ciento de los pacientes, por lo que en estos casos la lamivudina pierde su eficacia.