Dentro de dos meses se pondrá en marcha el estudio clínico de la primera vacuna terapéutica para el melanoma. Dicha vacuna, desarrollada por investigadores ingleses, consiste en tomar células del sistema inmune del paciente, entrenarlas en laboratorio y devolverlas al organismo para que busque y destruya las células cancerígenas.
Un grupo de investigadores de la universidad de Birmingham, Reino Unido, está preparando los últimos detalles del estudio clínico de la primera vacuna terapéutica contra el cáncer de piel, que tiene el objetivo de incrementar las autodefensas del sistema inmune. La preparación del estudio les ha llevado dos años y las expectativas son altas, según los autores.
El sistema consiste en extraer células inmunes de pacientes con melanoma, «entrenarlas» en el laboratorio para reconocer las células cancerígenas y atacarlas y devolverlas al cuerpo del paciente. Una técnica en la que trabajan diversos grupos mundiales de investigación y que podría aportar espectaculares resultados en los próximos años. De momento ya hay en marcha estudios que miden la posibilidad de utilizarla contra el cáncer de hígado, próstata, riñón y contra el linfoma.
El estudio de esta vacuna contra el melanoma empezará dentro de dos meses y, de momento, se llevará a cabo en un pequeño grupo de diez pacientes con cáncer de piel y metástasis más allá de la piel. Hasta ahora, los resultados en animales y en células humanas son más que prometedores.
La técnica desarrollada por este equipo del Instituto de Investigación sobre el Cáncer de la Universidad de Birmingham utiliza células dendríticas del sistema inmune, las cuáles juegan un papel clave en la respuesta a la agresión de células extrañas como virus o bacterias.
Primero se identifican fragmentos de información genética de las células tumorales y se incorporan a las células dendrítricas del sistema inmune para que puedan identificar las células a las que deben atacar, devolviéndolas al organismo del paciente. Allí, las células dendrítricas son capaces de transmitir esa información a otras células del sistema inmune, que colaborarán en el ataque al tumor.
Una terapia génica en la que toda la comunidad científica tiene puestos los ojos y que podría dar paso a una nueva de tratamientos no farmacológicos. Si la respuesta en humanos es igual a la conseguida en animales y células, según sus autores, no sólo estaríamos a las puertas de una cura para este tipo de cáncer, sino también a las puertas de conseguir la clave de su inmunización. De demostrarse su eficacia y seguridad, la vacuna no estaría disponible antes de diez años.
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