31Ene. 06
Los pacientes con esófago de Barrett que han desarrollado una displasia de alto grado pueden beneficiarse de una nueva técnica endoscópica que permite extirpar la zona afectada y no comporta la morbimortalidad de la cirugía tradicional. Se trata de una técnica pionera en España que será implantada en el Hospital del Mar de Barcelona.
El esófago de Barrett es una lesión que requiere de un programa de vigilancia ya que en algunos casos se puede desarrollar una displasia epitelial, y sobre ésta, un adenocarcinoma esofágico.
Precisamente «en pacientes con este riesgo de desarrollar un cáncer o que ya tienen un adenocarcinoma in situ está indicada la mucosectomía endoscópica o resección de la mucosa esofágica», afirma el Dr. Felip Bory, Jefe del Servicio de Digestología del IMAS (Hospital el Mar).
El esófago de Barrett es «la transformación de una parte de la mucosa de la pared interior del esófago en la mucosa que correspondería estar en el estómago», explica este experto. La incidencia no es muy alta ya que el proceso por el que se llega a desarrollar esta enfermedad pasa primero «por la aparición de una hernia de hiato o reflujo gastroesofágico que puede afectar hasta al 30 por ciento de la población», comenta. «De ese grupo, sólo un pequeño porcentaje llegará a tener una inflamación del esófago y de ese porcentaje de inflamación sólo otro porcentaje aún más pequeño llegará a desarrollar un esófago de Barrett», puntualiza el Dr. Bory.
¿En qué consiste la mucosectomía endoscópica?
El problema del esófago de Barret es el riesgo de que a lo largo de la evolución de la enfermedad en algunos casos aparezcan focos de cáncer de esófago. «De ahí la importancia, de realizar un programa de vigilancia para que cuando se de esta situación se pueda actuar en estadios precoces y con los tratamientos más adecuados», insiste.
Cuando se detecta esta displasia del alto grado, la mucosectomía endoscópica permite extirpar la zona afectada sin necesidad de intervención. La resección de la mucosa esofágica «se realiza por vía endoscópica, con una sedación anestésica y permite que en 48 horas el paciente regrese a su casa», explica el Dr. Bory. Las ventajas respecto a la cirugía tradicional son evidentes.
Hasta ahora a estos pacientes se les sometía a una esofagectomía, «una intervención técnicamente importante que requiere un postoperatorio complicado e implica una cierta morbimortalidad», añade.
Al tratarse de una técnica indicada para un número relativamente limitado de pacientes, su implantación no está muy extendida. En Japón, se utiliza para tratar cánceres de estómago y también se ha empezado a utilizar en algunos países europeos como Italia y Holanda.
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