La mitad de los pacientes con DMAE no recibe ninguna terapia, advierte la Sociedad Española de Oftalmología

En las próxima décadas, la Degeneración Macular Asociada a la Edad triplicará su prevalencia entre una población cada vez más longeva, advierte la Organización Mundial de la Salud (OMS). Sin embargo, la calidad de vida de los pacientes españoles mejorará gracias a un nuevo fármaco, el pegaptanib, recientemente aprobado en Europa. Con esta nueva terapia se abren nuevas expectativas, no sólo para evitar la pérdida de visión sino para obtener una mejoría, según especialistas reunidos recientemente en Madrid.

Tres de cada diez españoles de edad superior a los 55 años, unos tres millones, están en riesgo de padecer Degeneración Macular Asociada a la Edad (DMAE), la primera causa de ceguera y de discapacidad visual severa en España que ya alcanza a 300.000 personas en nuestro país. Uno de los aspectos más preocupantes es que la mitad de los afectados no recibe ninguna terapia, como ha denunciado recientemente la Sociedad Española de Oftalmología.

Y es que, uno de los problemas a la hora de realizar un diagnóstico precoz es que «al principio la DMAE puede no provocar síntomas y es el retinólogo el que la descubre», lamenta el doctor Borja Corcóstegui, presidente de la Sociedad Española de Retina y Vítreo (SERV). Sin embargo, normalmente, «el paciente acude a la consulta tras notar que al mirar objetos con formas rectas, los ven distorsionados o con una mancha central».

Hasta hace poco, otro de los hándicap era que los tratamientos utilizados se dirigían a destruir los vasos anómalos ya formados y eran incapaces, por tanto, de regenerar la visión. En palabras de Jordi Monés, de la Unidad de Mácula del Instituto de Microcirugía Ocular (IMO) de Barcelona, «incluso los tratamientos más recientes que han permitido abordar la enfermedad cuando se encuentra en el centro de la retina (mácula) no han logrado evitar la pérdida importante de visión y la formación de cicatrices».

El pegaptanib, una nueva esperanza

Sin embargo, el panorama terapéutico puede dar un giro de 180 gados. Especialmente desde la reciente aprobación en Europa del pegaptanib, un nuevo fármaco que podría comenzar a considerarse como la terapia estándar para todas las formas que presentan los afectados de DMAE neovascular.

Esta nueva terapia antiangiogénica «produce la inhibición de los neovasos sin destrucción de los tejidos circundantes, lo que supone abrir más expectativas, no sólo para evitar la pérdida de visión sino para obtener mejoría», afirma rotundo el doctor Monés.

Se inyecta en el ojo para bloquear la producción de vasos nuevos, de edema y de hemorragias, y ya ha demostrado ser beneficioso en el 70 por ciento de pacientes norteamerianos analizados, según un estudio publicado en el New England Journal of Medicine. En España será comercializado en breve, según portavoces del grupo farmacéutico.

Avances en biogenética

La investigación terapéutica de la DMAE se está centrando «en la búsqueda de tratamientos que hagan ganar visión al paciente, no sólo mantener o evitar la pérdida y, en ese sentido, estamos muy esperanzados», afirma el especialista catalán.

Otro de los frentes de investigación, centrado en las causas de esta patología de la retina, abarcan el terreno de la biogenética. Hasta hace poco, según los estudios poblacionales, «ya sabíamos que las personas que tienen un familiar con degeneración macular asociada tienen más riesgo de padecer esta patología, y teníamos pruebas científicas de la concordancia entre los gemelos univitelinos y la DMAE», explica el doctor Manuel Sánchez Salorio, director del Instituto Gallego de Oftalmología.

Sin embargo, los últimos avances en investigación se están centrando en determinar qué genes son los candidatos e intervienen en la degeneración macular y, en este sentido, últimamente «ha habido hallazgos espectaculares», destaca esperanzado el doctor Sánchez. «Se ha comprobado que hay un gen, el de la desviación del complemento, que interviene en el aumento del riesgo relativo de padecer la enfermedad». Este gen «unido a otros genes podría darnos la clave para un próximo test pre-sintomático, que pueda predecir si se va presentar la enfermedad a lo largo de la vida de los españoles y cuándo», concluye el especialista gallego.