La obesidad como enfermedad crónica

Aunque las sociedades de endocrinología americana y europeas ya empiezan a calificar la obesidad como una epidemia para el siglo XXI, la prevención es posible si se cuenta con el diagnóstico precoz del médico de Atención Primaria.

Es por ello que el doctor Moreno Esteban, jefe de la unidad de obesidad del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, hace hincapié en la importancia de cambiar el concepto de problema estético a problema de salud y no dejar la obesidad en segundo término frente a otras enfermedades. «Si esto fuera así, los endocrinos trataríamos el problema mucho antes y evitaríamos trastornos y enfermedades concomitantes como la diabetes y la hipertensión a los pacientes», añade el doctor Moreno Esteban.

«Todos los países occidentales presentamos una tasa de sobrepeso similar, aunque Estados Unidos está a la cabeza de todos con una tasa de, entre obesidad y sobrepeso, del 70 por ciento de la población», ha declarado el doctor Moreno Esteban. Los países del entorno europeo no se encuentran en una situación mejor, con una tasa del 15 por ciento de obesidad y 40 por ciento de sobrepeso. El doctor Moreno ha realizado estas declaraciones durante el VII Curso sobre Obesidad, factores de riesgo en el que han participado 150 alumnos, entre postdoctorado, médicos de primaria, alumnos de fin de carrera e incluso endocrinos. Los asistentes han debatido sobre los aspectos fisiológicos y clínicos de la obesidad, los aspectos quirúrgicos, el tratamiento integral de esta enfermead o los factores de riesgo, entre otros temas.

Las tasas de sobrepeso de los países occidentales tendrían que bastar a las autoridades sanitarias para considerar la obesidad como una patología similar a la hipertensión y financiar los medicamentos apropiados para combatirla. Aunque el tratamiento contra la obesidad es integral: medicamentos, dieta y ejercicio, «si el obeso no quiere, es imposible hacerle adelgazar», explica el doctor Moreno Esteban.

Con el mismo punto de vista integral se contemplan los factores de riesgo que, por más que obedezcan a tópicos, son auténticos: vida sedentaria, malos hábitos alimentarios (comida basura) y factor hereditario.

La obesidad mórbida ha sido objeto de tratamiento específico en este curso. Recibe este nombre cuando fracasan los tratamientos convencionales -dieta, fármacos, ejercicio- y el Índice de Masa Corporal (IMC) alcanza el 40 por ciento (si supera el 50 se considera extrema o superobesidad). En estos casos, la única solución es la intervención quirúrgica, mediante reducción de estómago e inducción de un síndrome de malabsorción intestinal. Así se consigue una pérdida de 50, 60 y hasta 80 kilos al año, objetivo muy difícil de alcanzar por los medios naturales.