La mujer en la literatura

Los hábitos del deseo y las formas de amar en la modernidad serán algunos de los temas centrales del II Congreso Internacional de Mujeres y Textualidad que tendrá lugar en Barcelona entre los días 22 y 26 de marzo. En esta entrevista Carme Riera, una de las personalidades que participarán en el Congreso, nos habla de cómo se ha representado a la mujer en la literatura, de cómo vive la mujer el amor, así como de las necesidades específicas de la salud en la mujer, entre otros aspectos.

P regunta.- ¿Cuáles son los temas que se van a tratar durante el II Congreso Internacional Mujeres y Textualidad?

Respuesta : Los temas son muy variados porque hay muchas mesas con muchas comunicaciones distintas, pero en principio el congreso se ha centrado sobre los hábitos del deseo, formas de amar en la modernidad. Hay desde aspectos del cine, como amores de película o los estereotipos de la mujer en el cine y la iconografía que se impone, cómo son los aspectos literarios o también cómo funciona el amor pasión en la modernidad y en la posmodernidad. Es decir, diferentes aspectos que involucran a la figura de la mujer.

P.- ¿Cómo vive la mujer el amor?

R: Yo creo que los comportamientos amorosos están cambiando, ahora en el siglo XXI no son lo mismo que en el siglo XIX y, en cierto modo, como dice alguna feminista el amor ha sido el opio de las mujeres. Porque muchas veces hemos sido sometidas por esa concepción amorosa que lo que ha hecho ha sido relacionar a la mujer únicamente con ser buena madre, ser una esposa amantísima y ser una persona que tiene que ver únicamente con los aspectos amorosos y no con el trabajo o la propia creación.

P.- ¿Cómo ha estado la mujer representada en la literatura?

R: Las cosas van cambiando, antes en la literatura el papel de la mujer era un papel subsidiario, un papel de enamorada y muchas veces relacionada con esos aspectos amorosos que decíamos antes. Ahora la literatura está mostrando personajes de mujeres mucho más independientes y mucho más pendientes de las situaciones externas, no del mundo doméstico que era el lugar donde la mujer desarrollaba hasta hace poco únicamente su vida.

P.- ¿Este rol de la mujer es un reflejo de la sociedad?

R: Sin duda. Fue Virginia Wolf la que pedía para la mujer escritora una habitación propia, porque en aquella época la mujer no tenía esa habitación propia que es necesaria para escribir y por tanto también la literatura es un reflejo de la sociedad.

P.- En la literatura ha aparecido en muchas ocasiones la mujer enferma, ¿de qué manera se la ha representado?

R: Pues precisamente el tema de la mesa que yo coordino tiene por título la musa enferma, eso viene del poema de Baudelaire que habla de la musa enferma, pero tiene que ver también con la salud de la mujer en la literatura que muchas veces ha sido representada como un personaje mórbido, tumbado en un diván y eso facilitaba la imaginación del poeta, porque esa mujer en cierto modo dependiente, esa mujer minimizada, esa mujer no combatiente por sus libertades, le venía muy bien. Tanto en el arte, en la pintura, como en la literatura esa mujer que no está en sus facultades más absolutas, que no puede combatir por sus libertades ha gustado mucho.

P.- ¿Hay diferencia en cuanto a las enfermedades que se les atribuyen a hombres y mujeres en la literatura?

R: Hay un aspecto que me gustaría destacar y es que, como recordará, la sífilis fue el sida del siglo XIX. A las mujeres se las acusaba de que eran las grandes transmisoras de la sífilis, era también una enfermedad sexual, de modo que se decía incluso que el sexo femenino era un sexo que llevaba dentro de sí la podredumbre, que llevaba dentro de sí la condena de los hombres. En este sentido las mujeres transmisoras de sífilis eran consideradas de lo más negativo. El otro mal que afectaba sobretodo a las mujeres, como podemos ver por ejemplo en la Traviata, una enfermedad realmente terrible, era una enfermedad que les sentaba en principio bien, porque representaba la palidez, ese aire decadente, cansado, que muchas veces nos presenta el arte y era la tisis.

P.- Frente a una misma enfermedad, ¿por qué se le da a la mujer una imagen de debilidad?

R: Porque es muy interesante que la mujer en relación al hombre, que es el fuerte, el que domina, el que conduce la sociedad, sea un ser subsidiario, sea un ser mucho más débil y por tanto la enfermedad le sienta mucho mejor literariamente y artísticamente. Por eso reivindicaba yo que la musa no tiene que ser precisamente una musa enferma, sino todo lo contrario una musa llena de vida e incluso mejor que musa tiene que ser alguien capaz de crear, no de inspirar.

P.- ¿Tiene también relación la clase social con la enfermedad que se relata?

R: Sí, porque por ejemplo en la cuestión de la sífilis la transmitieron sobretodo las prostitutas. La historia de la prostitución realmente es una historia de degradación de la mujer y ahí se ve muy bien. La tisis era una enfermedad en cierto modo de pobres, pero también afectaba a los ricos. Muchas veces se piensa que la enfermedad es una condena, que es una maldición de Dios y es curioso como esa enfermedad muchas veces acude a aquellas mujeres que utilizan el sexo o bien como una reivindicación de su libertad o bien para poder subsistir, como es el caso de la prostitución.

P.- El hecho de que haya habido pocas escritoras, ha dado una visión de las mujeres hecha por los hombres, ¿qué consecuencias tiene esto?

R: Pues creo que tiene unas consecuencias muy claras. Yo me pregunto si Madame Bovary escrita por una mujer, no es que su autor lo ha hecho mal, pero me pregunto si realmente hubiera descrito a Madame Bovary una mujer o hubiera descrito a Ana Karenina otra mujer, su relación con los hijos creo que habría sido de otro modo. Son estereotipos que los hombres se inventan de las mujeres y que describen a través de la literatura.

P.- ¿Cuáles son los temas que se deben promover para crear un debate social sobre las necesidades específicas de la mujer en salud?

R: Creo que hay que pasar de las palabras a los hechos, en este sentido estamos intentando crear debates, pero lo realmente interesante será cuando los laboratorios farmacéuticos se pongan a investigar de una manera muchísimo más clara y muchísimo más decidida, como están haciendo ahora, sobre temas específicos de la mujer. Tenga usted en cuenta que muchas veces los medicamentos específicos que están destinados a la mujer tienen que ver con la reproducción y en cambio parece que nuestra biología, nuestra fisiología es un tanto diferente a la de los hombres, pero se nos trata con los mismos fármacos, no se han estudiado fármacos específicos que deberían estar.

P.- El estudio Delphi concluye que la mujer debe tener un papel más activo y equitativo en el sistema sanitario, ¿cree que si la mujer no ha tenido este papel es porque no ha querido o porque no la han dejado?

R: Porque no la han dejado, cuando miramos hacia atrás y vemos qué papel ha tenido la mujer en la historia vemos que ha sido un papel subsidiario, que no la han dejado actuar.

P.- Para realizar este estudio se realizó una pregunta básica, ¿qué es lo que le gustaría que ocurriera en los próximos 15 años en relación a la eliminación de las desigualdades de la mujer en salud?

R: Algo relacionado con la mujer y evidentemente con la salud, porque lleva a la muerte, a mi lo que me gustaría más es que desapareciera la violencia de género. Eso me parecería importantísimo, si desaparece la violencia de género habríamos ganado mucho, porque siempre las que pierden son las mujeres. Y en segundo lugar me gustaría que se hicieran estudios más específicos en relación a la salud de la mujer. Y también me gustaría que la mujer, que normalmente es la gestora de la salud familiar, mirara más hacia sí misma e intentara velar por su salud. Muchas veces cuando tenemos referencias de cáncer de mama, que es uno de los aspectos importantes de la salud de la mujer, vemos que no han tenido tiempo de ir al médico aunque hayan encontrado un pequeño bulto en su pecho.